Juana García Acuña sobrivió al covid-19 a pesar de estar dos meses hospitalizada y recibir pocas esperanzas de ganar la batalla.
Sin embargo, aún un año después de esta experiencia, ella depende del oxígeno, pues desarrolló fibrosis pulmonar, como secuela de la enfermedad.
De 59 años de edad, y habitante de Santiago, contrajo el virus en enero de 2021 y el 14 del mismo mes fue internada en el Hospital General de Montemorelos.
"Estaba muy bien. Para el 13 en la noche empecé a desaturar (sic), me llevaron a la mañana siguiente a un hospitalito del Cercado y traía baja saturación (de oxígeno), y lo único que recomendaban era internarme para que me pusieran oxígeno porque en la casa no podía porque era mucho lo que necesitaba. Me internaron en el hospital de Montemorelos", relató
Para la señora Juana y sus familiares la situación cada vez era más difícil, pues la distancia y el aislamiento eran factores que pegaban en su estado emocional, pero sus hijos fueron su mayor motivación.
"Mis nietos me mandaban audios: ‘Güelita, te extrañamos’, mis hijos igual, mi esposo... es muy difícil. A ellos no les dan esperanzas. Me reportaban grave, de un día para otro me dicen que no durmieron una noche, porque estaban esperando malas noticias.
"Mis hijos eran los que me motivaban porque me estaban marcando, de buena suerte te dejaban tener el teléfono y eso te ayuda bastante a no sentirte tan solo, porque te estás comunicando", compartió.
Tras semanas de angustia y pronósticos nada alentadores, finalmente el 1 de abril Juana fue dada de alta, y recibida con amor por su esposo, sus 4 hijos y 5 nietos.
"Todos bien contentos, el saber que estaba en la casa, aunque fuera en la cama porque los primeros días así me la pasé, casi igual en el hospital, porque no tenía fuerza en las piernas, no podía pararme", recuerda.
Aunque probablemente tenga que continuar con el oxígeno por tiempo indefinido, ahora la vecina de la colonia Santa Tais asegura que disfruta más de la vida.
"Aprendes a disfrutar más, a disfrutar la vida, a ver el cielo. En el hospital fueron dos meses y medio. Me tocaron unos días en un cuarto que no tenía ventanas de no sabía si era de día o noche. Aquí yo abro las cortinas, yo quiero ver para fuera", agregó.