Abandonar la tierra donde se nace no es cosa fácil, muestra de ello es el caso de Frank Flores, migrante venezolano que lleva seis años en la ciudad.
“Ya tengo aquí en Monterrey seis años, salí buscando una oportunidad tratando de llegar a un país donde pudiera salir adelante y con mi trabajo todo se diera, y con el favor de Dios hasta ahora lo hemos logrado, ha sido un trabajo de día a día”, mencionó.
Frank aclara que no migró por capricho, sino que fue debido a una ola de violencia que se vivía en Venezuela, en donde conocidos de él les secuestraban a sus hijos.
“Cuando tuve la oportunidad de venir, fue porque la situación en Venezuela estaba seriamente fragmentada, se estaba deteriorando, pero estaba en sus comienzos y realmente no era por capricho venir. Yo vivía muy bien en Venezuela, tenía una empresa, una ferretería, y tenía cuatro personas a mi cargo. Pero veía que cada día la situación en Venezuela era peor y ya cuando empecé a ver que mis compañeros empresarios comenzaron a ser secuestrados sus hijos, lo decidí”, contó el sudamericano.
Sus primeros días en Monterrey fueron difíciles, sin embargo, a través del trabajo diario logró salir adelante.
“Cuando llegas a un país extraño no tienes los permisos para trabajar, el pasaporte era la única documentación que traía en mano, pero no podía insertarme en ningún área laboral. Tuve que trabajar de taxista, porque no me pedían documentos, pero un taxista pirata, trabajé preparando jugos, hasta que se me dio la oportunidad de obtener la residencia temporal y ya tuve permiso de trabajar.
“Mis documentos se tardaron un año, a partir de ese momento me acuerdo que a la semana ya estaba trabajando en una empresa de autoservicio aquí en Monterrey, y de ahí empecé mi crecimiento desde cero, porque me preguntaban ‘¿qué sabe hacer?’, y yo les decía ‘no sé hacer nada aquí, pero lo que me pongan y expliquen, yo aprendo rápido’. Y hoy en día soy jefe de departamento del área de panadería de una empresa en Monterrey y pues gracias a Dios me ha ido bien. Tengo mi casa, tengo mi carro y queremos seguir creciendo”, aseguró el migrante venezolano.
Al día de hoy, la familia de Frank no ha logrado llegar a Monterrey, por lo que anhela tenerlos cerca de nuevo al corto plazo.
“No tengo familia aquí, solamente mi hermano. Mi esposa y mis hijos están en Venezuela, mi mamá está también allá. A mí me gustaría traerlos y darles la calidad de vida que se tiene acá que realmente es muy superior a lo que se tiene en Venezuela”, refirió.
Ahora con un trabajo establecido busca lograr “el sueño regio” para convertirse en empresario en la región.
“Mi aspiración a mediano plazo es tener un plan B, algo que me genere ingresos además de mi trabajo y poco a poco ir creciendo para tener mi propia empresa, y generar empleos en suelo mexicano”, mencionó.