Las 'Claudistas' andan guerreras: saltan a la aldea digital cada vez que alguien critica a ‘La Jefa’. Entre el caudal de ataques, hay uno que las pone más bravas. Ejemplo: “¿La Sra. Sheinbaum, títere de López, es la mujer más poderosa del mundo?”, preguntó un tuitero que está indignado porque la presidenta electa no invitó al Rey de España a su toma de posesión.
“Macho”. “Otro idiota que ve a las mujeres siempre subordinadas a los hombres”. “Ridículo facho”. “La presidenta Claudia Shein (sic) llega con aún más legitimidad que AMLO, más votos”. “Hombres que piensan que las mujeres son títeres. Plop”. “Creo que la Dra. Claudia llegó con más poder, debido al triunfo en ambas Cámaras con la mayoría calificada”. “Claudia es una líder con personalidad PROPIA”. “Misógino de M”.
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Los lances en defensa de Claudia Sheinbaum Pardo son más abundantes que las embestidas. Los hacen principalmente ellas, pero los 'Claudistas' también existen. Y son muchos. Luego de la elección del 2 de junio se hizo más notoria la presencia de una oleada de guerreras y guerreros que defienden a la mujer que eligieron como la primera Presidenta de México. Las 'Claudistas', se llaman. Los 'Claudistas', les dicen.
Un reporte de MilenIA, Central de Datos e Inteligencia Artificial revela que el 71 por ciento de los usuarios de redes sociales expresan alegría, sorpresa y confianza cuando se habla de Sheinbaum, al tiempo que el universo de críticas alcanza un 28 por ciento. Sólo el uno por ciento de la gente manifiesta tristeza cada vez que se menciona a la morenista.
Hace apenas cuatro meses, cuando ganó las elecciones con 36 millones de votos, generaba sentimientos positivos en el 60 por ciento de las personas, frente a un 35 por ciento de sensaciones negativas. Avanzó 11 por ciento en buenas vibras y disminuyó su índice de rechazo en siete por ciento.
Y aunque la temperatura en redes sociales ha bajado de manera considerable, en comparación con las discusiones que se suscitaron durante la campaña, el debate político sigue mostrando músculo. El 55 por ciento de la banda habla a favor de la reforma judicial; el 43 por ciento fija posiciones en contra. Otros devanean en una melancolía que podríamos sumar al ala opositora.
La institución que resbala por el tobogán de la desgracia es la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN): sólo el 20 por ciento de los internautas la defienden, frente al 75 por ciento que la tunden. “Corrupción”, “privilegios”, “soberbia”, “oligarquía”, “nepotismo”, “narcojueces” y “lujos” son algunas de las palabras más asociadas con el organismo pilar del Poder Judicial.
Entre junio y septiembre de este año, la Suprema acumuló 15 puntos negativos: antes sólo 60 por ciento de los ciudadanos digitalizados le endilgaban sentimientos de desprecio.
No obstante, la ministra presidenta, Norma Piña, resiste los fragores de la batalla y se mantiene con los mismos niveles de amor/odio: 41 y 50 por ciento, respectivamente. A nueve de cada 100 ciudadanos les causa tristeza.
Otro elemento a destacar es que desde hace cuatro meses, los 'Xochilistas' parecen haber emprendido una retirada táctica en redes sociales. Salvo ciertos políticos y opinadores que simpatizan con el movimiento azul, cada vez se ven menos opositores tocando las trompetas de guerra. Ahora se escuchan más lamentos y reclamos a “la secta” –así llaman a los simpatizantes de la 4T– que apoyos a las causas de PAN y PRI, los partidos que sobrevivieron a la alianza Va por México.
La doctora
“Dra. Sheinbaum, Lic. de Maestría y Doctorado una científica reconocida a nivel mundial Investigadora de primer nivel más de 17 trabajos de investigación científica. ¡Tiene perfiles académicamente más preparados de la historia de México!”. Las menciones a los grados académicos de #EsClaudia también circulan profusamente en redes sociales.
