En el silencio de la denominada Casa de Playa se cuela el rugir de las olas provenientes del Océano Pacífico que llegan a acariciar la arena intocada de la costa, embellecida con hileras interminables de palmeras que se pierden en el infinito.
El ruido de algunos trabajadores interrumpe el sonido del vaivén del mar. Suena una lijadora eléctrica que un par de carpinteros utiliza para reparar las escalinatas de madera que conducen a la alberca del jardín de la casa. El sol las ha deteriorado.
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También se escucha la suave frotación de un rodillo que pinta de blanco las paredes exteriores del inmueble, que comienzan a verse anaranjadas por su exposición a la intemperie.
Bajo el duro rayo del sol, los empleados se sujetan al sombrero unas franelas que les cubren el cuello y parte de los hombros. El calor es intenso, la humedad lo potencia.
Esa Casa de Playa funcionaría como oficina central del fallido proyecto denominado Centro Integralmente Planeado (CIP) Playa Espíritu, que en 2008 fue anunciado como “el nuevo Cancún sinaloense”, por el entonces presidente Felipe Calderón.
Han pasado 13 años desde que se anunció este megaproyecto turístico que encarrilaría al municipio de Escuinapa hacia un desarrollo económico y social muy esperado por sus habitantes.
Pero de los más de 40 mil cuartos de hotel prometidos y de los dos campos de golf, los centros comerciales y los condominios que se proyectaron, hoy no hay nada.
Entre 2008 y 2018, a lo largo de los sexenios de Calderón y de Enrique Peña Nieto, los avances del proyecto fueron lentos y a duras penas se pudieron construir instalaciones básicas, con recursos que sumaron cerca de mil 500 millones de pesos, a las que hoy se le destinan 14 millones de pesos anuales, al menos desde 2015, para mantenerlas en buenas condiciones.
Ni un turista se ha parado en Playa Espíritu
En esos 10 años, el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) logró construir 40.5 kilómetros de vialidades en 713 hectáreas de las dos mil 381 ─apenas el 30 por ciento de la superficie del terreno─, un malecón de 1.5 kilómetros con ciclovía, un hotel exprés de 53 habitaciones para hospedar a inversionistas y la casa de playa.
Gran parte de la inversión pública que se hizo fue la introducción de tuberías subterráneas, bajo los 40.5 kilómetros de vialidades, de agua potable, de captación de agua pluvial, el drenaje de aguas negras, la red de riego, los conductos para los cables de media y alta tensión, para la telefonía y el alumbrado público.
Además, se construyó una planta de tratamiento de aguas residuales de 50 litros por segundo y seis cárcamos para el bombeo de ese líquido que se destinaría al riego de los jardines y campos de golf. Pero en Playa Espíritu no hay ni electricidad ni agua potable.
En todo este tiempo ni un solo turista se ha parado en el sitio. Las únicas personas que se encuentran ahí son una treintena de empleados contratados por Fonatur que todos los días dan mantenimiento y limpieza a algo que nunca nadie ha utilizado.
“Es muy importante darle mantenimiento porque como estamos en una zona frente al mar, el deterioro de los materiales, por el salitre de la zona, es muy fuerte”, dice Eduardo Bazúa, delegado del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) en Sinaloa, en entrevista con MILENIO, durante un recorrido que se hizo al proyecto.
Si hasta el 2018, la inversión de dinero público que se destinó para la construcción de este sitio cayó lentamente, a partir del 1 de diciembre de ese año, cuando asumió en el cargo el presidente Andrés Manuel López Obrador, el flujo de recursos se frenó y sólo se ha usado el dinero para mantenerlo.
Para el mandatario, ese proyecto fue un mal negocio. Reprocha, primero, que el terreno de 2 mil 381 hectáreas ─cuatro veces la Ciudad Universitaria de la UNAM─ se le haya adquirido, de manera supuestamente fraudulenta y a sobreprecio, por 120 millones de dólares, al ex gobernador sinaloense Antonio Toledo Corro.
Pero López Obrador también afirma que tiene una mala ubicación, lejos, a hora y media, del aeropuerto de Mazatlán; la expresión que un día utilizó ─ “el terreno está refundido, allá donde no hay aeropuerto” ─ molestó a los habitantes de Escuinapa, quienes afirman, orgullosos, que su pueblo no está “refundido”.
El presidente afirma que han intentado vender los terrenos de ese proyecto, heredado del sexenio de Calderón, al que definitivamente no dará continuidad, pero asegura que nadie los ha querido comprar.
Por eso, para diciembre de este año, rifará, en un sorteo de la Lotería Nacional, los primeros 400 lotes del polígono.
El dinero recaudado servirá para seguir financiando la presa Santa María, que se construye en esa zona de Sinaloa.
El mantenimiento, una tarea que no se acaba
Al concierto de sonidos que se mezclan con la estridencia de las olas del mar, se suma el de un esmeril que repara los techos de los pasillos de la casa y el áspero rozar de los machetes que, desde lejos, se escuchan.
Son las cuadrillas de trabajadores de Fonatur que se dedican a desyerbar a machetazos los caminos construidos para el paso de los autos.
La naturaleza silvestre del lugar y las lluvias ocasionan que la yerba crezca en todos los terrenos que algún día fueron pensados para edificar ahí hoteles, comercios, viviendas, restaurantes.
