La relación de amistad entre el mandatario electo de México, Andrés Manuel López Obrador, y el presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla Roiz (Polaciones, 1943, Cantabria), fue un "flechazo", según el político español.
Se conocieron el año pasado cuando Revilla invitó a AMLO a conocer la tierra del abuelo del político nacido en Tabasco: Cantabria, región del norte de España con poco más de medio millón de habitantes. A partir de ahí se inició una amistad que va más allá de todo. “Nos unen los ideales, la tenacidad e ir a contracorriente”, dice.
Revilla, firme defensor de la justicia social y de los desfavorecidos, látigo de la corrupción y de los atropellos cometidos desde el poder, será uno de los invitados de López Obrador en su toma de posesión.
El también secretario general del Partido Regionalista de Cantabria (PRC) –presidente cántabro por tercera vez– es un político atípico en España, llega en taxi a la casa presidencial de La Moncloa que a la Casa Real, conduce su propio coche y no tiene seguridad, ni siquiera cuando su nombre apareció en una lista de la banda terrorista vasca ETA, recibe a este diario en su despacho de Gobierno en Santander, donde cuenta a detalle su deseo, hace casi tres años, de conocer a AMLO.
Pronostica que le irá bien, pero que no se le pueden pedir milagros en el inicio de su gestión, al calificar de “grave error” que algunos comparen al tabasqueño con Hugo Chávez, como lo hacían la mayoría de empresarios cántabros afincados en Ciudad de México con los que se reunirá para pedirles que apoyen precisamente al “hombre que necesitaba México”.
¿Se siente un político diferente?
Bueno, viendo lo que hay alrededor, sí. Yo he sido siempre la misma persona, incluso hasta cuando me han llegado a llamar populista o esas cosas que no entiendo he preguntado a la gente que me conoce desde hace muchos años si he cambiado y me dicen que no, me lo dicen hasta los que hicieron el servicio militar conmigo o fueron mis compañeros de colegio. Yo sigo siendo el mismo desde que era director de un banco o profesor de la universidad.
Usted tiene poco de político, es directo, cercano, sencillo e incluso cumple lo que dice, ¿no cree que se equivocó de profesión?
Bueno, cumplo las que puedo (risas). Este mundo de la política es muy complicado porque no depende de uno mismo. En el año de 1975 yo pasaba la vida cómodamente sentado como director de un banco, además me permitían dar clases en la universidad y pues ya tenía otro sueldo. Mi hobby era la pesca, hasta tenía mi barquito aquí. Pero justo ese año cambió mi vida debido a la muerte de (Francisco) Franco. Me di cuenta de que pocos conocían mi tierra como región y me propuse hacer lo contrario. Me calificaron de separatista, me decían si había estudiado en Bilbao, etcétera. Lo que me motivó a ser político fue la leña que me dieron, me pusieron verde, así que dije voy a dejar de pescar y decidía coger el coche, un Peugeot, y le metí 500 mil kilómetros. La gente me decía que debíamos llamarnos Cantabria y ser una autonomía. Así empecé, era el año de 1976.
Dicen que nadie “vende” mejor su tierra que usted, ¿está de acuerdo?
Yo no lo puedo decir, sería una pretensión. Si hubiera nacido en Valladolid o Andalucía a lo mejor habría hecho lo mismo. Las personas somos una mezcla de dos cosas: los genes que heredamos de la familia y la tierra donde uno ha nacido. Ver esta tierra, el campo, el haber estado con las ovejas, el haber pescado truchas a mano… estoy apegado a esta tierra que, por cierto, no es nada difícil “venderla”. Tenemos bosques, fauna salvaje, vacas, ríos, casonas, palacios, gastronomía y buena gente. Si yo no amo eso y no lo “vendo” entonces, dígame usted. De hecho, la gente que viene a visitarnos me dice que me quedo corto. ¡Ah! Es, además, una tierra que no tiene conflictos de identidad con nadie. Aquí no hay extranjeros, aquí vienen los catalanes y se liberan.
¿Es verdad que regala latas de anchoas en sus visitas a políticos?
