El primer acto solemne de Andrés Manuel López Obrador como presidente electo desacralizó el ritual. El tabasqueño llegó al Tribunal Electoral a recibir su constancia de mayoría y, a diferencia de sus antecesores, Felipe Calderón y Enrique Peña, demostró una vez más su incuestionable triunfo y no tuvo que enfrentar protesta alguna, por lo que no llegó en helicóptero y cruzó la puerta principal sin acompañantes.
Afuera, unos centenares de simpatizantes le aplaudían y vitoreaban. A ellos fue a quienes mostró primero que a nadie el documento que hace oficial su triunfo, levantándolo con ambas manos para dejarlos mirarlo a través de las rejas del inmueble al salir a la explanada del recinto judicial. Después, al cruzar esa misma puerta principal para dirigirse a la casa de transición, les lanzó besos y recibió de ellos flores.
Llevaba en sus manos esa constancia que durante tanto tiempo esperó, después de tres contiendas presidenciales, la cual, después de recibirla de la magistrada presidenta, Janine Otálora Malassis, miraba embelesado, al grado que parecía no querer desprenderse de ella y que por un segundo pretendió llevar consigo para dirigirse al podio desde donde ofrecería su primer mensaje como Presidente electo, pero debió dejarla en resguardo.
En el inmueble, discretamente resguardado por el Estado Mayor Presidencial, en una logística decidida apenas la víspera, lo recibió la magistrada Otálora, sin comisión de cortesía ni mayor tumulto.
Afuera, elementos de la Policía Militar colocaron vallas para ordenar el tránsito vehicular que se interrumpió parcialmente solo durante aproximadamente una hora.
En el salón de plenos ya lo esperaban quiénes integrarán su gobierno y en primera fila los representantes de la Suprema Corte, Luis María Aguilar; el Senado, Ernesto Cordero; la Cámara de Diputados, Édgar Romo; el titular de la Fepade, Héctor Díaz Santana, y hasta los líderes de PRI y PRD, Claudia Ruiz Massieu y Manuel Granados.
A diferencia de las anteriores sesiones solemnes de la máxima autoridad electoral, esta vez destacó la ausencia del secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida. En esa primera fila quedó un lugar vacío. En el Salón de Plenos del tribunal electoral con capacidad para 96 personas tampoco se hicieron presentes el líder del PAN, Damián Zepeda.
López Obrador llegó alrededor de la 1 de la tarde al recinto jurisdiccional y ocupó el lugar central entre dos de sus hijos mayores, Andrés Manuel y Gonzalo. En el salón de plenos destacó la ausencia de quien fue su coordinadora de campaña, Tatiana Clouthier, a pesar de que la mayor parte de los asientos fue ocupado por sus colaboradores más cercanos, como Olga Sánchez Cordero, Alfonso Romo, Rocío Nahle, Esteban Moctezuma, Marcelo Ebrard, Yeidkcol Polevnsky y Manuel Bartlett.
Atrás quedaron los reclamos en la calle ante el fallo definitivo de la elección presidencial, no hubo acoso para quienes acudieron a la sesión solemne y el acto para declarar válido el triunfo del tabasqueño fue de mero trámite y en tiempo récord.
Esta vez el protocolo ni siquiera fue de fiesta, solo un grupo de fieles que siempre respetó las vallas de seguridad, en sintonía con el talante solemne marcado por Andrés Manuel López Obrador desde el momento en que se hizo oficial su triunfo electoral.
Sin protesta alguna y por la puerta principal
Crónica/Transición 2018
Acompañado de sus colaboradores, Andrés Manuel recibió su documento, que presumió a sus fieles antes que a nadie, presentes afuera del tribunal.
México /
LAS MÁS VISTAS