En el Campo Militar 1-A el reloj marca las 0100 horas del día 16 de septiembre, y el agrupamiento de Fusileros Paracaidistas del Ejército Mexicano despierta con el toque de una corneta a escasos 10 metros de su cama, lo que señala el inicio de la Operación Patria.
El levante es rápido, no hay tiempo para ‘otros cinco minutos’; se colocan su pixelado verde, aprietan sus botas perfectamente lustradas y acomodan sus boinas rojas que les caracteriza: se preparan para marchar ante México durante casi 10 kilómetros, junto con 18 mil integrantes de las Fuerzas Armadas.
Foto: Juan Carlos Bautista
Los ‘paracas’, cómo les llaman, se agrupan en la explanada Damián Carmona para el pase de lista; ahí, acompañan a Guardias Nacionales y a sus flamantes Equipo Especial de Reacción e Intervención, mientras esperan su salida, pintan su rostro antes de su aparición formal ante el presidente Andrés Manuel López Obrador.
También se reúnen los pilotos de la Fuerza Aérea con casco en mano, los de Sanidad con sus blancos uniformes, la Policía Militar y sus binomios rescatistas, los estudiantes del Sistema Educativo Militar, entre otras armas y servicios: son nueve mil 698 elementos presentes, quienes se preparan para viajar en transporte público.
Al sur de la Ciudad, en el Heroico Colegio Militar, el toque de trompeta pone en alerta a los cadetes desde las 0200. En el dormitorio, una veintena de jóvenes que componen la séptima compañía interrumpen su sueño de forma súbita.
Foto: Juan Carlos Bautista
Luego de tender su cama, se visten con el uniforme de gala, y a la par, 70 cadetes del escuadrón de caballería General Ignacio Allende preparan a sus caballos que serán trasladados en tráileres al Zócalo de la Ciudad de México.
Foto: Haarón Álvarez
A las 0300, el Toque de Clarín en el Centro de Estudios Navales de Ciencias de la Salud de la Secretaría de Marina despierta a los más de 900 cadetes de las Escuelas de Medicina y Enfermería Naval, quienes se asean y visten en menos de 20 minutos.
Foto: Haarón Álvarez
Son ya 0400, y los lanzagranadas MGL, los Barrets y los fusiles FX5 salen del campo militar a paso redoblado, entre cánticos e himnos para caminar hasta los torniquetes de la estación Cuatro Caminos del Sistema de Transporte Colectivo Metro, abarrotando una decena de trenes habilitados para su traslado sin paradas intermedias, y así poder llegar antes del amanecer al Centro de la Ciudad.
El despliegue de los infantes, artilleros, blindados y la caballería concluye a las 0600, para dar inicio a la jornada de espera de instrucciones, en medio de puestos de atole de arroz y tortas de tamal, triciclos con pan y café, y civiles trasnochados, que se consiguen en las primeras horas de la mañana afuera de la estación Pino Suarez.
Foto: Amílcar Salazar
Mientras, en la Base Aérea Militar Número 1 de Santa Lucía los especialistas del Colegio del Aire iniciaron desde las 0630 con las pruebas médicas de rutina que avalaron su participación en la parada. Luego de descartar anomalías de presión y frecuencia cardiaca, los 245 elementos fueron autorizados para volar, y el Briefing de vuelo dio luz verde al despegue de las aeronaves: “No hay problemas de visibilidad, a pesar del clima nublado”.
Foto: Haarón Álvarez
Pero fue hasta las 1100 cuando se ejecutó la orden, y sobre el borrascoso cielo de la Plaza de la Constitución, comenzaron a desfilar los escuadrones de la Fuerza Aérea, entre ellos, el Escuadrón Aéreo 107, el 108 de Monterrey, el 113 de Chiapas y los 104 y 101 de la Ciudad de México, cada uno con personal de tierra y cada aeronave con su tripulación orgánica.
Ondearon las primeras banderas, y al ras del suelo, el comandante de la Columna del Desfile, el General Carlos Arturo Pancardo Escudero, encargado de ejecutar el exhorto a la Guardia Nacional, al Ejército Mexicano y Fuerza Aérea y Marina-Armada, ordena el desfogue de tropas que comienzan a marchar de manera coordinada para iniciar así el desfile militar con motivo del 212 Aniversario de la Independencia de México.
LG