Violencia intrafamiliar se dispara en 2020 por la pandemia

La activista Diana Mejía y autoridades locales señalaron que se requieren mejoras para atender esta otra pandemia

Protesta de mujeres ante la violencia en la zona Tula. (Francisco Villeda)
Francisco Villeda
Tula /

La violencia intrafamiliar ha aumentado considerablemente durante la actual contingencia sanitaria por la pandemia del nuevo coronavirus SARS-CoV-2, que produce la enfermedad covid-19.

En todo el país este delito registra una tendencia al alza, e Hidalgo, y en específico la región de Tula no son la excepción. La activista Diana Mejía Martínez, quien es psicóloga y laboró de febrero de 2020 a diciembre del mismo año en el módulo de atención a las mujeres, operado por la administración municipal de Tula de Allende, dijo que previo al confinamiento domiciliario sugerido por las autoridades sanitarias para contener los contagios del nuevo coronavirus, se registraban uno o dos casos de violencia intrafamiliar severa al mes.

Sin embargo, al iniciar el confinamiento estos casos en los que la vida de las víctimas estaba en riesgo por lesiones o sufrían abuso sexual o violación, incrementaron a 3 o 4 por semana.

Este aumento en la violencia intrafamiliar impactó directamente a mujeres y niños, a la par que agudizó la vulnerabilidad existente, por lo que la alcaldía de Tula, a través del sistema municipal para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), el Instituto de la Mujer, el módulo de atención a la mujer y la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) local, intensificaron sus labores para dar seguimiento a los casos.

En el periodo en el que ella laboró en el módulo, precisó, se brindaron 160 seguimientos a situaciones de violencia intrafamiliar, entre los que se incluyen casos en los que las mujeres acudieron ante la Procuraduría General de Justicia del Estado de Hidalgo (PGJEH) para iniciar la denuncia correspondiente y darle continuidad a la misma hasta concluir el proceso; otros en los que solo acudieron por primera vez ante las autoridades y después tomaron otras determinaciones; casos en los que se brindaron apoyos en el rubro de salud mental; y también otros en donde hubo cambios de domicilio para alejarse de la violencia.

La activista destacó que en varios casos antes de atender el proceso legal se tuvo que tratar el tema de la salud mental, pues la violencia intrafamiliar fue uno de los estímulos que pudo detonar enfermedades psiquiátricas en las víctimas.

Mejía Martínez, expresó que de esas 160 mujeres, algunas denunciaron formalmente la violencia, otras a funcionarios de la PGJEH por omisiones en los procesos legales, aunque algunas mujeres terminaron por desistir a causa de que no había avances en el proceso, por malas actuaciones de funcionarios públicos al atenderlas, o simplemente porque ellas ya no querían seguir con la demanda.

Dijo que en total fueron 20 los casos en los que existió un desistimiento total de parte de las víctimas, pero aún con esa negativa para dar continuidad a las denuncias el personal del módulo les daba seguimiento para conocer si habían regresado con su agresor, si se habían cambiado de domicilio o qué acción tomarían.

En todos los casos, subrayó Mejía Martínez, les indicaron a las víctimas que si deseaban retomar la denuncia lo podían hacer, y les pidieron mantenerse en contacto para un seguimiento adecuado; algunas sin embargo, con el paso del tiempo dejaron de contestarle el teléfono a las funcionarias que llevaban sus seguimientos.

Resguardo

Relató que para salvaguardar a las mujeres y niños víctimas de violencia intrafamiliar el gobierno de Tula contaba con un albergue en donde podían estar a salvo, bajo la protección de la policía municipal, y con acompañamiento de las funcionarias, mientras se trazaban los planes de acción de los casos.

En algunos momentos, detalló, se solicitaba el apoyo de Ciudad de las Mujeres, las cuales brindaban las facilidades para brindar protección a las mujeres, pero luego los refugios para mujeres llegaron al 85 por ciento de su capacidad y dejaron de recibir a víctimas.

