La hazaña política de detentar mayoría calificada (334 curules) no ocurre desde mediados de los años ochenta, cuando el PRI obtuvo esa meta en el sexenio de Miguel de la Madrid.
Para conseguir el llamado Plan C, el partido en el poder tiene que recuperar el control de las diputaciones federales perdidas durante las elecciones de 2021, sobre todo en entidades clave para el obradorismo como los son Ciudad de México, Estado de México y Michoacán, donde perdieron 30 curules de mayoría relativa.
Para cumplimentar el Plan C, delineado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, la coalición gobernante deberá conseguir cuatro curules más que en 2018 (330) o 59 asientos extras de los obtenidos en 2021 (275).
Para ello, los operadores de Morena y sus aliados del Partido del Trabajo (PT) y del Verde Ecologista de México (PVEM) tienen que mejorar su rendimiento en las zonas urbanas de estados estratégicos como Puebla, Colima, Zacatecas e Hidalgo, pues la oposición logró arrebatarles diputaciones que se habían ganado en los comicios federales de 2018.
Además de dominar las urnas como primera fuerza, los estrategas de la 4T deberán calcular los sistemas que les permitan acceder a un considerable número de diputaciones de representación proporcional con el fin de llegar a la cifra de 334 curules necesarios para modificar la Constitución sin necesidad de cabildear con partidos opositores como el PRI o el PAN.
En cuanto al Senado, Morena y sus aliados deberán conseguir 86 de los 128 escaños para aprobar reformas constitucionales. Actualmente cuentan con 76 senadores, por lo que deberán sumar una decena en 2024.
Los registros del Instituto Nacional Electoral (INE) revelan que en el Estado de México fue la entidad donde la 4T perdió más curules, pues de tener 37 diputaciones de mayoría relativa en 2018, para el 2021 sólo consiguieron 24; lo cual representó una reducción de 35 por ciento en su fuerza legislativa.
En la Ciudad de México, considerada como el bastión histórico del obradorismo, los morenistas experimentaron en 2021 una de las mayores derrotas desde que la izquierda gobierna la capital del país, pues únicamente consiguieron 12 curules federales de mayoría relativa y dicha cifra representó una reducción de 11 diputaciones con respecto a lo conseguido en 2018.
Con la finalidad de que este escenario no vuelva a pasar, el presidente nacional de Morena, Mario Delgado, anunció el 15 de mayo pasado que su partido desplegará su fuerza política en la capital del país para impulsar el Plan C, pues espera que la “vanguardia” de la militancia en Morena “la ponga la Ciudad de México y que se mantenga siempre ese liderazgo”.
En Michoacán también se presentó una caída importante en el número de diputaciones alcanzadas, pues de obtener 10 curules de mayoría relativa en 2018, para 2021 los representantes de Morena y sus aliados sólo retuvieron cuatro; es decir, perdieron el 60 por ciento de las curules.
“Carro completo”
La apuesta presidencial de conseguir el “carro completo” en la Cámara de Diputados representa una lucha contra la historia moderna, pues éste panorama no ha ocurrido desde la década de los 80, y lo más cerca que se ha estado de una mayoría calificada se presentó en 2018, cuando Morena obtuvo 252 curules, pero logró construir una mayoría artificial con el apoyo de sus aliados: PT (44), Encuentro Social (23) y PVEM (11), para sumar 330 asientos. Aun así, la alianza gobernante tuvo que cabildear con legisladores de oposición para alcanzar los 334 votos necesarios y así realizar reformas consitucionales.
La última vez que el Congreso estuvo bajo el control absoluto de un partido político se dio en 1985, durante la segunda mitad del sexenio de Miguel de la Madrid, cuando San Lázaro se conformaba por 400 diputados federales, de los cuales el PRI tenía 289 legisladores electos en las urnas. Los 111 diputados de oposición fueron designados mediante la fórmula de representación proporcional.
En el Senado, el dominio priista se prolongó hasta el gobierno de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), pues controlaban 95 de los 128 escaños, con lo que pudieron encabezar un bloque unánime a la hora de votar nuevas leyes.
Los sucesores de Salinas ya no tuvieron mayoría calificada en la Cámara de Diputados.
El PRI de Ernesto Zedillo obtuvo 240 curules para el periodo 1997-2000. Vicente Fox consiguió 207 diputados federales azules en la primera mitad de su sexenio y 151 en la segunda parte.
Ante las dificultades para aprobar leyes estratégicas, en aquellos años el gobierno federal acuñó una campaña a la que denominó “quítale el freno al cambio”. Felipe Calderón comenzó con 206 legisladores panistas y terminó con 143.
El retorno del tricolor al poder presidencial tampoco implicó mayoría calificada para el partido en el poder. Enrique Peña Nieto pasó de 212 a 205 diputados federales priístas entre su primer periodo y su segunda etapa.
Pese a que la historia juega en contra de los planes del presidente Andrés Manuel López Obrador, para el director del Laboratorio Electoral, Arturo Espinosa, las posibilidades de que se materialice el Plan C son reales, pues al ir en coalición Morena, PT y PVEM pueden librar ciertos candados que deben cumplir cada partido.
“El escenario de que se concrete el Plan C es muy posible, sobre todo cuando se usa la fórmula de coalición, porque la suma de votos que alcanzan los tres partidos es independiente a las fórmulas y candados que aplican para cada uno por separado”, explicó Espinosa.