Este miércoles se cumplieron 56 años de la masacre cometida en contra de los estudiantes que se manifestaron en la Plaza de las Tres Culturas, ubicada en Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968.
Por ello, la presidenta Claudia Sheinbaum ofreció una disculpa pública tanto a los familiares de las víctimas, como a los sobrevivientes del movimiento, en la primera edición de La Mañanera del Pueblo.
La mandataria enfatizó que para ella era una obligación realizar dicho acto simbólico, ya que su madre, Annie Pardo Cemo, fue participe del movimiento cuando ejercía su labor como profesora del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
“Personalmente, para mí, es una obligación el día de hoy, he dicho en otras ocasiones que soy hija del 68, mi madre participó en ese movimiento estudiantil, era profesora del Instituto Politécnico Nacional, ella participó en todo el movimiento como profesora, ayudando a los estudiantes, después fue expulsada del Politécnico Nacional por haber participado”, subrayó.
Asimismo, Rosa Icela Rodríguez, actual titular de la Secretaría de Gobernación, recordó que los objetivos que tenían las movilizaciones estudiantiles a lo largo del entonces Distrito Federal eran la justicia, la democracia y la libertad, mismos que fueron reprimidos, dijo, por el ex presidente Gustavo Díaz Ordaz.
“Hace 56 años, en la Plaza de Tlatelolco, después de un movimiento estudiantil, que lo que pedía era libertad, democracia, libertad de los presos políticos, fue perpetrada una de las mayores atrocidades que se vivió en México en la segunda mitad del siglo XX, ordenada por el entonces presidente de la República, Díaz Ordaz", mencionó.
No obstante, este acto simbólico resignifica algo más allá de unas simples palabras de disculpa, pues reconoce la injusticia de los hechos y busca dignificar a las víctimas, haciendo una aceptación inequívoca de la verdad.
¿Qué representa una disculpa pública?
La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) estipuló en 2021, a través de su jurisprudencia, cinco tipos de medidas de restitución para la reparación de daños a todas aquellas personas que hayan sido víctimas de violaciones a sus garantías individuales por parte de funcionarios públicos.
La lista está conformada por medidas de restitución, rehabilitación, compensación, garantías de no repetición y, por último, de satisfacción, en la que se encuentra la disculpa pública como un acto simbólico para la reparación de daños inmateriales, en la que la autoridad se ve obligada a reconocer su responsabilidad.
De igual manera, es importante mencionar que este acto está orientado principalmente a dignificar a las víctimas, promoviendo un reconocimiento de compromiso público por haber ocasionado de manera directa las violaciones o por no haber brindado una protección adecuada.
Por otra parte, cabe destacar que la necesidad de una disculpa pública se basa en la causa social y política de los hechos que han denigrado a las víctimas, obteniendo un gran valor por la aceptación de los hechos deplorables en que incurrieron los funcionarios públicos involucrados.
¿Qué elementos debe contener una disculpa pública?
De acuerdo con la Gaceta de Derechos Humanos, publicada por la Comisión Nacional de Derechos Humanos, la realización de dicho acto simbólico debe cumplir con un protocolo, en el cual se establece lo siguiente:
- Se debe indicar que se trata del reconocimiento de la responsabilidad por violaciones graves a los derechos humanos; sin que tenga índole político alguno.
- Indicar el desagravio a la memoria de quién o quiénes cometieron las violaciones.
Es necesario realizarla en el idioma y/o lengua que sean necesarios para su cabal comprensión.
Se estipularán las violaciones a los derechos humanos perpetrados por la autoridad involucrada.
Establecer el compromiso por parte de la autoridad responsable de que los hechos no se volverán a repetir.
¿Qué establece la disculpa pública emitida por Claudia Sheinbaum?
El pronunciamiento hecho por Rosa Icela Rodríguez, y la Presidenta de México, que se encuentra publicado en el Diario Oficial de la Federación, establece que a pesar de las estrategias gubernamentales emitidas en su momento para descalificar el movimiento estudiantil, afirmando que se trataba de una conspiración comunista, se terminó imponiendo la verdad.
"Que no obstante las estrategias gubernamentales desplegadas a fin de imponer en el imaginario colectivo la tesis de que los responsables de la matanza eran los líderes estudiantiles, quienes supuestamente formaban parte de una conspiración comunista de carácter internacional, la verdad finalmente se impuso y brilló con toda luminosidad por la persistencia de las víctimas y de la sociedad", detalla el documento.
Además, se explica que para contribuir a la verdad y la preservación de la memoria histórica en torno a la masacre del 2 de octubre, el Estado mexicano ha decidió expedir por primera vez un reconocimiento político y formal en el que asumen la responsabilidad de los actos cometidos.
"En nombre y representación del Estado mexicano, el Ejecutivo federal a mi cargo se compromete a garantizar la no repetición de atrocidades como a las que se refiere el presente acuerdo; actos de represión, actos de privación ilegal de la libertad, uso de las fuerzas armadas contra la población, utilización de cárceles clandestinas, desapariciones forzadas, torturas u otros tratos crueles, inhumanos o degradantes, o a la anuencia del Estado para destruir o exterminar a un grupo de la población mexicana".
Finalmente, el documento detalla que las fuerzas armadas no volverán a ser utilizadas para reprimir al pueblo mexicano.
"En mi calidad de comandanta suprema de las fuerzas armadas asumo el compromiso solemne y giraré las correspondientes órdenes formales para que sus estructuras y elementos nunca más sean utilizados para atacar o reprimir al Pueblo de México", concluye el acuerdo.
Puedes consultar el documento completo HACIENDO CLICK AQUÍ.
ARR