En el colegio Enrique Rébsamen, en la alcaldía Tlalpan, sólo quedan vestigios de lo ocurrido el 19 de septiembre de 2017, cuando un sismo de magnitud 7.1 sacudió la Ciudad de México.
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Un edificio se mantiene en pie, pero la fachada y costados de la estructura dan cuenta de la tragedia ocurrida aquella tarde: veintiséis personas murieron bajo los escombros tras desplomarse una parte del inmueble.
Diecinueve de las víctimas eran alumnos del colegio, mientras que el resto era personal. El último cuerpo en ser rescatado fue el de María Reina Dávila, de 32 años, una trabajadora de intendencia.
Cinco días después del sismo, su cadáver fue localizado a cuatro metros de profundidad bajo toneladas de escombro.
La historia fue diferente para 11 menores, quienes salieron con vida de entre las ruinas de los dos edificios, uno de los cuales quedó reducido a escombros.
El dato:19-S
El sismo del 19 de septiembre de 2017 fue de magnitud 7.1 y ocurrió a tan sólo 120 kilómetros de la Ciudad de México, por lo que causó graves daños.De acuerdo con el Servicio Sismológico Nacional se registró en la placa de Cocos, como el del 7 de septiembre, sólo que este se generó en la frontera de Puebla y Morelos.
La zona se mantuvo intacta, hasta que el año pasado personal de la Secretaría de Obras de la Ciudad de México concluyó la demolición del edificio que colapsó parcialmente y retiró el cascajo de la otra construcción que cedió totalmente por el sismo.
Hoy, a punto de cumplirse dos años de aquella tragedia, unas veladoras en forma de cruz sobre la banqueta de Rancho Tamborero recuerdan a las 26 víctimas. El silencio prevalece en la calle y el rugir de los motores sólo es constante sobre calzada de las Brujas.
Tablones de madera forman parte de la barda e impiden la entrada al lugar, el cual se encuentra asegurado por la Procuraduría capitalina.
En la planta baja, en el primer y segundo nivel de la estructura que aún está en pie hay salones, donde aquél martes estudiaban cientos de niños de preescolar, primaria y secundaria. Pizarrones blancos y algunas sillas quedan amontonadas en el lugar.
"Silencio" y "Retírate helicóptero" son las palabras que permanecen marcadas en lo más alto del edificio como recuerdo de ese día y los subsecuentes en los que se realizaron labores para rescatar a las víctimas de entre los escombros.
Vigas de acero y tubos de metal sostienen el único edificio que queda en el sitio; en el patio se mantienen los árboles, mientras que el pasto ha crecido.
Algunos graffitis fueron hechos en la barda, donde además hay al menos dos avisos en los que se indica la carpeta de investigación y el motivo: homicidio.
VJCM