Vacío inédito en Zócalo no desanimó a López Obrador

Crónica

No podía ser diferente en un Grito independentista inédito, desconocido, histórico: una consecuencia más de la pandemia de covid-19.

Ambos disfrutaron los juegos pirotécnicos. (Reuters)
José Antonio Belmont
Ciudad de México /

Cuarenta veces se arengó anoche el Grito de Independencia. El eco producido por un vacío inédito en el Zócalo capitalino repitió cada viva que lanzó el presidente Andrés Manuel López Obrador desde el balcón central de Palacio Nacional.

No podía ser diferente en un Grito independentista inédito, desconocido, histórico: una consecuencia más de la pandemia de covid-19; y es que las medidas sanitarias dejaron sin su pueblo y en el principal festejo nacional, a López Obrador, el político que más apoyo ha tenido en la principal plaza pública del país.

Anoche no solo no hubo fiesta patria en el Zócalo, sino que predominó el silencio y el vacío. Ayer, la plancha lució vacía, solo con decenas de luces que formaron la silueta de la República, el asta bandera en el centro y a un costado una antorcha: la llama de la esperanza.

Las miles de personas que cada 15 de septiembre se disfrazan como algún héroe patrio se quedaron a varias cuadras de distancia, la mayoría en la avenida 20 de noviembre y la calle República de Uruguay, a la espera, principalmente, para observar los fuegos artificiales.

La nueva normalidad obligó incluso a cercar con vallas metálicas el primer cuadro de Ciudad de México para evitar aglomeraciones.

A las 22:55 sonó el Himno Nacional y Palacio Nacional se iluminó de verde, blanco y rojo; tres minutos después un elemento militar tocó su trompeta y salió el jefe del Ejecutivo junto con su esposa Beatriz Gutiérrez Müller, quien portó un vestido color blanco.

Enseguida un minuto de silencio por las víctimas que ha dejado el nuevo coronavirus; otro minuto después de las 11 de la noche, López Obrador, con la banda presidencial en el pecho, comenzó la arenga para recordar el inicio de la gesta histórica de hace 210 años.

En esta ocasión, el coro de la Secretaría de la Defensa Nacional fue el único “público” que contestaron cada uno de los ¡vivas!: otro tipo de eco.

De inmediato sonó la campana de Dolores y unos segundos después los fuegos artificiales y un poco de música por la fecha festiva que solo quedó el festejo en el calendario.

Desde las 7:30 de la noche se comenzaron a encender las luces con los arreglos en los edificios aledaños. Minutos antes de las 8 de la noche siguió el alumbrado con las imágenes de José María Morelos y Pavón, Leona Vicario, Miguel Hidalgo y Costilla, Vicente Guerrero.

Un Zócalo al que se podía acceder tras pasar cuatro filtros, pero que solo pudieron entrar militares vestidos de civil, representantes de medios de comunicación, empleados de la empresa de Tultepec encargada de los juegos pirotécnicos y la compañía encargada de la iluminación de la Plaza de la Constitución.

El segundo Grito de la 4T marcado por una pandemia lo convirtió en histórico, pero no por las playeras de la selección de fútbol, máscaras de luchadores o pelucas tricolores.

Ayer no llegaron miles simpatizantes de López Obrador no se escuchó el “¡Presidente!”, “¡es un honor estar con Obrador!”, o el “¡sí se pudo!”, del año pasado.

Tampoco hubo trompetas y matracas, espuma y papeles tricolores; los comerciantes no pudieron hacer su agosto, y no solo por la festividad nacional, sino por el personaje que también es, desde hace tiempo, el Presidente: tazas, playeras, llaveros, gorras o peluches con la imagen del López Obrador.

A pesar de esa energía que le transmite todo esto, la intensidad del presidente López Obrador en las arengas no decayó: “¡Mexicanas y mexicanos!”, inició las 20 ¡vivas! que por más de minuto y medio López Obrador lanzó y que el eco replicó.


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