Amante del café, las biografías y de ensuciarse las manos con los periódicos, la presidenta de la primera Legislatura “Morena” en el Estado de México, Azucena Cisneros Coss, habla directo: no falta algún “chascarrillo” ni esa voz firme y sonora que la caracteriza cuando conduce los trabajos en el pleno.
Desde niña siempre ha sido igual. Eso lo saben perfectamente sus padres, quienes desde entonces sabían para donde iba.
“Mi mamá y mi papá dicen: ya sabíamos. Ellos me vieron, siempre organizando, levantando la voz. Ha sido como una forma de vida”.
¿En las sesiones se te ve recia, pero nunca falta el momento chusco?
Si no yo reviento. En todo tengo eso, la parte de la broma y de la ironía; no lo puedo evitar, aunque podría pensar que es un papel muy institucional el estar en la presidencia, no puedo, no podría.
Yo creo que con mi voz es suficiente, es una herramienta, me escuchan hablar y creen que estoy enojada. Es común que lo crean, hablo fuerte y golpeado, pero mis compañeros ya aprendieron, saben que así es mi tono.
¿Y afuera de la Legislatura?
Soy igual, no cambio, es lo mismo arriba que abajo, prefiero que me conozcan como soy, hablo fuerte y con franqueza, a veces es una debilidad porque te meten en problemas o les disgusta a los compañeros.
¿Lo tuyo es el lenguaje directo?
Bien pelada, ya ni me digas. Si me ha generado problemas, a veces una posición tan franca y con groserías no cae muy bien. Se arriesga uno, pero no puedo ser distinta.
Vengo de una formación más de la calle, autogestiva, de movimiento social. No creo en la domesticación, en la censura o en la falta de debate. En los congresos del mundo hay debate; el parlamentarismo es el choque de ideas, de argumentos.
¿Garnachas o buenos restaurantes?
Sí me gusta la buena comida, pero me siento mejor en las garnachas. Es poca la población con posibilidades, de 100 millones 70 estamos jodidos y comemos garnachas.
Uno es diputado, pero no deja de ser quien es. Yo puedo tener preferencias, pude haber tenido más oportunidades que otros compañeros, pero culturalmente no económicamente. No aspiro a tener marcas, ni a comer en lugares muy exclusivos, pero si en sitios donde esté a gusto.
¿Cocinas?
Nada, pero sí invito a cenar a mis amigos. Esa parte la disfruto mucho pero generalmente sólo ayudo a prepararla. Le decía a mi ex marido, cabrón te divorciaste de mí, pero sí te hacia tu sándwich de jamón – carcajea-, la comida no se me da.
¿Qué haces en tus tiempos libres?
Tengo una historia de vida que me relaciona con la lectura de los periódicos porque mi padre fue un hombre que yo visualizo con libros, con el cigarro y periódicos. Mis paseos dominicales eran ir a comprar el periódico y él nos daba la sección de caricaturas.
Eso me marca, es una parte de mi formación. Todos los días para mí es un momento íntimo leer los diarios y tomar café. En las noches no puedo dormir si no me doy un momento de lectura, soy lectora.
¿Periódico físico?
Si, me tengo que ensuciar las manos de tinta, tiene que ser físico, me representa un estado, una añoranza de vida. Compro los periódicos y leo varios, se volvió en una parte rutinaria de mi vida. Puedo estar de vacaciones y los consigo.
¿Te da tiempo leer libros o te quedas sólo con los periódicos?
No es que no tenga tiempo, necesito leer, es común que lea tres libros y los tenga en mi cabecera. Agarro un libro en función de mi ánimo. A veces sobre política, teoría sociológica, o una novela. Mi padre algunas veces me regaña porque para él debo leer literatura clásica y a veces lo que hago es relajarme y comprar novelas que me resultan interesantes.
¿Qué lectura buscas después de las sesiones?
Algo más suave. Soy adicta a las biografías de mujeres, pero también de hombres como José Martí, Fidel Castro. Me relaciona, tengo una posición política clara ante la vida: soy de izquierda... soy martiana.
Ahora estoy leyendo a Pablo Neruda que es literatura universal. Uno que nunca he terminado es “La Guerra y Paz” de León Tolstói, es un librísimo y es una letra muy pequeñísima, pero es maravilloso.
¿Qué tipo de café prefieres?
Uno que tomo mucho es “Noyotl”, es orgánico y chiapaneco, que hace un amigo que se llama Miguel Noyola, también consumo gourmet pero voy variando. Si voy de vacaciones compro en Oaxaca o Chiapas. Sobre todo del sureste que del norte. Todo lo que tenga que ver con el sur me gusta.
¿Cómo es un día común en tu vida?
Corro mucho con Valentina: levántate... cámbiate... Lo común es que se nos hace tarde entre el trabajo, los lonches... salimos corriendo. Cuando la dejo me regreso a la casa a leer, si hay tiempo a nadar, sino me salgo ya arreglada. Voy a donde tenga que ir tomando café.
Soy nadadora desde hace mucho, llevo 20 años, es algo que no voy a dejar nunca porque me ayuda muchísimo a alivianar tensión.
MMCF