Hay unos gastos de protocolo para regalos y yo hace tiempo cuando fui a Madrid pensé en llevar algo representativo de Cantabria. Así que llevé anchoas, que yo no he encontrado a nadie que no le guste, concretamente a AMLO le vuelven loco, pero loco, ¿eh? Y cuando estuvo aquí, lo primero que pedía eran anchoas. Yo voy a ver al rey de España y le llevo un par de latas. Se las he llevado a José María Aznar, a Mariano Rajoy… hace poco tuve una delegación de China aquí, les puse un plato, pero no paraban de pedir y al final acabaron comprando anchoas para llevárselas.
Le acabo de ver llegar a su despacho conduciendo su coche, como uno más, ¿por qué cree que a la gente se le hace difícil de entender que, por ejemplo, cuando usted visita La Moncloa o la Casa Real siempre llega en taxi y sin escoltas?
Yo solamente uso coche oficial cuando son trayectos largos porque ya no estoy para hacerme 100 kilómetros. Pero jamás he ido a mi casa, que está a 15 kilómetros de aquí, en coche oficial. Yo voy con mi Peugeot. No me gustan los séquitos, los escoltas, me da vergüenza. No soy capaz de llegar a un sitio con dos tipos de 1.90 metros y un coche con la bandera. Incluso en la época dura de ETA tuve problemas con el Ministerio del Interior porque aparecía en algunos de sus papeles. Me dijeron que me iban a poner escoltas y me negué. Yo nunca me he robado nada y eso es lo primero que se le debe exigir a un político y que sea honrado, porque un honrado tonto tampoco es muy recomendable. El problema de la política es que muchos está en ella porque no tiene otra manera de ganarse la vida. Yo cuando dejé el banco pasé del todo a la nada, pero a la nada, y todo por un ideal.
¿Cómo va con su gobierno en Cantabria?
La Encuesta de Población Activa, la que proporciona las cifras de desempleo en España, dice que Cantabria es la segunda comunidad autónoma del país que menos paro tiene, 8.9, y la media es de 15.2, solamente está por encima Islas Baleares, así que creo que estamos bien. Vamos camino a mejorar y nos dan todos los indicadores de crecimiento muy por encima de la media española. En los últimos tres años somos la región que más ha crecido industrialmente, después de cuatro años de mayoría absoluta del Partido Popular que nos llevaron al desastre. Tenemos un aeropuerto que cerrará por encima del millón de pasajeros, con 28 destinos de prácticamente toda Europa.
¿Y España?
En lo económico no va mal, pero tenemos un cáncer que es Cataluña, fruto de una política de no entender lo que se venía encima. Yo no es que sea adivino, pero algo tengo de eso cuando hace cinco años en un programa de televisión dije que iba a ser Cataluña.
Ya hablando de México, ¿conoce bien el país?
Muy bien, por la gente, porque allí viven muchos cántabros. Esta será la quinta o sexta vez que viajaré a México. Solamente conozco dos países: Cuba y México, porque me gusta ir a los sitios en los que se me entienda, no hablo inglés. Por cierto, creo que a finales de este siglo el español será tan importante como idioma y ahí México será fundamental. México es el futuro de la lengua, México es el gran país para España y no Alemania. Geográficamente estamos en Europa, pero afectivamente estamos donde están los nuestros. Por eso, en México me encuentro como en mi casa, además tengo su aspecto, me gusta la comida y música mexicana, tenemos las costumbres, la lengua…
Y tiene usted tiene allí un muy buen amigo: Andrés Manuel López Obrador, ¿cómo y cuándo surge esta amistad?
Y él está en ese mismo planteamiento y también su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, una mujer muy preparada. Respecto a cómo se gesta la relación, todo es porque hacía tiempo que quería conocer a dos personas, lo escribí en un libro (tiene cuatro publicados): Pepe Mujica y Andrés Manuel López Obrador. Pepe vino aquí cuatro días a mi casa. En cuanto a Andrés Manuel, también le envié mis libros y respondió después de dos años. No acusaba recibo, es un hombre que yo creo que está muy aislado. Una vez vino un amigo (Alberto Mazón) que es empresario en México, prácticamente el único de mi tierra que es partidario de AMLO, el resto no hablaba bien, me decían que iba a ser como un Hugo Chávez o Fidel Castro, error rotundo; me dijo que podía contactarme con él y, gracias a una tercera persona, (Yeidckol Polevnsky) lo hizo.
