Con materiales como alambre, papel, cartón, pintura, migajón, pegamento, encaje y barniz, una familia de San Andrés Cuexcontitlán da vida a miles de Catrinas, que en estas celebraciones lucen elegantes y esplendorosas en oficinas y ofrendas, recordando que la vida solo es una.
Originaria de esta región otomí, ubicada al norte de Toluca, María Guadalupe del Río González, recuerda sus inicios y como poco a poco con sus manos han ido moldeaban el cartón y papel para dar forma a sus piezas, su confianza creció, al igual que el amor entre su familia, pues ahora todos sus integrantes forman parte de ArteCatri.
Una década de trabajo
Desde hace 10 años, Guadalupe inició con esta idea, pues siempre había llamado su atención la figura de “La flaca”, que en el arte o en las leyendas, se le ve como un personaje elegante y bien vestida, elementos que trasladó a sus propias obras.
“Yo elaboro las Catrinas de papel maché desde hace 10 años, empecé con la técnica de los conocidos ‘viejitos’ de barro, de cabecitas de barro, con papel maché”.
Luego de experimentar con esta técnica, siguió buscando nuevos materiales, que fueran un poco más moldeables y le dieran mayor libertad creativa, enfocándose y perfeccionando su técnica.
“Terminé con cabecitas de cerámica con migajón, me han funcionado muy bien, la gente se acerca a ver los detalles”.
Apoyo familiar
Las piezas van desde 28 centímetros algunas que alcanzan 1.75 metros, la técnica que emplea junto con su familia se ha pulido, ya que cada integrante tiene una tarea asignada, ya sea pegar el papel o cartón, darle forma o detallar la pintura, y juntos como un gran equipo han hecho de esta tradición un momento mágico.
“Somos un taller familiar, todos ya nos dedicamos a algo. Mi hijo que es a quien más le gusta la pintura, se dedica a pintar las caritas, hace las manitas y es más de detalles en ese aspecto. Mi hija, me ayuda a moldearlas, a poner el papel para empezar a forrar, todos ya tenemos algo por hacer”.
De las Catrinas más pequeñas, explicó, hacemos aproximadamente 300 piezas, pero algunas no logran venderse.
Cada año es distinto, pues en algunas temporadas las predilectas son las pequeñas; en otras se buscan figuras más grandes, como este 2023, pues entre las piezas más buscadas se encuentran las de 70 centímetros, que se han vendido muy bien, junto a su respectivo Catrín, resaltó.
“En cada tamaño nos tardamos un tiempo determinado, pero afortunadamente se están vendiendo muy bien. Las que se me venden muy bien son las medianas de 38 centímetros, esas aproximadamente hacemos unas 500 piezas y se me terminan”.
“La mayoría de la gente lo quiere en parejitas, terminada la Catrina de 28 centímetros nos tardamos en su acabado, ya hasta el laqueado, nos tardamos entre 5 y 6 horas todo el proceso”.
Desde enero inician
Para atender la demanda anual, Guadalupe junto con su familia, comienzan la elaboración de Catrinas y Catrines desde enero, pues al ser una actividad completamente artesanal, durante todo el año se corta el cartón, se marcan los moldes, se da forma, hasta llegar a los detalles.
“Es todo un proceso, desde que empieza enero empiezo yo a preparar todo mi material, para que cuando llegue septiembre yo ya tenga varias almacenadas, ya nada más me haga falta lo último que sería el encaje o barnizar, para tenerla a la venta”.
El último paso para lograr estas piezas excepcionales, es el laqueado, para que tengan ese brillo que las caracteriza, más delicado, que además permite que se pueda conservar por más tiempo.
“Hemos mejorado, cada año nuestros mismos clientes nos van exigiendo más, me piden más modelos. Manejo muchos modelos, hago una bailarina, viuda, hago a Frida Kahlo, así varios modelos”.
Sus puntos de venta son tanto la Casa del Artesano del Instituto de Investigación y Fomento de las Artesanías (IIFAEM), que se ubica en Paseo Tollocan, esquina Urawa, en Toluca; en la calle 5 de mayo, en San Andrés Cuexcontitlán, así como en el quiosco de Malinalco.
Las y los interesados también pueden conocer un poco más de estas creaciones en Facebook, en ArteCatri.