“¡Imagínate, esto fuera una selva si no le das mantenimiento!”, afirma Bazúa, quien explica que, pese a que nadie visita las instalaciones, Fonatur tiene la obligación de mantenerlas en buenas condiciones, sobre todo, para no perder la inversión inyectada a lo largo de los años.
Por ejemplo, en la Casa de Playa se deben estar atendiendo los equipos de aire acondicionado, las persianas anticiclónicas, las bombas, la alberca; en el hotel, mantener limpias las 53 habitaciones, que no están amuebladas, los espacios para la parte comercial y la plaza cívica, la recepción, otra alberca, las oficinas, la lavandería, el cuarto de máquinas y la habitación donde se concentran las instalaciones eléctricas y el sistema computarizado del edificio.
“El hotel se equipó hasta cierto punto, tiene televisiones, aires acondicionados, pero nunca se equipó con mobiliario, es decir, no tiene camas, no tiene closets, básicamente así está y lo hemos mantenido desde esa fecha, más o menos el 2015”, explica Bazúa.
Para eso, la dependencia mantiene vigentes al menos cuatro contratos, desde aproximadamente seis años para garantizar mantenimiento, limpieza y vigilancia del lugar.
“Tenemos tres contratos: de mantenimiento, de limpieza y otro de mantenimiento y limpieza, en diferentes áreas; más o menos son alrededor de 7 millones de pesos, lo que nos cuesta anualmente, mantener, hoy por hoy, como está, Playa Espíritu”, explica.
Gran parte del contrato de mantenimiento y limpieza está enfocado en la Casa de Playa, la más expuesta a los efectos del mar, mientras que los otros están dispersos entre lo que es la limpieza y el mantenimiento de todas las áreas, incluidos los 40.5 kilómetros de vialidades.
A esos contratos se suma el contrato con una empresa de seguridad, que destina a 30 vigilantes, que se reparten los turnos en los diferentes accesos al polígono, quienes tienen la encomienda principal de evitar que intrusos traspasen los límites del terreno y lo invadan.
“Hay puntos bien identificados en donde se requiere más vigilancia”, confiesa uno de los empleados.
“Entre los siete millones de los contratos de mantenimiento y limpieza, más otros siete de vigilancia, son alrededor de 14 millones de pesos”, dice Bazúa.
─Para mantener algo que nadie usa─, se le insiste.
─Para mantener algo que ahorita no está en activo en cuanto a la inversión, pero que hay que vigilarlo, hay que cuidarlo y hay que mantenerlo.
Bazúa afirma que Fonatur no puede dejar perder la inversión de un lugar que ya es “un patrimonio de todos los mexicanos”.
La lotificación, nueva fase en Playa Espíritu
Eduardo Bazúa explica que tras el anuncio de la primera de varias rifas que se celebrarán para repartir esos terrenos, Fonatur ha trabajado con el gobierno estatal y el municipal en las modificaciones legales del proyecto para poder hacer una nueva división del predio y a los nuevos lotes, de menor dimensión, poderles cambiar el uso de suelo que tenían autorizados.
“Hoy por hoy es un proyecto para el que se generaron usos de suelo hoteleros, condominales, unifamiliares, mixtos, que son comerciales con hoteleros, para escuelas, para hospitales, pero todo esto, de alguna manera, al hacerse esta nueva lotificación, tuvo una modificación del proyecto original”, dice
El cambio implicó cambiarle el uso de suelo a los predios por uno de densidad baja.
“Es decir, si tú te sacas un lote aquí, el uso de suelo va a ser para que construyas una vivienda o una casa. Se decidió así para poderlo rifar y que se lo pudiera sacar cualquier persona en este país. Si no, imagínate, te sacas un lote con uso de suelo hotelero y tú no vas a hacer un hotel, vas a tener que hacer una casa. Por eso se cambió a densidad baja. Implica menos impuesto predial y las dimensiones de los lotes se van a reducir”, añade.
La rifa de los 400 lotes de entre mil 500 y 2 mil metros cuadrados, es decir, de unos 30 metros de frente, se tiene prevista para los primeros días de diciembre.
Para el funcionario de Fonatur, la rifa es lo mejor que por ahora podría ocurrirle a Playa Espíritu porque “necesitamos hacer algo ya con el proyecto” e implica un doble beneficio para la región.
“Que se obtengan recursos para enfocarlos o invertirlos en lo que es la presa Santa María, que le va a dar certidumbre a toda esta parte del sur de Sinaloa que tiene muchas carencias, que es una zona en la que realmente hay mucha pobreza; si se le da certeza a la presa, de hacer un distrito de riego, eso le va a dar continuidad a la agricultura de la región. Y por otro lado, la gente se va a beneficiar de tener un terreno aquí y va a generar prediales y va a generar impuestos, y de alguna manera va a ser un detonante”, afirma Bazúa.
“Sí es cierto que ya no va a ser aquel desarrollo que originalmente se pensó, pero dadas las condiciones actuales, yo creo que es mejor hacer eso que no hacer nada. Es urgente hacer algo”, asegura.
─ ¿Como proyecto turístico, ya está descartado?
─ Si no hay una decisión cupular, del Presidente, del director general de Fonatur, yo creo que ya no va a ser─, puntualiza.