El Presidente está regresando al país a la década de los 70: Mauricio Tenorio

Tragaluz con Fernando del Collado

El docente afirma que la historia en nuestra vida pública ha sido la gran prostituta que usan y abusan, asegura que al poder le huye y considera que Andrés Manuel López Obrador es un viejo priista de Tabasco.

Considera que Andrés Manuel López Obrador es un viejo priista de Tabasco. (Ariana Pérez)
Asegura que al poder le huye. (Ariana Pérez)
El docente afirma que la historia en nuestra vida pública ha sido la gran prostituta que usan y abusan. (Ariana Pérez)
“Por su falta de humor reconozco a un demagogo”. (Ariana Pérez)
Ciudad de México /

Como ningún historiador. Es único. Señero. Aunque comparte algo de los rasgos del filósofo, poeta, artesano; poco más de científico. Y mucho de humor e imaginación.

¿Qué va haciendo este Tenorio que aquí tenemos?

En trashumar ciudades, caminar calles y dar clases, se me va la vida.

¿Qué tipo de historiador se empeña?

Un historiador que se ocupa minuciosamente del pasado, pero siempre con ecos en el presente y, como decía San Agustín, sembrando el polen del futuro.

¿Académico aburrido?

¡Muy aburrido!

¿Como el aceite de hígado de bacalao?

Como el aceite de hígado de bacalao pero también nutriente.

¿Asocial?

Sí.

¿Metódico?

En lo que escribo, no como vivo.

¿Tímido?

Sí.

¿Guajiro?

Sí, muy guajiro.

¿Y sigue sin tener héroes?

Sigo, aunque cada día más siento la necesidad de empezar a ser héroes a grandes pragmáticos de la historia, pero todavía no tenemos el vocabulario para hacer, de los hijos de mala madre, un héroe.

¿Qué intelectual es frente al poder?

Yo soy uno que vive en voz pasiva frente al poder.

¿Al poder lo respeta o le teme?

Le huyo.

¿Qué le envidia?

En realidad, nada.

¿Lo sabría usar?

No.

¿Qué es lo que ahora mismo le gustarían que pusieran atención?

En dos cosas fundamentalmente: la necesidad de ver hacia afuera y localizar a México en el mundo y darse cuenta que lo que estamos viviendo no es este ranchito, este provincialismo y; en segundo lugar, la gran desigualdad y la gran necesidad de una revolución educativa en México que nadie se atreve hacer y nadie ha invertido.

¿Obsesivo?

Mucho.

¿La palabra más esperanzadora?

Ensimismamiento.

¿La más absurda?

La fama.

¿Alguna palabra para nuestras nuevas inteligencias?

¡Cuídense del poder, cuídense! Tengo la impresión que el ambiente mexicano en todos los campos tiene una gran capacidad de seducción. Muy pronto todos llegan a la cúspide y después ya nadie se entera de que el rey está desnudo.

¿Esas inteligencias llegan vivas e imaginativas?

No. Para llegar tienen que matar la imaginación y lo hacen muy bien.

¿La comentocracia es historicista?

Es todóloga, lo de menos si es historia o ciencia política, corte y confección, o futbol.

¿Es histérica?

Profundamente hiperbólica, de mecha muy corta, pero ante todo, es alérgica a decir de eso no sé.

¿Es histérico el resentimiento al que convocan?

Sí y no. Tengo la impresión que alguien manda unos telegramas y dice “ahora los vamos a espantar” y uno no entiende porqué se están espantando. A mí me gustaría que mandaran el memo y me dijeran porqué vamos a estar espantados cada semana.

¿La sátira anda a su libre carcajada?

No, en la comentocracia no hay grandes humoristas, son demasiado solemnes.

Por cierto, ¿a la política hay que defenderla?

Sí, es el terreno para encontrarse.

¿Cuál es su mayor virtud?

Ser una especie de purgatorio donde los buenos y los malos podamos estar.

¿Cómo recuperamos la confianza en la política?

Haciéndola.

¿La historia de qué ha servido a nuestra vida pública?

La historia en nuestra vida pública ha sido la gran prostituta que usan y abusan.

¿La historia es mezquina?

La historia siempre acaba mal. La historia no es un dechado de virtudes, pero es un terreno para reinventarse también en el presente, en cada momento.

¿La historia es demócrata?

No.

¿Republicana?

No.

¿Usted es demócrata o republicano?

¡Yo soy de Michoacán!

¿Qué es ser estadounidense hoy?

Una forma moderna de ser, cada quien es estadounidense como puede y le es posible. Por otra parte, es una manera de mantener valores universales al mismo tiempo que con las cosas más horrorosas y reaccionarias del mundo.

¿Y qué es lo mexicano en Chicago?

Lo mexicano en Chicago es la otra mitad de Estados Unidos que nunca ha reconocido. Chicago es una ciudad mexicana. La historia norteamericana es muy mexicana y la historia mexicana es muy norteamericana. Pero es difícil sostenerlo en ambos lados.

¿Y cómo entender lo que está pasando en Estados Unidos?

Ha sucedido una gran glaciación político cultural en occidente hace unos 15 o 20 años y estamos viviendo los ecos de ello.

¿Trump?

Trump es la punta del iceberg. Desafortunadamente es tan vociferante que atrae toda la atención, pero Trump es solo un síntoma.

¿Se reelige?

