La crisis migratoria que se está presentando en México y que se puede apreciar en el estado de Puebla, es un “gran negocio” para el crimen organizado que se beneficia con el traslado de personas; consigue a quienes puedan trasladar drogas, es decir a las llamadas “mulas”; y logra recursos por la privación o secuestro de migrantes.
De acuerdo con el análisis “Los Migrantes y su tránsito por México, durante la pandemia de salud”, realizado por María del Lourdes Rosas López, investigadora de la Facultad de Ciencia Política y Gobierno de la Universidad Popular Autónoma del Puebla (Upaep), la migración es un negocio con beneficios para el crimen organizado, para los traficantes de personas o “coyotes” y hasta para algunas empresas en México y Estados Unidos que consiguen mano de obra a bajo costo.
“El lado perverso es el crimen organizado. La industria de la migración tiene a diferentes actores como los empleadores de Estados Unidos, a algunas empresas les convienen que lleguen porque les pagarán sueldos bajos por su mano de obra. Probablemente, sí hay en Estados Unidos quienes hagan el trabajo, pero los migrantes lo harán por menores recursos”, expresó la investigadora.
De la misma forma, los migrantes son una fuente de ingreso por los secuestros y solo pueden avanzar en el trayecto de Centroamérica a Estados Unidos, pasando por territorio mexicano, pagando recursos a quienes controlan las rutas de tránsito clandestino.
“La migración es un gran negocio. Están impulsando que cada vez migren más para tener más ganancias. Las ganancias no solo son para los coyotes. Las ganancias son para el crimen organizado porque cobran el paso y suelen usarlos como mulas, es decir, quienes transportan droga”, destaca la especialista de la universidad poblana.
Señaló que la migración genera ganancias para diferentes despachos de abogados que ofrecen realizar trámites como la entrega de pasaportes mexicanos o que prometen Visas norteamericanas a los migrantes, pese a que, en la mayoría de los casos, no las consigan.
“La migración es un gran negocio no solo a niveles del crimen organizado, el lado más perverso. Hay otras áreas como los despachos de abogados que intentan tramitar la visa o el pasaporte. Parte de la industria de migración, también, son los hoteles y restaurantes en el camino en donde ellos pueden descansar o comer”, comentó.
La investigadora de la Upaep coincidió, en parte, con el sacerdote Alejandro Solalinde Guerra, coordinador Zona Sureste de la Dimensión Pastoral de Movilidad Humana (DPMH), de la iglesia católica en México, quien señaló que en la formación de caravanas migrantes existen intereses particulares.
Rosas López agregó que, al mismo tiempo, los migrantes están ejerciendo su agencia, es decir, toman la decisión de salir de sus países de origen con el objetivo de obtener mejores condiciones de vida para ellos y sus familias.
“La realidad es que los migrantes que vemos están tomando la decisión de migrar. No solo hay una razón para migrar. Los migrantes presentan una serie de factores combinados que provocan que salgan de su país. En su patria no hay esperanza porque saben que no tendrán comida, salud, educación para sus hijos. Hay un conjunto de factores que vuelve más compleja la migración”, expresó.
AFM