Por este motivo consideró que es primordial trabajar sobre la creación de infraestructura requerida para estos casos, además de mejorar la existente, pero sobre todo dijo que es importante asignar más personal que pueda atender este incremento de la violencia durante la pandemia de covid-19, pues insistió en que las víctimas ahora pasan más tiempo con sus agresores a causa del confinamiento domiciliario.

En este sentido dijo que antes de la pandemia las mujeres violentadas se sentían seguras en sus hogares en el lapso en el que sus parejas se encontraban en sus trabajos, pero eso cambió con el confinamiento. Especialmente los fines de semana son violentos, dijo, y acotó que la mayoría de los casos se presentaban el domingo a partir de las 7 de la noche.

En el caso de Tula afirmó que las zonas en las que se registraron más casos de violencia fueron la colonia centro, Barrio Alto, Infonavit San Marcos, El Llano primera sección y El Salitre.

Mejorar albergue

En Tula de Allende, el alcalde Manuel Hernández Badillo, destacó durante las primeras semanas de su gobierno, que es primordial el combate a la violencia de género, y por ello, dijo, su administración impulsará diversas acciones para erradicarla.

En este sentido el alcalde dijo que existe un proyecto para contar con “un albergue para las mujeres víctima de violencia, un proyecto que viene impulsando el sistema municipal para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), y va a permitir vincularnos para lograr objetivos contundentes y erradicar la violencia de género” que se registran en esta demarcación, cabecera de distrito.

Sobre dicho proyecto, Karina Mejía Guerrero, titular del DIF municipal externó que la dependencia a su cargo trabaja de manera conjunta con la Secretaría Integral de Protección a las Niñas, Niños y Adolescentes (Sipinna), “para dar resultado a nuestras mujeres; nuestro compromiso es que el municipio cuente con el albergue municipal; es un tema ambicioso en donde requerimos de mucho recurso”.

Detalló que DIF pretende “tener el área de resguardo, con cuatro habitaciones; brindaremos 72 horas de alojamiento a nuestras mujeres, niñas y niños, que sufren violencia”, y recordó que hace dos administraciones fungió como regidora y se percató de que Tula “no cuenta con un área digna para nuestros niños y mujeres; en ese entonces las dejaban en el suelo, y de ahí nace la necesidad de tener un espacio digno, de calidad, para las mujeres y niños que sufren de violencia”.

Permea violencia en toda la zona

En Atotonilco de Tula la situación es similar. Eva Salazar Rodríguez, presidenta del sistema DIF, dijo que se han presentado muchos casos de violencia intrafamiliar durante la pandemia, particularmente en las inmediaciones del fraccionamiento Paseos de la Pradera, una unidad habitacional “dormitorio”, limítrofe con el estado de México.

“Ha sido muy alta la incidencia, es triste el panorama que ahí se vive entre las familias, entre los niños”, dijo, al tiempo que expresó que “se está llevando el protocolo de atención para estos casos de acuerdo a las leyes, con los representantes legales que se requiere en el momento, psicóloga, licenciado, trabajador social, con toda la ayuda posible de parte del DIF municipal”.

Expresó que su dependencia está trabajando en torno al tema, “se ha trabajado, hay casos todo el tiempo, no descansamos”. Esta labor también la apoya la dirección de Seguridad Pública local, dirigida por el inspector de la policía estatal, Alejandro Rosales Valdivia, la cual instrumenta diversas acciones preventivas, y también interviene en incidentes de violencia intrafamiliar para resguardar a las víctimas, misma actividad que realizó su antecesor, Ignacio Hernández Curiel, quien destacó durante 2020 que la violencia intrafamiliar ocupó el primer sitio como el delito más recurrente en esta demarcación.


El calvario de denunciar

La ruta de la denuncia no es sencilla, admite Areli Rubí Miranda Ayala, diputada local, quien señaló que actualmente se trabaja con el Instituto Hidalguense de las Mujeres (IHM) y la comisión del rubro en el Congreso de Hidalgo para crear una línea única de atención, a fin de hacer más fácil el proceso para las mujeres.

