Con más de nueve años en instituciones de emergencia, Monserrat Guadalupe Salazar Flores, asistente operativa en Bomberos Nuevo León, aseguró que al nacer su hijo Samuel, la vida le cambió de manera radical.
Y aunque reconoció que la cuestión laboral es más difícil ya con hijos, su niño ha sido el motor para crecer, salir adelante y convencerse de que querer es poder, y se puede.
“Soy mamá de un hermoso niño que se llama Samuel, y está por cumplir siete años el 11 de junio.
“Cuando nace Samuel cambia radicalmente mi vida, fue algo no esperado, pero sin duda, lo mejor que me ha pasado en la vida”, dijo.
A sus 26 años cumplidos, Salazar Flores añadió que la parte más difícil está en la toma de decisiones, las cuales, en su caso, comentó, las realiza pensando primero en su bebé que en ella misma.
“Definitivamente es cierto cuando dicen que ya con hijos es más difícil, pues ya alguien más depende de ti, y ya el tomar una decisión, yo en lo personal, primero pienso en él y luego en mí”, señaló.
Aunque se convirtió en madre muy joven, destacó, eso no fue motivo para truncar sus sueños. Al contrario, esa nueva etapa de la vida la llevó a prepararse aún más académica y profesionalmente, para que su hijo tuviera una mamá que fuera ejemplo.
“Es mi motor, mi vida, mis ganas de seguir, pues ya con él empecé mi carrera, ya soy abogada; con él hice mi especialidad, tengo dos diplomados; con él hice otra técnica, con él estoy haciendo mi maestría, con él he subido en puestos laborales.
“Quería que Samuel tuviera una mamá ejemplo, una guía de que querer es poder y lo he logrado hasta ahorita, y vamos bien los dos”, enfatizó.
En todas las instituciones que ha estado, expresó, la mayoría son hombres, por ejemplo, en Bomberos Nuevo León “solo hay cinco mujeres y 150 hombres”, sin embargo, eso no ha sido problema porque ha logrado trabajar en equipo y dejar muy clara esa línea de respeto con los compañeros.
Sin duda que una parte fundamental para su vida como mamá, precisó, es el manejo del tiempo y poder destinarlo a las relaciones más importantes: con ella, con la familia, con el trabajo.
“Con Samuel disfruto todo, tratamos de empatar actividades, tengo la fortuna de que lo puedo llevar al colegio, vengo a trabajar, regreso por él, lo llevo a su entrenamiento (de futbol americano) a Vaqueros en (la colonia) Linda Vista.
“Yo siempre he dicho que querer es poder, y se puede. Yo tengo tiempo para mí, como mujer; tengo tiempo para Samuel, como mamá; tengo tiempo para trabajar, tengo tiempo para seguir estudiando, entonces todo se puede”, remató.
En cuanto a lo que Samuel le ha enseñado, aseguró, es que es un niño “súper aferrado a la vida”, esto tras un diagnóstico negativo cuando tenía cuatro años de edad.
“Lo más difícil (de ser mamá), ¡Ay!, yo siempre he dicho que un niño duele todo el tiempo, duele cuando estás embarazada, duele cuando nace, duele al saber que le pasó algo, cómo está, el mayor reto para mí es estar tranquila, ser consciente y madura en la toma de decisiones”, puntualizó.