Filtraciones, sentencias polémicas, supuestas intromisiones en la autonomía de los partidos, diferencias con el INE, fracturas internas y una aparente sumisión a la 4T, conforman el escenario en el que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) deberá renovar su presidencia con fecha límite al 4 de noviembre próximo.
La actual presidencia de Felipe Fuentes Barrera llega a su recta final desgastada y con acusaciones de cercanía con la llamada “Cuarta Transformación”. Quien ocupe su lugar tendrá en sus manos la dirección de las controversias que surjan, no solo en el proceso electoral más grande de la historia del país en el 2021, sino rumbo a la renovación presidencial en 2024.
Hasta ahora, suenan como interesados en participar en la renovación de la presidencia: Indalfer Infante González, Felipe De la Mata Pizaña y el propio Fuentes Barrera en una posible reelección, lo que tendrá que definirse en una sesión privada a más tardar el 3 de noviembre, pero que prevé que difícilmente, se logrará un acuerdo unánime.
Una renuncia en un campo de guerra
El campo de guerra entre las y los magistrados comenzó en 2018, cuando Janine Otálora como presidenta de la Sala Superior desempató la votación a favor de ratificar el triunfo de Martha Érika Alonso como gobernadora de Puebla, apenas 14 días antes de que perdiera la vida junto con su esposo al desplomarse el helicóptero en el que viajaban.
En ese momento, el magistrado José Luis Vargas acusó públicamente que Otálora debía presentar su renuncia, pues eran evidentes las inconsistencias en esa elección. Incluso, la acusó de ceder a presiones externas. A ello se sumó el propio presidente Andrés Manuel López Obrador, quien con solo una semana en el cargo, acusó que se trataba de una decisión por demás injusta.
Ahí se consolidó un bloque en contra de la magistrada que la llevó, primero, a replicar las acusaciones en redes sociales y pedir que se presentara una denuncia formal con las pruebas correspondientes ante estos dichos, y segundo, a finalmente presentar su renuncia un mes después.
Otálora dejó la presidencia en 2019 tras ser electa por unanimidad en 2016 por un periodo de cuatro años y con varias sentencias polémicas durante ese periodo, pues además de la relacionada con la elección de Puebla también hubo inconformidades cuando acordaron no anular las elecciones de Coahuila, a pesar de que existían pruebas para acreditar que el actual gobernador, Miguel Ángel Riquelme, había rebasado el tope de gastos de campaña; o avalar que el actual gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón El Bronco, apareciera en la boleta; o, incluso, el dejar pasar el fideicomiso “Por los Demás”, que Morena creó luego del sismo de 2017.
La Sala Superior, entonces, eligió al magistrado Felipe Fuentes Barrera como su nuevo presidente para concluir lo que restaba del periodo de Janine, el cual vence este 4 de noviembre.
Pero los bloques que la renuncia de Otálora dejó, persisten hasta hoy y se hacen evidentes . Con indirectas de unos contra otros durante las sesiones, con votos en contra de los proyectos de los grupos contrarios e incluso descalificaciones del trabajo realizado en éstos, o acusaciones de exceso de facultades por un lado y autorías de filtraciones de documentos internos por el otro.
Fuentes Barrera, presidencia polémica afín a la 4T
La presidencia de Fuentes Barrera no ha sido menos polémica, incluso, se ha llegado a acusar al magistrado presidente de escuchar a los operadores de la llamada “Cuarta transformación” en temas como la renovación de la dirigencia de Morena.
Apenas hace unas semanas, en medio de la controversia que generó ordenarle al INE renovar la presidencia de ese partido, lo que los propios consejeros electorales calificaron como una intromisión ilegal a la autonomía de esa fuerza política y que generó una ruptura más,; la magistrada Janine Otálora junto con el magistrado Reyes Rodríguez Mondragón enviaron un escrito a Fuentes Barrera en el que lo acusaron de exceder sus facultades y manipular las fechas para resolver las impugnaciones sobre el asunto.
Detallaron que las impugnaciones se pospusieron por decisión unilateral, por lo que “definir la urgencia de la resolución de los casos a partir de criterios no objetivos o inconsistentes, puede generar la percepción de que este Tribunal resuelve de forma estratégica, acelerando o retrasando la definición de situaciones relevantes en vez de desempeñar su rol de árbitro”.
Después, al difundirse el anteproyecto del magistrado presidente en el que planeaba detener la encuesta de Morena y posponerla hasta 2021 para dejarla en manos del partido, Otálora y Rodríguez Mondragón también expusieron una serie de incongruencias e inconsistencias en las que el TEPJF estaba cayendo en este tema.
Otálora y Mondragón crearon un bloque que prácticamente siempre va de la mano en la aprobación o negativa de las sentencias, contrario al grupo de Fuentes Barrea, quien tiene como principal aliado a José Luis Varas Valdés, quien continúa lanzando críticas directas a Janine. Como en el proyecto para retirarle el registro al Partido Encuentro Solidario que calificó como un trabajo “de escasas nueve páginas a doble renglón, sin un análisis exhaustivo”.
En este mismo bloque se suman Mónica Soto Fregoso y Felipe de la Mata Pizaña, quien hace unos días compartió una fotografía con su tocayo para reconocerle el liderazgo al frente del TEPJF.
“Estimado amigo, @FfuentesBarrera estoy convencido que eres un gran presidente de esta casa de la justicia electoral mexicana y que hoy el TEPJF es una institución más sólida que hace 2 años que iniciaste tu exitosa gestión. Gracias”, escribió.
Mientras que el magistrado Indalfer Infante González ha emitido votos tanto a favor como en contra de un grupo y de otro, sin mostrarse abiertamente fiel a uno de los dos bandos.
ledz