Las afectaciones a la salud mental representan un problema que se agravó por la pandemia de coronavirus que está en vísperas de cumplir dos años en la región, principalmente ante las carencias que existen en cuanto a infraestructura y capacidad pública para su atención.
“A nivel nacional el presupuesto asignado a lo que es salud mental siempre ha sido históricamente de los más reducidos. El último dato que consulté a raíz de la pandemia era que apenas 2 por ciento, el cual se va principalmente para atender o cubrir las necesidades de los pocos hospitales psiquiátricos”, afirmó Adriana Romo Salado, psicóloga y vocera de la Red de Mujeres de La Laguna.
Refirió que ante el panorama complejo han surgido iniciativas para combatir la problemática desde el ámbito social, académico y privado, pero con recursos limitados.
“Desafortunadamente aún sabiendo que esto iba ser una contingencia de salud a largo plazo en lo referente a salud mental no se implementaron las medidas adecuadas, ¿quién ha entrado a apoyar y paliar esto? Organizaciones de la sociedad civil, universidades y que generalmente lo que ofrecen es ayuda en línea”.
Indicó que hay un incremento en los trastornos depresivos y ansiedad tanto en la población adulta como en menores de edad.
“Otro gran problema desencadenado por la pandemia es la atención a los pacientes psiquiátricos, es decir, las personas que tienen que estar medicadas. Ahora su atención es mucho más complicada”.
Por su lado, Ruth Torres López, psicóloga del Centro Terapéutico Integral “Impulso”, coincidió en que cada vez más personas acuden con crisis de ansiedad o depresión, además de que las canalizaciones con un profesional psiquiátrico también incrementaron.
“El 70 por ciento de la población que atendemos está en crisis de ansiedad y en mi caso de los 63 pacientes que atiendo tengo la tercera parte que reciben también un tratamiento médico”.
La psicóloga expuso que la atención en las instituciones públicas está muy limitada y apenas atiende una contención menor de un problema.
“No son procesos terapéuticos completos, sino de contención en 6 o 7 terapias, además de que tienen una lista de espera interminable”.
Romo Salado destacó también la necesidad de que las instituciones vayan más allá de una terapia individual e implementen acciones de prevención en cuanto a trastornos mentales.
“Desafortunadamente así trabaja la administración pública. Definitivamente creo que es un tema que no interesa y se sigue teniendo un cierto prejuicio o estigma respecto a la salud mental sin darnos cuenta que hay circunstancias que de alguna manera nos tocan a todos y todas”.
Refirió que algo que está al alcance de las instituciones públicas y no lo hacen tiene que ver con ampliar o establecer horarios mixtos de atención, pues por lo regular todas las dependencias ofrecen servicios en horario de oficinas y cuando las personas que laboran no pueden acudir por su dinámica diaria.
Necesario más que nunca un centro especial
Las promesas han sido varias y ningún resultado palpable en al menos dos décadas. La construcción de un hospital psiquiátrico o un centro de salud mental está más latente que nunca.
La activista y psicóloga, Adriana Romo Salado, refirió que los dichos han sido muchos a lo largo de los años e incluso se convoca de vez en cuando a profesionales de la salud mental para ver la viabilidad del proyecto, aunque al final no ocurre nada nuevo.
Gerardo de Jesús Ávila Bañuelos, psicólogo y secretario académico de la Facultad de Ciencias de la Salud en la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED), recordó que en La Laguna ha habido varias peticiones en los dos últimos sexenios estatales sin éxito.
“Creo que en el caso de nuestra comunidad deberíamos contar con un centro especializado. No ha podido darse y sería bueno que en este periodo preelectoral quienes aspiran a ser candidatos voltearan la mirada hacia la salud mental”.
CALE