Y es que, en la actualidad, “cuando una mujer es golpeada tiene que ir a la presidencia, al juez conciliador, a la instancia de las mujeres, al ministerio público y se vuelve este caminar un calvario, que es lacerante y en el que se revictimiza a las mujeres”.

Por ello, dijo, “se está trabajando es para hacer una ruta de atención a las mujeres para que sea homogéneo el andar de una mujer que sea violentada”.

Reconoció que la violencia intrafamiliar durante la pandemia “sí ha aumentado; los colectivos y algunas organizaciones civiles nos han dado porcentajes, y aunque varía de acuerdo a quien lo recaba, si han aumentado durante la pandemia”.

La legisladora dijo que por la contingencia sanitaria a causa de la pandemia, las mujeres “están encerradas con el agresor; todo el tema de la economía que ha lacerado a las familias genera cierta desesperación y eso ha hecho que la violencia contra las mujeres crezca”.

Afirmó que desde el Congreso de Hidalgo se están haciendo exhortos en torno al tema, y buscan que diversas instancias, entre ellas la PGJEH, den información en torno al tema.

Agregó que en todo momento, como legisladora, atiende este tipo de casos; “siempre se nos acercan mujeres para que les demos un acompañamiento con la PGJEH, con alguna dependencia, con las autoridades municipales, para que se puedan hacer los levantamientos y carpetas de investigación correspondientes”.

La diputada hizo un llamado “a las mujeres que sufren algún tipo de violencia para que se acerquen con una servidora, con las dependencias, para que puedan salir de este círculo de violencia, que de repente se vuelve muy complicado, pero desafortunadamente sino es así, muchas veces termina en la mortalidad, en feminicidios”.

Durante 2020 en Hidalgo se registraron 9 mil 708 llamadas al 911, y de esas 5 mil 724 correspondieron a casos de violencia familiar, mil 347 a casos de violencia de pareja, 18 a feminicidios, ocho casos de tráfico de mujeres, 14 casos de corrupción de menores, 113 casos de hostigamiento sexual, 24 casos de abuso sexual y 704 casos de violación.

Y tan sólo en enero de 2021 en la entidad se registraron dos feminicidios, uno de ellos en Tula y el otro en Actopan; así como 305 casos de violencia familiar, 36 casos de violación, 80 casos de violencia de pareja.

En México, de acuerdo al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), durante 2020 se registraron 206 mil 67 llamadas de emergencia relacionadas con violencia contra la mujer, superando al 2019 con 62 mil 374 llamadas; el repunte de los casos se registró en el mes de marzo de 2020, justo cuando inició la cuarentena.

Consecuencias de la violencia

Diana Mejía Martínez señaló que la violencia intrafamiliar tiene muchas consecuencias, entre ellas lesiones físicas, abortos ocasionados por lesiones efectuadas por la pareja, embarazos no deseados, contagios de Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS), consecuencias psicológicas, patologías o enfermedades psiquiátricas, estrés, temor o hasta feminicidio.

Dijo que en algunas ocasiones esta violencia logra romper el vínculo entre las mujeres y sus familias, al grado de provocarles que ellas mismas duden sobre volver a sus hogares o con su núcleo familiar, el cual dejaron para emprender una vida en pareja.

Refirió que durante 2020 en Tula se presentaron cinco casos de madres de familia que se acercaron al módulo de atención a la mujer para pedir apoyo para sus hijas, quienes se encontraban en otros estados de la república mexicana padeciendo violencia. A esos casos se les canalizó a las instancias correspondientes.

A la par de que la pandemia de covid-19 se prolonga también lo hace el escenario de violencia intrafamiliar en todos los puntos del orbe, y desde luego Hidalgo y la región Tula no son la excepción, aunque los esfuerzos para disminuirla son todavía visiblemente insuficientes, y por ello las autoridades deberán atender otra pandemia, la de la violencia intrafamiliar.


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