Por unanimidad, el pleno del Senado aprobó con 91 votos a favor el Protocolo de 2014, relativo al Convenio sobre el Trabajo Forzoso, 1930, adoptado en Ginebra el 11 de junio de 2014.
Al presentar el dictamen, el presidente de la Comisión de Trabajo y Previsión Social, el morenista Napoleón Gómez Urrutia, dijo que durante los últimos años México ha mostrado avances fundamentales en materia de derechos laborales y humanos.
Sin embargo, “en la nueva era del capitalismo salvaje se presentan nuevas formas de esclavitud y labores forzadas y explotación”, lo cual provoca que cada vez más personas sean sometidas a realizar servicios, bajo amenaza, de forma obligada en contra de su voluntad y en condiciones deplorables.
Gómez Urrutia comentó que la Organización Internacional del Trabajo reportó que 27.6 millones de personas son sometidos a esta práctica, ya sea como víctimas de trata, sujetos a un régimen de servidumbre por deudas o en condiciones de esclavitud.
Mencionó que está situación es grave en México, pues 380 mil personas son víctimas de trabajo forzoso, “esta cifra coloca al país en el número uno en el continente americano con el mayor número de personas que son forzadas a trabajar.
"Por lo que en el Senado estamos comprometidos para fortalecer la legislación mexicana para eliminar el trabajo forzoso en cualquiera de sus manifestaciones", subrayó.
El dictamen, el cual se turnó al Ejecutivo federal para sus efectos constitucionales, establece que el protocolo es eficaz para identificar, liberar, proteger y defender a las víctimas, a través de formulaciones jurídicas como las sanciones a los autores del delito, así como para indemnizar a las víctimas y advertir de los riesgos a las personas en situación de vulnerabilidad.
El senador del PAN, José Alfredo Botello, indicó que es necesario aumentar el presupuesto para incrementar el número de inspectores laborales, pues ellos cuentan con protocolos para identificar a víctimas de trabajos forzados; sin embargo, denunció, en México no se han fortalecido estas labores de inspección.
La coordinadora del PES, Sasil de León, subrayó que el trabajo forzoso es una de las formas modernas de esclavitud y de trata de seres humanos, en el que las personas son obligadas a trabajar mediante el uso de violencia e intimidación, o bajo amenazas de denuncia ante autoridades de migración.
Patricia Mercado, senadora de Movimiento Ciudadano, dijo que la lucha para erradicar el trabajo forzoso enfrenta las trampas de empresas que buscan, bajo cualquier pretexto, mantener condiciones que atentan contra la salud y la dignidad de las personas trabajadoras. "Tanto el Ejecutivo como el Legislativo debemos trabajar para ofrecer empleos dignos".
JLMR