El presidente Andrés Manuel López Obrador impuso la cuarta transformación en la historia de México. Y el general Luis Rodríguez Bucio, responsable de la Guardia Nacional, fue el encargado de darle rostro.
A diferencia de la Independencia, la Revolución y la Reforma, de las que se habla por sus resultados, la llamada cuarta transformación se hizo presente en el desfile militar del 16 de septiembre como un hecho histórico a tan solo nueve meses de haber iniciado.
Bucio plantó cara al frente de la cuarta transformación y desfiló junto a los personajes que se llevan los honores en estos festejos: el cura Hidalgo, Josefa Ortiz de Domínguez, Morelos, Madero, Benito Juárez y Lázaro Cárdenas.
Así se vivió el desfile del 16 de septiembre. El primero del gobierno de López Obrador en el que como en todo, buscó darle su sello.
Los contingentes comenzaron y se hicieron presentes los personajes que han escrito el pasado de nuestro país. Esos que aparecen en los libros de texto de las escuelas y que los niños se deben memorizar como los héroes que nos dieron patria.
Pero este año algo cambió. Apareció la cuarta transformación como algo nuevo por contar. El nombre de la Guardia Nacional se pronunció con júbilo y un montón de soldados aparecieron marchando con una sincronización perfecta y entonando, por primera vez, el himno de este nuevo cuerpo de seguridad que destaca que son “parte del pueblo que la patria concedió para defender”.
Marchaban frente al Presidente que los veía desde el balcón presidencial con rostro serio, pero lleno de orgullo y coreaban uno tras otro: “Símbolo de lealtad, es confianza y esperanza de mi México y por eso ha de actuar con orgullo y valor esta Guardia Nacional. La justicia y la paz llevo por lema en mi ser, como el que jura a la patria defender, siempre estoy dispuesto a mi vida ofrecer si con ello logro ya tu vida proteger”.
Luego, vino la representación de la primera decisión contundente que tomó el gobierno lopezobradorista: el combate al huachicol.
Aunque pareciera difícil de creer, un contingente se dedicó a mostrar las acciones que los elementos de las fuerzas armadas y la Guardia Nacional realizan desde diciembre pasado para controlar el robo de combustible en todo el país. Explicaron que seis mil 596 elementos de las fuerzas armadas proporcionan seguridad a instalaciones y ductos de Pemex, que vigilaron mil 756 kilómetros de ductos de distribución y reguardaron 122 instalaciones de Pemex.
Mostraron cómo llega el combustible desde las instalaciones de Pemex hasta los ductos que son ordeñados por los huachicoleros, y en una segunda unidad mostraron las labores de seguridad y reparación de ductos paso a paso: cómo se resguarda, en qué momento se cierra el paso de combustible, cómo se contiene la fuga con el equipo adecuado para casos de explosión y cómo se aplica la soldadura para que pueda volver a entrar en funcionamiento. Además de una representación de las aeronaves no tripuladas que ayudan en este plan y las famosas pipas que se compraron con urgencia en Estados Unidos sin la vigilancia de la ONU, como se prometió. También hubo alusión a los que luchan contra el sargazo en las playas.
Este fue el primer contingente al que el Presidente le aplaudió desde el balcón presidencial, dejando de lado la pose institucional que mantuvo frente a las fuerzas armadas.
Después, vino la representación de otra de las decisiones más polémicas del gobierno de López Obrador: la construcción del Aeropuerto Internacional de Santa Lucía Felipe Ángeles. Y aunque no se hizo alusión a la cancelación de las obras del NAIM en Texcoco, desfiló el cuerpo de ingenieros de la Sedena que se encargarán de tener listo en 2021 el nuevo aeropuerto.
Desde el balcón central de Palacio Nacional, al lado de su esposa Beatriz Gutiérrez Müller y con la ausencia de sus hijos, contrario a lo que sucedía en otros gobiernos, López Obrador no dejó de sonreír cuando comenzaron a desfilar las representaciones de sus programas sociales. Esos que presume un día sí y el otro también.
Participaron 24 beneficiarios del Programa para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores, el programa emblema de López Obrador que inició cuando era jefe de Gobierno y que ante el éxito, los gobiernos federales tuvieron que aplicarlo en el resto del país, pero con la mitad de los beneficios y que ahora, desde la Presidencia de la República ha homologado en todo México.
También desfilaron nueve jóvenes del programa Jóvenes Construyendo el Futuro mostrando diferentes empresas y talleres en las que se capacitan; así como 40 niñas y niños beneficiarios de becas o pensiones para aquellos que tienen alguna discapacidad.
Mientras que en otro de los carros alegóricos se montó una especie de campo para mostrar el programa de Sembrando Vida, con el que López Obrador pretende detonar el desarrollo de la zona sur-sureste del país.
Y en otra unidad, el cambio que se dio a la zona penitenciaria de las Islas Marías, que se convirtió en un espacio ecológico que lleva por nombre “Muros de agua José Revueltas”.
El Presidente y su esposa se emocionaron con las representaciones de los estados en los que apareció una unidad con un grupo de personas de cada entidad federativa que mostraba sus principales tradiciones y culturas. Tabasco, sin duda, fue el que más satisfacción dio al mandatario.
Al término del desfile, en el que nuevamente no se instalaron filtros de alta seguridad, retiraron las vallas y decenas de personas corrieron al pie del balcón para saludar a López Obrador, a quien le coreaban “¡sí se pudo!, ¡es un honor estar con Obrador!” y le pedían que bajara a saludarlos.
El Zócalo capitalino resonó con el “Cielito lindo” y el Presidente no podía contener la emoción. Sonreía, agradecía y mandaba abrazos a quienes no paraban de mostrarle su apoyo en estas fiestas patrias en las que la cuarta transformación llegó para quedarse.
Informe oficial.
Marino accidentado evitó riesgo mayor para asistentes y compañeros
El elemento de las fuerzas especiales que se accidentó durante el Desfile Militar tomó la decisión de utilizar una zona de aterrizaje alterna al Zócalo capitalino para evitar poner en riesgo la vida de otros paracaidistas o asistentes, informó la Secretaría de Marina.
“El segundo maestre Valente Mateo Hernández realizó un ejercicio de infiltración a gran altura, en el cual al momento de llevar a cabo su aterrizaje frente a Palacio Nacional, basado en su adiestramiento especializado y derivado de los cálculos de espacio y maniobra, tomó la decisión de usar una zona de aterrizaje alterna, esto con el fin de evitar poner en riesgo la vida de otros paracaidistas o inclusive de los espectadores, acción que le provocó lesiones físicas”, indicó la dependencia naval.
El marino de manera inmediata fue trasladado al Centro Médico Naval, donde está siendo atendido, reportándose en estado de salud estable, con diagnóstico al momento de traumatismo craneoencefálico leve, herida de nariz y probable fractura de tobillo.