En vilo, futuro de la Estación Espacial Internacional por incursión de Rusia

El Kremlin, responsable de la operación del sistema de propulsión en la plataforma

Natali Sevriukova llora afuera de un edificio destruido por cohetes rusos en Kiev. AP
Clarín
Ciudad de México /

La invasión rusa de Ucrania plantea interrogantes sobre el futuro de la Estación Espacial Internacional (ISS), símbolo de la cooperación posterior a la Guerra Fría, donde astronautas y cosmonautas viven y trabajan codo a codo.

El jefe de la agencia espacial rusa, Dmitri Rogozin, advirtió el jueves que las sanciones de Estados Unidos podrían “destruir” la cooperación entre ambos países y dijo que la plataforma de investigación se precipitaría contra la Tierra sin la ayuda de Rusia.

“Nadie quiere poner en peligro la vida de los astronautas y cosmonautas con maniobras políticas”, declaró a la agencia AFP el profesor y analista espacial de la Universidad George Washington, John Logsdon.

La ISS, una colaboración entre Estados Unidos, Canadá, Japón, Europa y Rusia, se divide en dos secciones: el segmento orbital estadounidense y el ruso, cada uno gestionado por su país.

La estación depende de un sistema de propulsión ruso para mantener su órbita, a 400 kilómetros sobre el nivel del mar, mientras que el segmento estadunidense es responsable de la electricidad y los sistemas de soporte vital.

Rogozin aludió a esta codependencia en una serie de tuits hostiles publicados poco después de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunciara sanciones contra la industria aeroespacial de Rusia.

 “Si bloquea la cooperación con nosotros, ¿quién salvará a la ISS de salirse de órbita sin control y caer en territorio estadounidense o europeo?”, escribió Rogozin, señalando que la estación no sobrevuela gran parte de Rusia.

 La NASA, por su parte, respondió que “continúa trabajando” con “todos” sus socios internacionales, “incluida la Agencia Espacial Federal Roscosmos, para las operaciones seguras en curso de la ISS”..

La académica francesa Julie y autora de un libro sobre esta plataforma, Patarin-Jossec, subrayó que Rogozin “es una figura política, conocida por ser muy leal al poder”, con un historial de declaraciones virulentas.

A bordo de la estación están los rusos Anton Shkaplerov y Pyotr Dubrov; los estadounidenses Raja Chari, Thomas Marshburn y Kayla Barron, y el alemán Matthias Maurer, profesionales altamente capacitados y es poco probable que se vean afectados, dijo a AFP.

De retirarse del programa de la ISS, sostuvo la especialista, Rusia se quedará sin un programa espacial tripulado, a menos que vire rápidamente para trabajar con China a bordo de la estación espacial Tiangong, que aún está en construcción y alberga una tripulación de solo tres miembros.

La cooperación entre Estados Unidos y Rusia tiene una larga historia que se remonta al apogeo de la Guerra Fría, pero no ha estado exenta de idas y vueltas.

Después de que Estados Unidos enviara a los primeros hombres en la Luna en 1969, el presidente Richard Nixon buscó oportunidades para hacer que el programa espacial fuera más cooperativo e invitó a los aliados a unirse al programa del transbordador espacial.

“Paralelamente, él y Henry Kissinger decidieron utilizar una posible misión conjunta estadounidense-soviética como símbolo de distensión”, de acuerdo con Logsdon.

Eso condujo a la histórica misión Apollo-Soyuz de 1975, cuando las naves espaciales estadunidenses y rusas se acoplaron por primera vez en un evento televisado mundialmente.

Se suponía que la asociación se ampliaría más con posibles misiones del transbordador espacial a una de las primeras estaciones espaciales rusas, pero el presidente Jimmy Carter rechazó esos planes después de la invasión soviética de Afganistán.

Fue hasta después del colapso de la Unión Soviética que los funcionarios rusos se acercaron a la administración de Bill Clinton con la idea de una fusión, lo que allanó el camino para el lanzamiento del primer módulo de la ISS en 1998.

La ISS ha capeado tormentas geopolíticas en el pasado, sobre todo la de la invasión rusa de Crimea en 2014, pero las tensiones actuales, que Logsdon dijo que eran las más graves desde la crisis de los misiles en Cuba, podrían marcar el principio del fin. 

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