Heber Bravo nació en la Ciudad de México y desde pequeño, le gustaban los negocios y, pese a que nació en la capital del país, su papá decidió mudarse a Guerrero y ahí supo lo que eran los negocios, y obtenía recursos vendiendo papel del baño en el mercado local; tenía tan solo ocho años de edad.
Su mamá se dedicaba a hacer pasteles, mismos que vendía, pero jamás imaginó que su vida se iría por ese "dulce camino" de la repostería, pero fue hasta los 33 años, después de haber estudiado la carrera de arquitectura que emprendió otro negocio, en el que su socio lo defraudó, vendió su parte y se fue con el dinero a un país del sur de América.
"Mi esposa y yo solo teníamos 40 mil pesos ahorrados y nos preocupaba que, después de haber logrado tener una estabilidad económica regular, pues todo se haya movido por esta situación así que había dos caminos, sobrevivir más o menos con esos recursos o emprender, así que mi esposa me apoyó y decimos seguir el segundo camino", explica.
Durante estos años, Heber ha aprendido que los emprendedores llegan a estancarse y no dimensionan la importancia de seguir adelante, el empuje, porque las oportunidades ahí están y es cuando se debe de arriesgar al mundo del emprendimiento, y esto es parte de la esencia de su libro "No soy nadie ni he logrado nada", que presentará en la Feria Universitaria del Libro (FUL) 2022.
"Lo escribí porque he visto que muchos emprendedores se han estancado y hay una gran oportunidad que tienen al frente, por lo que es un poco de empuje, de que hay que seguir adelante y que las oportunidades ahí están para todos los que quieran ejecutarlas.
"También escribí este libro para aquellas personas que aún no se deciden si poder arriesgarse en el mundo o seguir con su trabajo nada más, por lo que relató historias que a mí me sucedieron que permitirán que se aclare un poco más en el futuro en el que se pueden meter, entonces es un poco de inspiración, ayuda, soporte moral y espiritual que necesitas para arriesgarte y arriesgarte de a poco", platicó.
Y también indicó que la organización que actualmente dirige está creciendo, por lo que desea compartir este emprendimiento que se ha formado en un negocio creciente.
"Esto no fue obra de suerte, sino un trabajo presidido por grandes equipos y lideres, por lo que este libro. Mi empresa se llama Dulce Imperio Facfory tiene cuatro marcas registradas y comerciales y la más grande se llama DeliTutti que son pastelerías, en el modelo de negocios de franquicias, de las cuales ya se han vendido 60 y se están por abrir 15 más, entre ellas, en Hidalgo", indicó.
En total, ya tiene 50 franquicias aperturas en la ciudad de Puebla y Querétaro, y esta marca tiene una visión de crecimiento de mil franquicias en todo el país, con 25 centros de producción y cada uno de ellos requiere de 120 personas para poder trabajar, por lo que también es generadora de empleo formal.