Mireya González Martínez se levanta todos los días a las 2:00 de la madrugada, después de haber dormido pocas horas, porque desde la noche deja listas las salsas, el pollo y la masa lista para al día siguiente preparar los tamales que vende afuera del mercado 1 de Mayo en donde se coloca desde que tenía 8 años.
Es un trabajo “bendecido”, asegura, ya que gracias a ofrecer sus tamales que los vende en torta, que se pueden acompañar con champurrado, café o atole de arroz con leche, ha podido sacar adelante a sus tres hijos mayores que ya están casados, pero ahora tiene una hija de 10 años y también dos nietos bajo su custodia.
Mientras va atendiendo poco a poco los pedidos de las y los trabajadores del mercado, así como de los proveedores y choferes de combis, sabe que debe continuar con la lucha diaria de la venta de su producto porque también ella depende de eso desde hace 30 años.
“A veces no nos dejan trabajar aquí, por órdenes de la presidencia municipal y tenemos que hacer caso, pero mientras nos den la oportunidad de vender entre semana, eso nos ayuda a sacar los gastos, pero la gente sigue comprando tamales y se bendice porque es el sustento de mi familia.
Empecé a los 8 años vendiendo tamales, pero en ese entonces mi abuelita es la que los hacía y nos ponía a vender enfrente de la Queretana, pero ahora los hago yo y ya es mi negocio y de ahí en adelante he logrado sacar los gastos de mi familia”, dice.
Mireya es mamá soltera y con la venta de tamales logró sacar adelante a tres de sus hijos quienes ya están casados y, actualmente, apoya a su hija de 10 años y a sus dos nietos de los que tiene custodia.
“Me dedico a mi hija y tengo dos nietos de los que pude tener la custodia porque se los quitaron a mi hija, debido al mal trato que les daba, pero ahora ellos están protegidos y están bien desde que nacieron, por lo que ya llevo 16 años haciéndome cargo de mi nieto y mi nieta, de seis años porque quiero que vivan bien y felices”, platica.
Da gracias a Dios por la fuerza que le da y por la venta de sus tamales, porque es de ahí donde adquiere los recursos, “aunque también el papá de mi hija nos ayuda, lo cual agradezco y se ha hecho responsable, por lo que salen los gastos”, platica con orgullo.
Indicó que, pese a que tuvo que aumentar un peso el precio de los tamales, la gente continúa comprando “porque sí subió todo y tuvimos que incrementar a 13 pesos, pero la gente sigue comprando gracias a Dios.
“Hay como 10 personas que venden tamales en esta zona, por lo que hay bastante competencia, pero creo que el sol sale para todos, pero cada uno tiene sus clientes, además de que los tamales son un alimento bendito que siempre se vende”, señala.
Dice, además, que los tamales verdes son los preferidos por las personas “por lo que tengo que hacer el doble de lo que hago con los de mole y rojos, esos les encantan a la gente”, añadió.
Como comerciante, Mireya asegura que a veces se le vende todo y a veces no acaba el producto por lo que siempre sigo el consejo de mi mamá “cuando hay ventas, hay que guardar y cuando no, aguantar”, expuso.
Finalmente, refirió que este Día de la Candelaria ya tiene dos pedidos los cuales bendice porque podrá reunir un poco más para sacar adelante a sus hijos, “porque tengo esa responsabilidad y quiero seguirla cumpliendo”, concluyó