Soy regidor, estilista y gay... y los machos me respetan: Eusebio Arellano Rodríguez

Entrevista

El funcionario tamaulipeco es criador de caballos y ha declarado públicamente su preferencia sexual; señala que el mejor método para lograr un buen ‘look’ es empatizar con los clientes.

“Me mueven las ganas de servir y ayuda a la gente”. (Especial)
Antonio Hernández
Tamaulipas /

Caballos y tijeras... una misma pasión y un mismo arte en las manos de Eusebio Arellano Rodríguez, regidor en Ciudad Victoria.

Amante de los caballos y escultor de estilos con sus tijeras, Chevo es el primer funcionario de la política tamaulipeca en declararse abiertamente gay.

Actualmente es presidente de la Comisión de Desarrollo Rural y estilista de algunos servidores municipales, estatales y federales, y de la sociedad victorense.

Comenta que siempre ha sido bien recibido en ejidos y zonas rurales, donde prevalece el machismo; lugares donde hombres de bigote y sombrero quemados por el sol lo tratan como amigo.

¿Algún problema por declararse abiertamente gay?

Ningún problema para entrar a algún círculo social. Todo se me ha dado; pienso que es cuestión de actitud, de cómo enfrentas la vida, de lo que quieres hacer; que no te detenga lo que digan o piensen los demás. Al final, tu trabajo hablará por ti; si tienes ganas de servir hay que hacerlo.

Tenía miedo por mi familia, que la fueran a agredir; por eso hablé con ellos para que estuvieran listos por el revuelo que causaría entrar a la política y les pedí oídos sordos. Hay de todo, y cuando estás en el aparador, más.

¿Te incomoda que te señalen?

Para nada. Hay que servir más y criticar menos; hay que ver qué hace la gente mediante su trabajo de todos los días, no solo ver qué hace de la cintura para abajo. Lo que hagan de la cintura para abajo no debe de importarle a los demás, que cada quien haga de su vida lo que quiera, pero sin afectar a terceros.

¿Justo y necesario el matrimonio igualitario?

Más que matrimonio igualitario se debe hablar de contrato. Esas cosas las puede hacer un notario público para que la persona pueda gozar de los beneficios de estar con otra persona. Hablar de matrimonio se me hace complicado; para no entrar en controversia hay que verlo como un contrato o convenio. Tengo amigos que son pareja y duran más así que en matrimonio, por eso no le veo tanto el caso hablar de matrimonio igualitario; se presta a confusión entre la gente.

¿Cuáles son tus pasiones?

Por parte de mi mamá mi familia es de San Carlos (municipio de Tamaulipas colindante con la capital), donde existe la cultura de los caballos. Desde chico me nació el gusto por los animales; una de las distracciones era ir al lienzo charro, ahí me llevaba mi papá y pasábamos a Tamatán. Ahí desarrollé el gusto por los caballos hasta que me pude comprar uno; ahora tengo caballos que han nacido conmigo y he podido comercializarlos. Soy muy cuidadoso de mis ejemplares, así como cuido la imagen de la gente que viene a verme, lo mismo con los caballos.

¿Cómo logras trasmitir tu pasión a través de las tijeras?

Me fijo más en la personalidad de la gente que en las modas; me apoyo en las tendencias, pero lo importante es trabajar en la personalidad... Empiezas a platicar con ellos o ellas: ‘a qué te dedicas, en qué trabaja tu esposo o esposa, dónde te desenvuelves’; cosas para saber cómo trabajar con la persona, cómo lograr un corte, un look que realmente vaya con su imagen. Terminas siendo confidente de muchos de ellos y ellas y haces una gran amistad.

¿Qué opinas de las múltiples comunidades lésbico-gay?

Se me complica un poco hablar de comunidades como se maneja en el gobierno o la prensa. Para mí es mejor hablar de seres humanos, más que de géneros o de preferencias sexuales; pienso que si una persona con ciertas preferencias puede ayudar y servir, es bueno, y sería importante que se dé a conocer.

No estoy de acuerdo en que se estén peleando derechos que ya existen; además, no estamos preparados para esto: si los países de primer mundo tienen broncas, imagínate México y Ciudad Victoria. No estamos preparados. En México hay sectores donde puedes andar con tu pareja, pero no puedes andar por todos lados. Se los chingan... la gente no está preparada para una realidad así.

¿Qué piensas del amor?

No hay que quitarle el encanto a esto, lo bonito de una relación es que la gente imagine; eso es lo padre: si te andas exhibiendo le quitas el encanto porque la población aún no está preparada.

¿Problemas con los machos?

No. Es común que llegue a un lugar donde el ambiente es misógino, lleno de hombres y que llegue con caballos —mejor que muchos, siempre bañados, siempre muy limpios—, pero jamás he tenido un detalle en ningún lugar.

Al principio llegaba a juntas de concejo y se me quedaban viendo quienes no me conocían. Me sentaba en medio de productores y gente del campo, y cuando me escuchan hablar y se daban cuenta de que no solo conocía los temas, sino que tenía propuestas al respecto, es decir, que no eres un improvisado, las cosas cambiaban.

¿Y la ayuda al prójimo?

A mí me gustaría tener más handicap para ayudar a la gente, hay demasiadas necesidades y quisiera más gente que se sume a esto, que ayude. A mí muchos amigos me llaman y me preguntan en qué me pueden ayudar o echar la mano; por eso considero que cuando te nace hacer obras altruistas, dar de lo que tienes o apoyar a la gente en forma desinteresada, es lo mejor. Cuando te ocupas de servir no tienes tiempo de estar viendo o pensando en forma negativa de los demás.

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