Ser demasiado franco se ve raro: Mirolsava

Entrevista

La legisladora federal Miroslava Carrillo abre las puertas de su casa y cuenta su historia a Milenio.

Una de mis mejores inversiones es viajar, cuando tuve la oportunidad lo hice. (Tania Contreras)
Claudia Hidalgo
Toluca /

Su hogar es un baúl de recuerdos e historias. No hay rincón sin el toque personal de la diputada federal, Miroslava Carrillo Martínez.

Desde el pórtico hasta la cantina o el solar desde donde mira la luna cuando lee un libro o juega cartas y domino cubano con familiares y amigos.

Fanática de las colecciones y cosas “viejas”. Tiene máscaras de luchadores, botellas, charolas de la pequeña Lulú. Ama tanto los árboles que cuando no los tiene, los construye, hasta con nido y todo. 

La colección vigente este año es de corazones, de todo tipo y formas. A lo largo de los años ha logrado construir el pequeño sitio ideal para descansar y convivir con su esposo e hija, donde no falta la casita del árbol, la jirafa en la pared con incrustaciones de cerámica y vidrio, ni el olor a madera, barro y pino, con una amplia vista al amanecer y dos grandes perros que la siguen a donde quiera que va. 




¿De dónde viene el nombre de Miroslava?

Desde que me metieron la idea que mi nombre era checo se me metió a la cabeza esa zona y Rusia y me fui a conocer hasta tumbas de gente.

Una de mis mejores inversiones es viajar, cuando tuve la oportunidad lo hice. A veces el problema es el tiempo, otras lo económico.

Rusia es lo que más recuerdo, fui en abril, donde la gente anda de vestidos, con flores, felices, son los famosos días largos, donde dan las 2 de la mañana y no oscurece: San Petersburgo mi mejor ciudad.

Sí volvería. También me impresionó Argentina con su belleza natural; fue fascinante, me gusta admirar la naturaleza, tienen parques tan tremendos. Mi artista favorito es Bosé y no conozco Sevilla. Ese será mi siguiente viaje... hacer un recorrido por Portugal, España.

¿Las cartas, el domino y el juego son parte ya de la convivencia?

Un día una amiga me enseñó a jugar Viuda y lo amé también y a todos los lados llevaba mis cartitas. Me gusta más por el tema de convivencia de que integras, sobre todo ahora que todos están volcados sobre las redes.

Siempre en la escuela con mi familia les inculco las serpientes y escaleras, lotería. Me encanta ir al cine. Es de mis distracciones favoritas, pero no voy por falta de tiempo; soy bien chillona: “Reglas de la Vida” está impactante, discriminación, violencia familiar.

Terror no me gusta, que necesidad de ir a sufrir, sí drama y por supuesto comedia, si algo me hace reír me hace el día. Me gusta leer, no en la cama, porque me duermo, más si es al nivel del mar.

Cuando me gusta un libro lo repito dos o tres veces, como “La Hojarasca”, porque con el paso de los años tienes otro criterio, otra visión, te imaginas cosas diferentes. Por supuesto los rusos son mis favoritos, por la frialdad con la que piensan. Estos rusos me impresionan con su narrativa.

¿Eres ruda ?

Híjole, creo que sí. Creo que a veces el tema de ser demasiado franco se ve raro, soy muy directa. También soy hiperactiva, desayunando y trabajando. No me gusta perder el tiempo en filas, pierdo tiempo.

Creo que tengo una memoria privilegiada, soy de las que pueden identificar una frase claramente en el artículo, la página y hasta el párrafo. Soy muy estricta en el trabajo y en la casa. Me gusta meditar, la salud mental.

¿Algún gusto culposo?

Crecí por mi padre escuchando a Víctor Iturbe... las escucho y me las echo y todos, no inventes, te las sabes. A un concierto iría al de Bosé, Alejandro Fernández y Chayanne. No lo pongas, pero me gusta Arjona, yo lo conocí en persona, mi hermano trabajaba en el Teatro de la Ciudad y a mí me impresionó que estaba súper alto, era el disco de Animal Nocturno. Cuando vino a Toluca yo tenía cinco horas formada para estar en primera fila. Tiene unas canciones bien simples, pero me gustan.

¿Te gusta bailar? 

Mucho. Me perdí en algún momento. Primaria y secundaria me gustaba mucho, la de rigor, de danza folclórica, simplemente no lo seguí, aprendí porque mis vecinas me llevaban con gente mucho más grande y de ver aprendí. Yo, bailo muy bien, rock, cumbia, salsa, lo que me pongas

¿Imaginaste alguna vez ser diputada? 

No. Tampoco el casarme de blanco ni ser diputada no lo traía en el radar. La gente habla de metas y propósitos, pero yo no.

¿Has litigado como abogada? 

Sí, pero no me gustó. Trabajé con amigos en despachos, ellos llevaban cartera vencida de bancos y no pude soportar los embargos, que sacaran las cosas, el carro, la casa, hasta la cabeza me dolía y yo quería prestarles para que no le embargara a la señora, todo un drama, o la que tajante "hágale como quiera"; no tengo, los extremos, quien se abraza a la pierna del licenciado para que no te embarguen.

Siempre he estado en el servicio público. Siempre quise ser abogada y no lo cambiaría, la idea de luchar por la justicia y si me propusieran nuevamente ser diputada también volvería a aceptar, pese a lo absorbente que es.

¿La maternidad?

Híjole, te da un vuelco en el corazón y todo. Llegó a lo mejor demasiado tardecito, pero ya estando aquí la niña es mi prioridad, es lo mejor que me ha pasado.




LC

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