Activista, diplomático y ganador del Premio Nobel de la Paz, Mohammed ElBaradei (El Cairo, 1942) advierte que el riesgo de una conflagración nuclear es hoy mayor que en cualquier momento después de la crisis de los misiles en Cuba, en 1962, por el desarrollo de nuevas armas y la creciente polarización entre los Estados que las poseen.
Invitado a participar en el foro El nuevo (des)orden posviral como parte de las actividades remotas de la FIL Guadalajara 2020, considera que el paradigma actual no es justo ni sostenible, por lo que hace un llamado a que, frente a la pandemia y la crisis resultante, se alivie de forma sustancial la deuda de los países en desarrollo.
En entrevista con MILENIO, ensaya una metáfora sobre el coronavirus en cuanto a que se trata de "una dolorosa lección de humildad" y considera que el libro impreso siempre tendrá su lugar único en el mundo digital debido a su carácter íntimo y personal.
A propósito del nombre de este foro, "El nuevo (des)orden posviral", y considerando que el mundo pronto tendrá una vacuna contra el coronavirus, ¿aun así espera un nuevo orden internacional?
El paradigma mundial después del covid-19 será sin duda diferente. La pandemia puso especialmente de relieve dos cuestiones: la necesidad de una mejor cooperación internacional y la obscena desigualdad dentro de las naciones y entre ellas. Queda por ver cuánto hay que cambiar y cuánto tiempo tomará.
¿Qué hay del concepto "nueva normalidad"? ¿No es una contradicción?
De cierta manera es paradójico, pero significa que lo que consideramos “normal” cambió. Lo “normal” de hoy es lo “excepcional” de ayer. Esto es “normal” porque el cambio es una constante de la vida.
Nada hay más real que la enorme deuda de los países pobres. ¿Cómo están enfrentando este problema las potencias? ¿Están en el camino correcto?
Esta es una de las cosas dolorosas que salieron a la superficie con el virus: la inmensa desigualdad económica entre las naciones. Claramente es necesario restablecer el paradigma económico mundial y debería comenzar con un alivio sustancial de la deuda de los países en desarrollo. El paradigma actual no es justo ni sostenible.
Usted ha trabajado en la ONU. Cuéntenos sobre la experiencia de lidiar con hombres poderosos que están acostumbrados a dar órdenes, no a hacer acuerdos. Es decir, batallar con Estados Unidos, Rusia, China, Alemania...
A veces era difícil, porque no les gusta que se les contradiga; estás sujeto a presiones abiertas y disimuladas, pero el “arma” más efectiva que tienes es el conocimiento de que no vas a ceder o a vacilar de lo que crees que es correcto. También puedes exponerlos en público, si es necesario “dar sus nombres y avergonzarlos”. No es para nada fácil ser objetivo en un mundo subjetivo.
ElBaradei sabe de lo que habla. Fue director de la Agencia Internacional de Energía Atómica, organización intergubernamental que forma parte del sistema de las Naciones Unidas, de diciembre de 1997 a noviembre de 2009, aunque inició su carrera en el servicio diplomático egipcio en 1964, sirviendo en dos ocasiones en las misiones permanentes ante la ONU en Nueva York y Ginebra, a cargo de asuntos políticos, legales y de control de armas.
Usted, un ciudadano egipcio, ha estado involucrado en negociaciones relativas a energía atómica, armamento y el difícil tema que es Medio Oriente, con Israel y Palestina. ¿Qué tal lidiar con vecinos tan enojones y explosivos?
La imparcialidad es la clave. Cuando eres un funcionario público internacional te pones una camiseta diferente. Siempre hay falsas expectativas y aprensiones basadas en tu nacionalidad, tu origen, etcétera. Se requiere tiempo para que todas las partes entiendan que tu único sesgo es hacia la ley y lo que es correcto. Una vez que comprenden esto se calman un poco, pero no por completo. Pero la carrera armamentista nuclear sigue sin cesar y el riesgo de una conflagración de ese tipo es mayor ahora que en cualquier otro momento desde la crisis de los misiles de Cuba debido a las nuevas armas y a la creciente polarización entre algunos de los Estados que las poseen. Esos países mantienen a todo el mundo como rehén de un sistema de seguridad peligroso y discriminatorio, el denominado Mutual Assured Destruction (Destrucción Mutua Asegurada, MAD), como se le llama acertadamente. Esta es una de las dos amenazas a la existencia que enfrentamos hoy, junto con el cambio climático.
En octubre de 2005, ElBaradei y la IAEA recibieron el Nobel de la Paz por sus esfuerzos "para evitar que la energía nuclear se utilice con fines militares y garantizar que su uso con fines pacíficos sea de la manera más segura posible". En 2013 fue designado primer ministro de Egipto de forma interina tras el derrocamiento de Mohammed Mursi por las fuerzas armadas.
Resulta paradójico que un premio Nobel de la Paz, usted, se haya convertido en primer ministro de Egipto después de un golpe militar...
De hecho, lo que traté de hacer fue ¡salvar la paz! El país estaba completamente polarizado con millones de personas en la calle exigiendo elecciones presidenciales anticipadas. Los militares decidieron intervenir para poner fin a una situación explosiva. Ante estos hechos en tierra, decidí unirme a una fase de “transición” para tratar de evitar el derramamiento de sangre, reformar el proceso político y lograr la reconciliación nacional. Esta fue la hoja de ruta que acordamos. Lamentablemente el proceso se descarriló por completo y estalló la violencia. Una vez que se acudió a la violencia, me di cuenta de que no podía seguir siendo parte de tal escena política y renuncié de inmediato después de apenas cuatro semanas en el cargo.
La Primavera Árabe sacudió al mundo y algunos líderes de la región cayeron desde entonces. ¿Quedan efectos políticos y sociales de aquel movimiento? ¿Cuál fue su contribución?
La Primavera Árabe fue y sigue siendo una revuelta en contra de la tiranía, la injusticia, y una búsqueda de la dignidad humana. Transitar a la democracia después de décadas de autoritarismo y en ausencia de una cultura o instituciones en qué apoyarse es un proceso difícil y prolongado. La democracia, como enseña la Historia, no es un café instantáneo. Las fuerzas contrarrevolucionarias hasta el momento han logrado abortar el anhelo de cambio. Sin embargo, a pesar del sufrimiento de las personas y la dolorosa experiencia por la que han pasado, hay un cambio en la mentalidad. La gente ahora sabe lo que quiere y aprende gradualmente de sus propios errores. El éxito de la Primavera Árabe es cuestión de tiempo. No puedes hacer retroceder el reloj o suprimir a la gente por siempre.
Estamos en la FIL Guadalajara 2020 hablando de nuevos paradigmas. ¿Cuál será el lugar del libro impreso en este nuevo orden, o desorden, posviral? ¿Sobrevivirá en el mundo digital?
Creo que el “libro” siempre tendrá su posición única al lado de lo digital. Hay algo íntimo, personal y reconfortante que es distintivo del libro.
Leo en este foro la pregunta: ¿el virus como una metáfora?
Una metáfora adecuada podría ser “una dolorosa lección de humildad”.
ledz