Recuperar el orgullo y la identidad del PRI para que ser militante deje de ser “vergonzante” es el objetivo del ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México José Narro Robles, quien busca dirigir al partido.
En entrevista, a diferencia de otros aspirantes a la presidencia nacional del partido, afirma que durante la administración del ex presidente Enrique Peña Nieto sí hubo avances en temas de salud, turismo, infraestructura e inversión extranjera; sin embargo, reconoce que “faltó capacidad para transmitir esos logros”.
También admite que hubo asignaturas pendientes en temas como la pobreza, la desigualdad, la violencia, la inseguridad, y sobre todo en materia de corrupción e impunidad.
Narro, más allá de ponerse objetivos electorales, dice que lo que necesita el partido es recuperar valores como la honestidad y la ética, así como el prestigio del PRI, los cuales impulsará inspirado en Jesús Reyes Heroles, Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu.
Para lograrlo, el ex rector buscará ajustar al PRI a las causas del siglo XXI: derechos humanos, medio ambiente, patologías colectivas y sociales, problemas de salud mental, así como a las adicciones.
¿Vale la pena arriesgar su capital político, así como su prestigio académico y social por el PRI, que en los últimos años es símbolo de corrupción y malos gobiernos?
No fue una decisión sencilla, pero si tengo la posibilidad de hacer un aporte, lo haré. Cuando se habla de problemas, el PRI no es el único que tiene esos problemas, en todos los partidos hay situaciones inconvenientes.
Es un tema de los políticos, no del partido, por eso he invocado los valores éticos, cívicos y laicos que deben prevalecer. En mi escala, la honestidad y la honorabilidad ocupan los primeros lugares; después viene la lealtad, la institucionalidad, el trabajo, el compromiso, el pensar en los demás.
Entiendo en qué momento se encuentra el PRI, el partido más antiguo que está vigente, con claroscuros, con defectos... todos los problemas por los que se le pueden señalar, pero también se le pueden reconocer alcances.
Es cierto, han habido personajes que han lastimado al partido, pero hay otros que le han dado relevancia. Ahí está Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas, Luis Donaldo Colosio, Jesús Reyes Heroles, José Francisco Ruiz Massieu; ahí están mujeres maravillosas, como María Lavalle, de nuestras primeras diputadas en los 50, Griselda Álvarez, la primera gobernadora.
Parte de lo que tenemos que hacer es recuperar el orgullo, la identidad de los priistas, que deje de ser vergonzante ser priista. ¡No!, no todos somos así.
¿Qué se hizo mal en el sexenio pasado, por qué la ciudadanía no respaldó al partido?
Mejor refiero las cosas que se hicieron bien, ahí están los datos de la inversión extranjera, alcanzando las cifras que nunca se habían alcanzado; en materia de salud, sí hay un sistema con problemas, sin embargo atiende a un millón de mexicanos cada día.
En Turismo México avanzó, el año pasado se recibió a más de 100 mil turistas de otras partes del mundo al día. Hubo avances, una acción de gobierno que ahí está, que fue incompleta, sí; que faltaron cosas, sin duda.
En lo personal me hubiera gustado que tuviéramos una mayor capacidad para transmitir a la sociedad lo que se estaba haciendo, por qué se estaba haciendo y qué se estaba obteniendo, porque sí hubo resultados.
Sin duda no hemos podido resolver los temas de la pobreza y la desigualdad, y tampoco pudimos resolver la violencia y la inseguridad, así como el desapego al estado de derecho, la corrupción y la impunidad... son asignaturas pendientes.
¿Cómo se transmiten los valores de honestidad y lealtad que propone a los militantes, pero sobre todo a los liderazgos?
Es un asunto de conducta, no de manual, es un asunto que tiene que ver con lo que aprendes en casa, en la escuela y con el diálogo interno para identificar lo que está bien y lo que no es correcto.
No es un asunto de saberlo nada más, de decirlo. Se debe poner en práctica, el que es honesto no lo es porque sabe una lección de honestidad, tenemos que tener congruencia, ahí es donde se ha fallado.
La militancia, en su inmensa mayoría, no solo comparte ese código ético, sino aplica y vive dentro de él.
¿Cuál es su objetivo dentro del PRI?
Fortalecer la presencia del partido en las lides electorales. Por supuesto, los partidos están hechos para competir, pero eso no es suficiente, eso es lo que se espera. Se trata de recoger los compromisos, me apasiona esa tarea por una razón: fui amigo y colaborador de Luis Donaldo Colosio, tuve la fortuna de conocer, tratar y platicar con Jesús Reyes Heroles, además estuve muy cerca de José Francisco Ruiz Massieu, por poner tres ejemplos que a mí me enriquecieron.
Ver la capacidad intelectual de Reyes Heroles, el carisma de Colosio, así como la inteligencia y la capacidad pragmática de Ruiz Massieu, me resulta muy estimulante. Estoy convencido de que es por ahí, través de esos ejemplos, que se tiene que caminar.
¿Le gustaría dejar un partido encaminado a recuperar la Presidencia en 2024?
Sí, definitivamente. Tenemos que trabajar mucho, escuchar a la militancia, revivir el orgullo y la identidad priista; tenemos que salir a hablar con la gente, tener una capacidad de organización superior a la que hemos tenido; el partido tiene que encontrar los mecanismos de democracia interna que le permitan seleccionar a los mejores para la competencia electoral y todos tenemos que entender que esto se tiene que hacer en unidad, que se requiere.
¿Cuáles son las causas que el PRI debe impulsar?
El PRI es de causas y tenemos que pensar en los derechos humanos, en los problemas históricos de México, pero también en la nueva agenda del siglo XXI, como el medio ambiente, las patologías colectivas y sociales, los problemas de salud mental y las adicciones. Desde la política y con la participación de las instituciones y de la ciudadanía, tenemos que construir un proyecto de un México mejor, más fuerte, justo, libre y democrático.