En el mundo cerca de 300 millones de niños y niñas de entre dos y cuatro años —tres de cada cuatro— son víctimas de disciplina violenta, en tanto mil 100 millones de cuidadores —aproximadamente uno de cada cuatro— dicen que el castigo físico y humillante es necesario para criar o educar adecuadamente en la infancia y adolescencia, indicó el Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas.
Esta realidad de la violencia que se ejerce en contra de la población infantil se analizó durante la Reunión Interamericana sobre Castigo Corporal contra Niñas, Niños y Adolescentes, que se realizó en CdMx, donde estuvieron presentes la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por su sigla en inglés), la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
El Comité puntualizó que el castigo corporal se utiliza de una forma generalizada en el seno de la familia y continúa siendo legal, porque no se prohíbe explícitamente en el hogar, las escuelas, e instituciones de justicia y protección.
A escala mundial, solo 53 Estados han reformado su legislación para prohibir de manera explícita el castigo corporal físico y humillante contra niñas, niños y adolescentes en todos los entornos, incluido el hogar. Ello implica que menos de 10 por ciento de los menores viven en países que han prohibido legalmente el castigo corporal, lo que deja sin esta protección a más de un billón de ellos.
Unicef informó que en los países del Caribe la aceptación del castigo corporal como método de disciplina es casi tres veces mayor que en las naciones de América Latina.
CIFRAS EN AL
La exposición a la violencia, el abuso y la negligencia durante la infancia tienen un impacto para el resto de la vida; sin embargo, en América Latina dos de cada tres menores de cinco años son regularmente sujetos a la disciplina violenta —agresión emocional o castigo corporal— en el hogar y la proporción de niños de tres y cuatro años que tienen un desarrollo adecuado para su edad es menor entre aquellos expuestos al castigo corporal y mucho más bajo para los que están sujetos a prácticas severas de castigo físico.
Uno de cada 10 adultos en América Latina y el Caribe (11%) considera al castigo físico como una herramienta adecuada para educar a los infantes.
María Cristina Perceval, directora regional para América Latina y el Caribe de Unicef, señaló que siete de cada 10 niños discapacitados no asisten a la escuela, una de cada cuatro mujeres jóvenes se casó antes de cumplir los 18 años, tres de cada 10 estudiantes adolescentes entre 13 y 15 años son acosadas en los establecimientos educativos y un niño muere cada tres minutos.
ESCASO RECONOCIMIENTO
En la reunión, organizada por el Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes y la Secretaría de Relaciones Exteriores, se destacó que uno de los retos, en materia de castigo corporal es “el escaso reconocimiento legal y social de su daño, naturaleza degradante y su inefectividad como método de corrección parental”, por lo que las medidas de disciplina positiva deben ser enseñadas y promovidas para contribuir con el cambio de actitudes y comportamientos dañinos, razón por la cual deben ser abordadas desde una perspectiva de política pública.
Este encuentro fue preparatorio para la Conferencia sobre Castigo Corporal que se realizará en Malta en junio.
OBESIDAD Y DEPRESIÓN CAUSAN DAÑOS AL CEREBRO
Investigadores de la Universidad de Stanford, en California, realizaron un estudio que revela que la obesidad y la depresión en niños y adolescentes pueden estar relacionadas con daños en el cerebro.
Los especialistas de la Facultad de Medicina de la institución comentaron que los hallazgos se basan en imágenes de resonancia magnética del cerebro de niños y adolescentes de nueve a 17 años, quienes tuvieron problemas depresivos y un peso saludable.
En un comunicado, la Universidad de Stanford informó que este estudio es el primero en documentar cómo la obesidad y la depresión concurrentes se reflejan en el cerebro en este grupo de dicha edades.
Los jóvenes que tenían ambas afecciones presentaban volúmenes bajos en dos de las áreas de procesamiento de recompensa del cerebro; el hipocampo y la corteza cingulada anterior.
El profesor asistente de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento y uno de los científicos de la investigación, Manpreet Singh, sostuvo que con este análisis quieren ayudar a los niños y las familias a entender que estas afecciones son fenómenos basados en el cerebro.