Temo mucho a que sí.

Vuelvo, ¿al poder hay que vigilarlo o soltarlo?

Hay que vigilarlo, pero también hay que vigilarse uno contra el poder.

¿La historia está escasa de noticias?

No, hay demasiadas noticias en la historia, el problema es que suceden tan simultáneamente que es muy difícil escucharlas.

¿La historia está urgida de vendettas?

No.

¿La historia dejó de tener memoria?

No. Los historiadores estamos abusando de la posibilidad de hacer justicia con la memoria, pero la historia en sí no tiene necesidad de hacer justicia con la memoria.

¿Y la posverdad?

La posverdad es una especie de encanto colectivo. Uno no sabe cómo inicia, pero lo más difícil es saber cómo la pagamos.

En fin, ¿de qué hablamos cuando hablamos de México?

Para mí, hablar de México es una gran preocupación, tristeza… y a pesar de todo lo que pasa, siempre vuelvo.

¿Ha llamado a darle un nuevo sentido de orgullo histórico el de ser mexicano?

Sí, el problema es que tiene que ser un orgullo no basado en el accidente de haber nacido mexicanos, sino reconocer la mexicanidad como una forma de ser con el mundo moderno y como parte de este entramado que sucede a diario y que desafortunadamente en México padecemos de vivir política y culturalmente aislados. 

¿Y ya llega septiembre?

¡Ya llega, sí!

¿La historia de hoy la ha de escribir AMLO?

Sí… si sabe escribir.

¿Qué país está construyendo el Presidente?

Tengo la impresión de que está regresando un país de la década de los setenta. Un déjà vu, un regreso al desarrollo estabilizador, al nacionalismo revolucionario.

¿Con nuevos elementos religiosos?

Sí, es una cosa muy rara porque es la primera vez que el nacionalismo revolucionario viene con el crucifijo.

¿Está en riesgo el Estado laico?

El Estado laico vs las iglesias no, pero el Estado laico vs una cultura religiosa, sí.

En fin, ¿ya está entendiendo qué es eso de la Cuarta Transformación?

No, yo no entiendo nada.

¿Se puede lograr por decreto?

No. Confundir la 4T con las verdaderas transformaciones, es como llamar a la especie de los reptiles lagartija y a la lagartija el reptil.

¿Eso sí que es humor?

Sí, pero mientras sea involuntario es bueno.

¿Entonces, qué está resultando AMLO?

AMLO es un viejo priista de Tabasco.

¿Y llega septiembre?

¡Llega!

¿Los mismos gritos?

Los mismos gritos…

¿El mismo mito presidencial?

No, mucho más reforzado.

¿Cómo llegamos entonces a septiembre?

Llegamos sin una respuesta al mundo ni siquiera a la situación de Estados Unidos. Y con un gran experimento de destrucción de los amarres del Estado que puede resultar muy complicado.

Por cierto, ¿qué ciudad le habla hoy?

La Ciudad de México, Berlín y Barcelona.

¿Qué ecos resuenan en esta ciudad?

Siempre el mismo caos, tragedia y reconstrucción.

¿Monumentos mancillados?

Sí, pero siempre en reinterpretación. Y eso es lo que ilusiona a cada monumento amancillado: siempre aparece de nuevo una nueva capa de la ciudad.

¿Qué odios la definen?

El odio más grande de la ciudad es la terrible desigualdad, el terrible desprecio al caminante. Caminar significa ser pobre, el peatón: un gran desprecio de clase.

¿Qué mujeres la gobiernan?

La mujer que gobierna la Ciudad de México es la terrible desigualdad.

¿Qué machos la violentan?

Siento una gran violencia en la forma en que está organizada, en el tráfico. Todo es profundamente duro y macho en la calle. No es una ciudad generosa con las mujeres.

Regreso: ¿el gobierno de AMLO busca la paz?

Sí… si la paz logra darle lo que busca.

¿Hay alguna semejanza con la paz de 1876?

No. AMLO no tiene miedo del caos. No tiene memoria de la violencia. Si la tuviera, sería más cuidadoso en polarizar a la sociedad.

¿La histeria es contagiosa?

Sí.

¿Viene una reconciliación interesada?

No lo sé. El juarismo de AMLO siempre me recuerda el danzón de si Juárez no hubiera muerto todavía viviría y todavía sería presidente: eso es lo que me preocupa.

¿Revocación de mandato?

¡Si Juárez no hubiera muerto todavía sería presidente!

En fin, ¿una paz impuesta?

Ya no existe la paz. Hace mucho que como sociedad vivimos de una constante violencia que nuestros abuelos y mis padres no vivieron, pero todavía no lo declaramos una guerra.

¿Estado fallido?

No, estado muy débil.

¿Negociar con el crimen organizado ya es la capitulación del gobierno?

Si el gobierno con trabajos se organiza, ¿cómo va a estar tan organizado el crimen?

¿Debe pactar?

No, no hay que pactar.

Don Mauricio, ¿sabe reconocer a un demagogo?

Sí, por su falta de humor los reconoceréis.

¿El demagogo opera por el carisma y no por la experiencia?

Sí, y sobre todo por el cero o uno. No hay mitades.

¿AMLO es demagogo?

Sí.

Nos vamos, ¿qué hay que celebrar este septiembre?

¡Que todavía no pasa nada!

  • Fernando del Collado

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