Tras la firma del contrato legal del matrimonio en las bodas comunitarias en el Cereso #1 Norte, en el municipio de Apodaca, Nuevo León, Pedro Cerda Álvarez, juez del registro civil de la Oficialía tercera de San Nicolás, dejó claro y sobre la mesa un concepto clave en esta época de crisis: “vamos a ser prudentes y tolerantes”.
Lo cual se los recalcó a las 50 felices parejas que se casaron este 21 de junio dentro de las instalaciones del penal apodaquense.
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“La sociedad somos todos y hoy la autoridad les envía un mensaje, vamos a ser prudentes y tolerantes, y no denigrar la relación, si denigramos esta relación estaremos reflejando pocos valores; esto es de prudencia y tolerancia”, enfatizó.
Por el lado de las autoridades e invitados estuvieron presentes en la ceremonia, que incluyó música, baile, pollo con mole y arroz, agua y refrescos, Mariana Rodríguez Cantú, titular de AMAR a Nuevo León; Héctor Grijalva Tapia, asesor de políticas penitenciarias del gobierno del estado.
Así como José Francisco Jiménez Gómez, comisario general de la Agencia de Administración Penitenciaria, Olga Susana Méndez Arellano, presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos.
Además de María Mercedes Jaime Treviño de Fernández, de Voluntarias Vicentinas de Monterrey; Sonia Alejandrina Martínez Mireles, jueza de ejecución de sanciones penales; y Carlos Orlando Rivera Camacho, titular del Cereso #1 Norte.
“Este es un momento, una pausa de reflexión en la vida, me da especial gusto ver cómo ustedes, señoras, vienen a fortalecer el crecimiento humano de sus esposos”, agregó Rivera Camacho.
Por el lado de los novios, el amor fue el plato principal en las mesas, en las que estuvieron acompañados por sus padres y madres de familia, y por sus hijos en algunos casos.
Con el sonido de la Rondalla del citado penal de fondo, la historia de uno, era la historia de todos, el discurso de una pareja similar a la de todas: “estamos felices y contentos”.
Dentro de los relatos particulares, destacó que la idea del matrimonio ya algunos la tenían desde antes de ser recluidos, o que este momento era el más importante de sus vidas.
“Nosotros ya lo teníamos pensado desde afuera, nomás que pos me agarraron, y aquí vimos la oportunidad y pa’delante”, dijo uno de los recién casados.
“En mi persona me siento encantado, se cierra un ciclo y empieza otro junto a ella, es lo más feliz que estoy viviendo, más en esta situación en que uno se encuentra, saber que nunca vas a estar solo”, añadió otro de los internos.
“Ya estamos amarrados”, celebró uno más.
Y no faltó, entre la felicidad y las risas, las palabras contundentes del padre de una de las novias.
“Si se echa para atrás aquí lo dejamos”, remató el invitado especial.