Un tropel de internautas suele destacar que la próxima Presidenta de México tiene maestría y doctorado, como los abuelos que presumen que algún nieto terminó la universidad. O algo parecido. La sociedad digital parece estar orgullosa de que una de los suyos lo logró, lo consiguió, la hizo: “la científica mexicana que sí pudo ser Presidenta”, dijo en Facebook una usuaria que comparte la imagen de un gatito negro que se lima las uñas. “A disfrutar lo votado”, añade con un orondismo que provoca enojos en la acera de enfrente.
“Soberbios”. “Changos con cuchillo”. “Chairos de cuarta”. “Resentidos”. “Lacayos de la dictadura de las mayorías”. Las reacciones del 28 por ciento también se hacen sentir en Facebook, Instagram, X (antes Twitter), TikTok y YouTube, las plataformas digitales que analizó el equipo de la Central de Datos e Inteligencia Artificial de Grupo MILENIO. Millones de conversaciones fueron auscultadas por los robots que entrenamos para medir la temperatura de las redes sociales ante el tsunami político del momento.
Nos entretenemos en auscultar la noción de “dictadura de las mayorías” y encontramos que también se habla de “tiranía del pueblo” y “autocracia del proletariado”. ¿Cómo y cuándo se habrán empezado a usar esos términos que parecen provenir de algún politólogo despistado y tan enojado que no advirtió el contrasentido que iguala tales epítetos con la noción de “democracia”?
“La democracia ha muerto. La mataron los votos”, dijo un osado tuitero poco después de la elección que dio a Morena y sus aliados 256 de 300 distritos para la Cámara de Diputados (85 por ciento de las curules puestas a votación) y 30 de 32 senadurías fueron ganadas por la 4T (94 por ciento de los escaños sometidos al sufragio popular).
Luego vinieron las compensaciones de ley a la oposición, a través de los legisladores plurinominales y los senadores de primera minoría (los que quedaron en segundo lugar). Morena, PVEM y PT se quedaron con el 73 por ciento de los asientos en la Cámara de Diputados y con el 66 por ciento de las bancas en el Senado (incluyendo a Miguel Ángel Yunes, prófugo del PAN).
‘Diccionario de la Real Academia Española’ (RAE): “Democracia: Sistema político en el cual la soberanía reside en el pueblo, que la ejerce directamente o por medio de representantes”.
Los usuarios de redes sí advierten la pifia de los agoreros de la famosa “dictadura de las mayorías” y ponen caritas sonrientes o emoticones de carcajadas. “Jajajajajejejeje, ni cuenta te das que la democracia es la dictadura de las mayorías”, escribe una internauta. “El pueblo también se equivoka (sic), chayra (sic) tarada, ¿no sabes de los nazis?”, responde otro debatiente que hace unos días exigió que le prohibieran la entrada a la sala VIP de American Express del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México al “changoleoooón (sic) Gerardo Fernández Noroña”, presidente del Senado desde el 1 de septiembre de 2024.
Para propósitos de este reporte MilenIA, medimos con herramientas de Inteligencia Artificial los sentimientos que provocan siete actores políticos relevantes en el contexto del cambio de gobierno. Llama la atención que los cuatro mejor calificados son de Morena y los tres menos queridos militan en las causas opositoras.
Luego de Claudia Sheinbaum (+71%), el presidente Andrés Manuel López Obrador (+66%) sale airoso de los dimes y diretes que cierran a tambor batiente en este sexenio. Le siguen Gerardo Fernández Noroña (+53%) y Mario Delgado (+42%).
Por debajo de la mesa se encuentran el panista Marko Cortés y Norma Piña (+41%, cada uno). El priista Alejandro Alito Moreno (+35%) aletea en el sótano de los cariños digitales.
También echamos a andar la maquinaria de análisis sociodigital de nuestro científico de datos, Omar Cordero, para conocer qué tanto apoyo tiene uno de los últimos cambios constitucionales que podrá colgarse el tabasqueño que pronto vivirá en Chiapas. Como antes dijimos, la reforma judicial trae un respaldo del 55 por ciento.
En cambio, los “jueces” sólo incitan apoyo en el 18 por ciento, la “SCJN” trae aplausos del 20 por ciento y el “Poder Judicial” provoca alegrías en el 34 por ciento de los usuarios de redes sociales. “Algo deben estar haciendo mal estos jurídicos neoliberales que nadien (sic) los quiere”, anota una usuaria de redes sociales que celebra que no hayan invitado al Rey de España a la ceremonia del 1 de octubre.
