No es de usar ropa de marca ni compradora compulsiva, pero sí le fascinan los perfumes y comer un buen taco, dice Blanca Hernández, magistrada presidenta del Tribunal Electoral de Tamaulipas (Trieltam).
Su templo de paz es su casa donde disfruta al máximo estar ahí, en especial su recámara y el comedor donde convive con su hijo y con quien tiene una regla: nada de celulares en la comida.
No era popular en la prepa y fue poco a fiestas, se casó muy joven, a los 20 años y a los 21 tuvo a su hijo.
La mayor enseñanza de vida de sus padres comenta que ha sido la formación de pilares, no solo en lo familiar sino entre las amistades, a quienes sí les puede aportar algo es maravilloso.
Háblenos de su familia.
Mi papá murió el 1 de marzo del 2017, mi mamá se llama Araceli y mi hijo Gerardo; de mis hermanas de mayor a menor está Dalila, mi hermano Agapito, Elizabeth, Leticia, Rocío, luego sigo yo y Araceli, la más chiquita me lleva cuatro años de diferencia, tuve la oportunidad de ser la coyotita y mi hermano también ya falleció.
¿Cómo fue su infancia?
Fue muy bonita, no fue una infancia común como la que puede haber para muchas niñas y niños, fue distinta, porque muy pequeña mi papá salió y tuvo que irse a trabajar para darnos el sustento y tuve una mamá que es la que se hizo cargo de seis mujeres y un hombre, que en paz descanse. Yo tenía un apego sumamente especial con mi padre, de él aprendí muchísimas cosas, su ahínco por la vida por la determinación de hacer las cosas bien. Era un hombre de mucha palabra, un toro bravo como dirían mis amigos y yo recuerdo mi niñez con mis hermanas, como la de todos los niños que peleamos y jugamos y me gusta ser muy competitiva y defender a mis hermanas.
¿Le gusta viajar?
Me gusta salir de viaje, regularmente en vacaciones, mi mamá esta grande, pero trato de traerla con nosotros y salimos de viaje, me gusta andar en Tamaulipas y en México. No soy mucho de viajar al extranjero y no por falta de ganas, pero creo que primero tienes que conocer bien tu tierra para ir a conocer otras culturas o formas de vida de otras personas, me encanta la huasteca potosina, me gusta manejar, ser yo la que va ahí, esos momentos no los cambio por nada. Las conversaciones que puedo tener con mi mamá y Gerardo mi hijo son en largos trayectos.
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¿Dónde le gusta comer?
En casa pero cuando lo hago fuera, en cualquier lugar y no me interesa las críticas de la gente que porque soy presidenta magistrada debo comer en “x” lugares, no. Puedo cenar a unos tacos por el 16 o donde sea, pues soy una persona común y corriente.
Aquí en el Tribunal ando sentada y está muy padre la silla y todo es parte de mi trabajo, pero cruzo la puerta y soy mamá, tía, sobrina, hija y puedo ir a sentarme a donde me dé mi regalada gana.
¿Qué opina de los estereotipos y etiquetas?
Existe mucha tendencia en la humanidad a señalarte por tu forma de comportamiento, por tu forma de vestir por la bolsa que traes o la marca de ropa que usas y siento que son banales, que te digan y que te estereotipen. Tienes que vivir de acuerdo con lo que eres, no a lo que los demás quieran, debes vestir lo que quieras y como quieras.
Igual la comida: si comerte un elote en la calle te hace feliz, adelante; si comes gorditas y te manchas, ¿qué? ¿Por qué tienes que ir a comer a determinado lugar por el cargo que ostentas? Yo salgo de ese paquetito, porque si dejo de ser Blanca pierdo mi esencia. Me compras así o no me compras, simplemente.
¿Le gustan los perfumes?
Puedo decirte que si tengo que gastar en un vestido, un traje, una bolsa o un perfume, me inclino por el perfume; mis favoritos son: La Vie Est Belle y Coco Chanel creo que va muy bien con mi PH, me gustan los perfumes.
¿La enseñanza de sus padres?
Me lo ha contado la gente y mi familia, incluso mi hijo lo tiene bien grabado: me dijo que una vez que estaba cerca de su abuelo, lo tomó del brazo y le dijo, palabras más palabras menos, “el día que yo falte tienes que cuidarme a esa gran mujer que tienes por madre, es mi hija y siempre la he visto como un pilar en mi vida y no quiero que ese pilar se caiga nunca”. A mí no me lo dijo nunca pero para mí, mi papá era mi fortaleza y también mi pilar, yo sabía que si yo me desmoronaba el estaba ahí para ayudarme. Es la gran enseñanza de vida que tengo que formar pilares a mi familia y amigos y si les puedo aportar algo para mi ya es ganar ganar. De mi mamá sigo recibiendo enseñanzas todos los días, es nuestro tesoro y la cuidamos como tal, es una mujer fuerte que todos los días ora para que a sus hijos nos vaya bien, dicen que cuando una madre clama a Dios no hay una oración más poderosa que la de una madre.
¿Era popular en la prepa?
En la prepa fui como a tres fiestas, no era la más popular, no te puedo decir que era fiestera, me casé a los 20 y a los 21 tuve a mi hijo y te surgen otras necesidades en vez de andar de fiesta en fiesta y buscando baile.
¿Es una mujer joven?
Tengo un hijo de 21 años. No estoy tan joven, esta longevidad se la heredé a mi padre, murió a los 69 años y parecía de 50 y sin ninguna cana, el cabello negro negro y vaya que era muy preocupón y enojón; me ven joven pero no uso botox, no uso las mejores cremas, mi maquillaje es normal o al natural.
¿Tiene un apodo?
Por mi carácter fuerte me decían “la María Félix”, tengo pues mi carácter fuerte, soy una persona que te dice así y así, con bases, no nada más por el simple capricho de opinar, sino argumentado y sustentado, como debe ser.
¿Qué está leyendo?
“La Democracia a Prueba: Elecciones en la Era de la Posverdad”, de Ciro Murayama.
EAS