En 1985, siendo un adolescente, Ricardo Peralta (subsecretario de Gobierno de la Segob) tuvo su primer acercamiento a la vida política. Encabezó una protesta para exigir trato igualitario para sus compañeros quienes, tras el sismo, tenían que tomar clases en aulas de lámina, que se convertían en saunas con el calor del mediodía.
“Así nacieron mis instintos de defensa comunal”, asegura en entrevista en sus oficinas de la dependencia, donde atiende diversas inconformidades sociales.
Peralta, dice, es un hombre “producto del sacrificio y de la lucha”; trabajó en un mercado como ayudante de carnicero, toca el saxofón tenor, le gusta el jazz y, aunque disfruta de ver películas con sus hijos, nunca dejan que él las escoja.
También le gusta la comida hindú, el senderismo, y cuando suena la música, “no bailo, me deslizo”.
¿Quién es Ricardo Peralta?
Nací en una clínica del Issste, en Churubusco y avenida Universidad, pero crecí en una colonia popular, en la Escuadrón 201. Desde los 12 años trabajé en el mercado público, fui asistente de tablajero, de carnicero; trabajaba sábados y domingos en los congeladores de los locales de carne. Así, desde muy chavito, aprendí a hacer distintos cortes, a aplanar carnes y el aseo.
Soy hijo de un profesor jubilado de la Universidad Nacional, quien fue el último director de la Preparatoria 3, cuando todavía estaba en San Ildefonso.
¿Es hogareño?
Disfruto muchísimo mi casa. No solamente soy hogareño, me encantan los perros, tengo cuatro; me encantan los animales en general. Obviamente me gustan más los perros que cualquier otro, pero en mi casa hemos tenido prácticamente un zoológico: peces, ranas, tortugas, víboras... los termino cuidando yo. La última petición de una de mis hijas es que quiere un gallo, pero ya le dijimos que no.
Me encanta cocinar los fines de semana cuando hay oportunidad, y no solamente cocino, me gusta mucho el curry, entonces puedo hacerlo; también disfruto mucho estar con mis hijos.
¿Cuáles son sus aficiones?
Nos gusta mucho el senderismo. Con mis hijos vamos mucho a caminar al bosque, trato de salir los fines de semana con ellos. Vamos a montar a caballo al Ajusco, a la Marquesa, a la Magdalena Contreras.
Disfrutamos mucho estar juntos, incluso estar en un sofá abrazados viendo una película. No me dejan escoger las películas cuando vamos al cine, ya si son muy malas, es el mejor lugar para dormir.
Además toco el saxofón tenor desde hace muchos años. No lo practico tanto ya por el tiempo, pero obviamente me gusta John Coltrane. Puedo estar escuchando mambo desde temprano, el danzón me encanta, así como la música ranchera.
¿Le gusta bailar?
Yo no bailo, me deslizo.
¿Qué lee actualmente?
Biografía de la humanidad, de José Antonio Marina, un autor español que me gusta mucho.
¿Qué momento lo marcó para iniciar su carrera política?
Durante el terremoto de 1985, cuando nos fuimos a la 127, porque nuestra escuela prácticamente se nos cayó encima, nos enviaron al campo de futbol de la secundaria y literalmente nos segregaron del resto de la población estudiantil porque éramos, tal cual, los marginados, los damnificados del terremoto.
Nos pusieron en aulas de lámina de aluminio, que eran más unos saunas. En aquel momento fuimos a reclamar a la dirección de la secundaria, así nacieron mis primeros instintos de defensa comunal, de defensa colectiva y me apasioné y ya no lo dejé de hacer.
Ha dicho que es un apóstol de la cuarta transformación, ¿es un hombre religioso?
No soy religioso, yo soy hijo de Dios, y lo digo no solamente con toda transparencia, todos tenemos derecho a tener una creencia, no soy religioso, pero soy cristiano y creo en la vida de Jesús. Es un orgullo seguir los pasos de uno de los hombres que existió y que, además, no solamente nos dio distintas formas de actuar, sino la base del valor más importante que es el de amar al prójimo.
Me autodenominé apóstol de la 4T bajo ninguna circunstancia de una tendencia religiosa, sino provocadora. Si nos vamos al origen etimológico de lo que significa ser apóstol, significa ser un publicista, es publicitar, es repetir, es promover una filosofía.
La 4T es una filosofía, es una forma de ser que rompe protocolos, que rompe prototipos, que rompe con el pasado y promueve otro tipo de valores que se habían perdido en nuestro país y que hoy estamos ensalzando. Por eso me autodenomino e invito a la gente a ser apóstoles de la cuarta transformación.