Opositores, mal vistos
Luego de medir el humor social de los mexicanos que participan en las discusiones políticas de los medios sociodigitales, MilenIA puede ratificar que los sentimientos expresados suelen parecerse a los indicadores que reportan las encuestas confiables, la diferencia radica en que las herramientas de Inteligencia Artificial analizan sin cargas emotivas o partidistas las reacciones de millones de ciudadanos frente a ciertos temas, mientras que los sondeos de opinión toman muestras de un millar o pocos miles de personas. Los resultados no son iguales, pero se les parecen.
Un ejemplo: nuestras mediciones señalaban que alrededor del 60 por ciento de los ciudadanos manifestaban simpatía por Claudia Sheinbaum durante la campaña electoral y que poco menos del 30 por ciento de la gente expresaba apoyo a la candidata opositora, Xóchitl Gálvez. Los resultados electorales les dieron 60 y 27 por ciento, respectivamente.
Hoy en día, las expresiones de enojo, preocupación, disgusto y miedo se ciernen principalmente sobre Norma Piña (–50%), Alito Moreno (–48%) y Marko Cortés (–46%). Empatado con este último está el morenista Fernández Noroña (–46%) y, un peldaño abajo, aparece Mario Delgado (–45%).
Los menos odiados son la mandataria entrante Claudia Sheinbaum (–29%) y el presidente saliente Andrés Manuel López Obrador (–25%). “CLAMLA (sic) es la neta del planeta y será la mejor presidenta del planeta de las netas”, dice socarrona una 'Claudista' que ensaya un acrónimo con los nombres de los líderes políticos que sucedieron a dos gobiernos panistas (Vicente Fox y Felipe Calderón, 2000-2012) y el regreso al poder de un priista (Enrique Peña Nieto, 2012-2018).
Luego de 18 años de alternancias en el poder presidencial, El Peje llegó a Palacio Nacional (rehuyó a Los Pinos) con un discurso de “primero los pobres” y promesas de abatir la corrupción, disminuir la inseguridad, resolver el caso Ayotzinapa , establecer un gobierno austero, subir el salario mínimo, mejorar la salud, elevar la educación, mantener finanzas sanas, expandir los programas sociales y variopinta canasta de propuestas de campaña. Un tándem de aspiraciones populares se consiguieron, algunas están en vías de materializarse y otras flechas se perdieron en el bosque.
Ahora toca a Claudia Sheinbaum Pardo, como lo prometió, construir el segundo piso de la llamada cuarta transformación, una noción que pretende igualar el sexenio de López Obrador con cambios históricos similares al de la reforma juarista, la Independencia de los españoles y la Revolución Mexicana que vapuleó al Porfirismo. La historia y los historiadores juzgarán con sus cristales si se logró tremenda vaina.
Por lo pronto, el presidente López Obrador cierra su ciclo con sendas reformas al Poder Judicial y la incorporación de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), palomeadas por las cámaras de Diputados y Senadores –donde Morena y sus aliados tienen más de dos terceras partes de los votos– y una avalancha de aprobaciones en más de 17 congresos estatales –en los que la 4T tiene o cabildeó mayorías.
El poder político con el que llega Claudia Sheinbaum no se veía desde principios de los años ochenta (Miguel de la Madrid, 1982-1988) y el cariño social con el que se va López Obrador no se advertía desde que el general Lázaro Cárdenas del Río (presidente de 1934-1940) recibía gallinas como regalo en sus apariciones públicas.
Tras una acalorada campaña y un ajetreado periodo de transición, ‘La Jefa’ –como la llaman los 'Claudistas'– sale de pits con 71 por ciento de aprobación, pero también con el 75 por ciento de los usuarios de redes sociales odiando a la SCJN, un 61 por ciento de los pobladores digitales repudiando a los jueces y el 59 por ciento criticando al Poder Judicial.
La reforma judicial, símbolo del debate político de nuestros tiempos, trae un 43 por ciento de rechazos en la aldea digital. Son menos que la mayoría, pero no son pocos. Los retos de la científica que en tres, dos, uno, se convertirá en la primera Presidenta de México están por escribirse. MilenIA estará para contarla.
*Con información de Omar Cordero
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