Charro profesional, empresario avícola y conocedor “de pe a pa” de la Biblia, el líder parlamentario del PRD en la Cámara de Diputados, Ricardo Gallardo (San Luis Potosí, 1980), se declara contra los legisladores chapulines y asegura que no buscará la reelección, aun cuando es el perredista electo con la más alta votación en el Palacio de San Lázaro.
Es “puma de corazón”, pero lo suyo es la charrería; su platillo favorito, las hamburguesas. Ha ganado todas las elecciones en que ha competido y, dice, nadie le ha regalado una candidatura plurinominal.
¿Usted estaría por la desaparición de los diputados plurinominales?
¡Uf!, yo estaría encantado de la vida, porque imagínate un Congreso sin plurinominales; de entrada, nada más habría 300 diputados federales. Ahí sí existiría un verdadero ahorro.
En este escenario, sería un candidato natural a la reelección...
Sí, claro, pero te voy a adelantar que yo no quiero ser nuevamente diputado federal, voy por otra ruta; creo que nosotros como legisladores debemos dar todo cuando nos toque y no estar buscando como chapulines brincar de un puesto a otro. Yo no vivo de la política. Mi familia tiene empresas desde 1950 y mi abuelo y mi papá nos fueron haciendo a un ritmo más de trabajo que de grilla.
Yo me hice en una empresa desde los seis años, barría un patio y tenía que dejarlo al cien todos los días. La verdad, envidié en su momento a muchos niños; los miraba los domingos que los llevaban al parque, al circo y a los juegos mecánicos, y yo los domingos era ir a las granjas de pollo a trabajar.
¿Algún momento que le haya dado satisfacción, que le haya hecho feliz dentro de esa dinámica de trabajo?
Híjole, fueron muchos, pero hay uno que en particular me mueve mucho. Yo no estaba pasando por una situación buena en la escuela. A los 14 años empecé a no hacer tareas, a faltar a la escuela por las mismas situaciones laborales.
A consecuencia de eso perdí un año y, a pesar de que trabajaba, pues mi papá se puso como loco y me mandó a limpiar el estiércol de los pollos. Durante seis meses, todo el ciclo escolar que perdí, anduve limpiando caca de pollo todos los días y dentro de eso me hice tan bueno que ya le ganaba a los que lo hacían y me sentía orgulloso y decía: ‘¡soy el limpiacacas más rápido de México!’, ese era mi mote.
¿Cómo es hoy un día en su rancho?
El rancho ya ahorita es otro, dejamos las granjas de aves para dedicarnos a la importación del producto, por lo cual dejamos de engordar, de criar el pollo y todas esas granjas pasaron a ser un rancho; me gustan mucho los caballos, construí un lienzo y empezamos con un equipito charro local, pero andamos compitiendo ya contra equipos fuertes en México.
¿A qué edad empezó a practicar la charrería?
A los 7 u 8 años, y ya al ciento por ciento como a los 20. Tenemos un equipo que ha ido a competir en los mejores torneos. Nos toca mucho participar con Gerardo Fernández, con Tres Potrillos, el equipo de don Vicente (Fernández); nos ha tocado estar con Las Cuatas, con Tres Regalos, con Hacienda de Triana, con muchos equipos que han sido emblemas nacionales y que hoy nuestro equipo esté ahí con ellos compitiendo y que esté en la categoría AAA, que es como una Primera División de futbol, es un orgullo. Falta que todos nos involucramos un poco, pues hoy para todo es el futbol. Digo, a mí me gusta mucho el futbol, me gustan mucho los Pumas, soy puma de corazón, pero mi deporte es la charrería.
¿Existe algún punto de comparación entre la disciplina de la charrería y la política?
Fíjate que el orgullo de portar un traje charro es algo que no cualquiera en la vida lo hace y el que lo hace tiene que portarlo con un gran orgullo hacia tu país, y la política para mí es lo mismo. Para mí es lo mismo un traje en la Cámara de Diputados, que un traje charro, es representar el pueblo de México.
Entre la política y la charrería debe quedarle algún tiempo para leer...
Te puedo decir que he leído la Biblia 10 o 15 veces y me la sé de pe a pa, pero últimamente me ha dado por leer mucho a Ildefonso Falcones, un autor español que escribió La catedral del mar, un libro de los más vendidos en estos últimos tiempos, y ahorita estoy leyendo La mano de Fátima, porque viene cómo nació el caballo español, cómo Felipe II lo empieza a considerar una raza pura.
¿Su platillo favorito es potosino?
No. Mi platillo favorito es una hamburguesa; es como el mejor regalo que me pueden dar cuando tengo hambre. Soy feliz con una hamburguesa.
“No todo es futbol; la charrería, único deporte 100% mexicano”
ENTREVISTA | Ricardo Gallardo
El charro líder del PRD en la Cámara de Diputados revela que desde los seis años limpiaba todos los días el patio de una granja de pollos, tanto que a los 14 ya se había ganado el mote del “limpiacacas más rápido de México”.
Ciudad de México /
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