Pedaleo más de 100 kilómetros para pedir ayuda

Tras el brutal impacto del huracán "Otis", la madrugada del 25 de octubre en Acapulco, Anahí Gatica salió del puerto en bicicleta, y pedaleó unos 135 kilómetros

Aspecto de bicicleta | Agencia Enfoque
Javier Trujillo
Acapulco, Guerrero /

Tras el brutal impacto del huracán "Otis", la madrugada del 25 de octubre en Acapulco, Anahí Gatica salió del puerto en bicicleta, y pedaleó unos 135 kilómetros hasta llegar a Chilpancingo para pedir ayuda.

Aproximadamente a las 02:30 de la madrugada salió de entre los escombros del fraccionamiento Las Playas, en Caleta del Acapulco Tradicional.

Con sólo la lámpara en su casco de ciclista, pedaleó en medio de la oscuridad y conforme avanzaba veía postes, árboles, así como vidrios rotos, y hasta escuchó llantos en las calles y avenidas.

"Fue más lo que caminé aquí en la zona urbana del puerto que lo que ‘pedalié’, ya que era muy complicado salir.
“Así, llegué hasta el Maxitunel y de ahí enfilé por el bulevar Vicente Guerrero, el cuál estaba inundado y había vehículos varados, hasta llegar a la caseta de La Venta en la autopista del Sol. A lo largo del recorrido en la pista también tuve que caminar porque había daños.

"Me ponché cuatro veces, tuve que sortear derrumbes, deslaves, y arroyos, llegando a Tierra Colorada trate de comunicarme, pero ahí no había señal y en Chilpancingo los de la gasolinera me ayudaron", dice al momento en que come tacos de pastor en la Costera Miguel Alemán.

Anahí, cuenta que los empleados de la gasolinera lo vieron tan mal que la ayudaron. Ahí fue que logró contactar a amigos, colegas de profesión y grupos de ayuda con los que regresó al puerto con despensas y la bicicleta que la llevó a pedir ayuda.

Del cansancio, refiere que nunca lo sintió, era mucha la adrenalina que corría por su cuerpo, pero que a pesar de ello empezó a tuitear y conectar a todos sus conocidos para informar lo que había pasado en Acapulco.

Anahí es arquitecta de profesión, maestra en desarrollo sustentable, emprendedora, activista, también ambientalista y una avezada ciclista que con frecuencia participa en grandes recorridos y promueve el uso de la bicicleta.

Dice que aquella noche buscó refugio en el baño del departamento donde vive con su prima Bárbara, ahí escuchó como el viento rompió vidrios, levantó el techo y se llevó todo lo que había en la vivienda.

Al salir en medio de la oscuridad su primera idea fue pedir ayuda, y ya en la calle quedó espantada de lo que había sucedido y conforme avanzaba era de pesadilla lo poco que veía.

Diez días después, considera que en puerto enfrenta un mayor riesgo y una severa crisis ambiental por la deforestación del mayor pulmón que tiene este destino turístico, como el parque Nacional El Veladero del que solo se observan troncos, piedras y pareciera que se quemó toda la flora.

Mientras sus compañeros de Morelos, Ciudad de México y de Chilpancingo anunciaron que habrá de seguir fluyendo la ayuda para los damnificados por uno de los fenómenos meteorológicos más destructivos de los últimos 50 años en Guerrero.

De familiares y amigos, asegura que todos ellos se encuentran bien, ya que la mayoría vive fuera de la entidad.


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