A través de esta mujer le envié los libros y una carta con fecha del 16 de marzo de 2017, le expliqué que el mes bueno para venir a Cantabria era septiembre y conocer, entre otras cosas, el pueblo (Ampuero) de su abuelo (José Obrador Revuelta, hijo de un guardia civil). Así que un día recibí un correo en el que me decían que Andrés Manuel y su esposa habían reservado en un hotelito que hay aquí cerca, fui hasta allí y confirmé que era verdad. Llegaron a Bilbao y fui a recibirles, nos dimos un abrazo y a él le llamó la atención que todos querían hacerse fotos conmigo. De hecho, estuvo haciéndome fotos con la gente durante 10 minutos. Se fue de Cantabria impresionado. Feliz.
¿Por qué le llamó la atención conocerle?
Yo quería conocer a López Obrador porque, además, incluso los que hablan mal de él, todos, han dicho que es un hombre honrado. Él es incapaz de la mordida (sic), es un hombre austero, de ideales y tiene una cosa que le une a mí: hemos ido a contracorriente y es muy tenaz. No hay que olvidar que en 2006 le “limpian” las elecciones y sigue, por todo eso me hacía mucha ilusión conocerle, por ser un luchador contra los poderes, viento y marea y hasta algunos medios de comunicación.
¿Es difícil encontrar políticos como AMLO en estas épocas?
Lo que puedo decir es que me he identificado con él en su manera de ser, y él con la mía, que ha surgido una especie de flechazo mutuo. Eso sí, le he advertido que es una temeridad no tener guardaespaldas. Le he dado ese consejo y se lo diré cuando esté con él. Me parece una locura. Durante toda la campaña estuve temblando pensando en que no le pasara lo que le pasó a (Luis Donaldo) Colosio, estaba preocupadísimo viendo cómo iban las encuestas. Todos los días por la mañana me decía: joder, ya falta un día menos. Yo le dije: mi preocupación es que te maten, así se lo solté.
Usted predijo que ganaría por amplia mayoría, ¿tan fácil lo veía?
Sí. Mi impresión, y lo publiqué en Facebook, es que pasaría de 50 por ciento y él me dijo que era una exageración, él nunca pensó que iba a ganar con esa diferencia. Yo lo pronostiqué porque México necesitaba esto, el país es una caldera que puede explotar si no llega una persona que acabe con la corrupción, que intente solucionar los problemas que originan la inseguridad, la desigualdad.
¿Le irá bien a México con AMLO como presidente?
Tiene la papeleta más difícil de un político en el mundo. Coge un país con la inseguridad y desigualdad que tiene y con una corrupción institucionalizada, que me consta, porque me lo cuentan. Lo tiene difícil, pero es un hombre de principios y tenacidad. Creo que tendrá éxito, ahora bien, no se le pueden pedir milagros en el primer año, pero México necesitaba un hombre de estas características: honrado, trabajador, con principios, ideales y tenaz.
¿Qué tienen en común López Obrador y Revilla?
Que si creemos en algo metemos la cabeza por ahí hasta que la sacamos, contra viento y marea. López Obrador es una persona de ideología socialdemócrata.
¿Ya tiene lista la maleta para ir a la ceremonia de investidura del próximo presidente de México?
Totalmente, me voy el martes (hoy). Me hospedo cerca del aeropuerto y después vamos en pareja a un sitio que pone aquí que se llama La Chingada. Regresamos el día 30 y estoy en la toma de posesión, y el día 2 reuniré a todos los empresarios cántabros que han estado contra AMLO para pedirles que le apoyen, decirles que no les va a quitar nada y probablemente en los postres haya una sorpresa.
¿Le pedirá que le devuelva la visita a España?
Estamos iniciando contactos en ese tema y, en principio, queremos que sea en 2021.
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Entrevista: José A. López y Josean Izarra / Santander