Joan es bajito, manos pequeñas, piel morena y cabello corto. Es policía estatal. Hombre. Nació en la Ciudad de México, tiene 38 años y los últimos tres los ha pasado en transición con testosterona. Dejó de ser mujer.
Se llamaba Itzel, en su infancia no le gustaba vestir como niña, sabía que el cuerpo en el que había nacido no era el suyo. Tenía el pelo largo hasta que se lo cortó. No le agradaba cómo se veía.
-¿En qué momento dices yo estoy en un cuerpo de mujer pero no me siento una mujer?
-Ya tiene años.
-¿Pero a qué edad?
-Es que a lo mejor yo ya lo sabía desde niña pero no sabía qué era.
-¿Qué sentías tú?
-No me sentía contento con mi cuerpo.
-¿Por qué?
-Porque no era lo que yo quería.
-¿Y qué querías?
-Ser hombre.
Joan Nadir Coca Eguiza tiene tres semanas como policía estatal. En la Agencia de Seguridad del Estado está adscrito a la Unidad de Prevención, Protección y Atención a la Violencia de Género (PPAViG)
-Ahí atendemos lo que es la violencia de género, atención a mujeres lastimadas por su pareja y resguardo de menores de edad-, cuenta.
-¿Cómo fue tu ingreso a la policía estatal?
-Aquí tuve mucho apoyo, de hecho cuando yo llegué aquí ya tenía mis documentos en regla, identificación, acta de nacimiento, estudios, todo ya estaba a mi nuevo nombre, entonces no tuve problema, ingresé mis documentos, sí tardé un poco pero valió la pena.
-¿Y cómo te has sentido aquí?
-Bien, muy bien, el apoyo aquí es muy bueno, no he tenido ningún tipo de problema.
-El trato con los compañeros ¿cómo es?
-Perfecto, saben la situación y no he tenido ningún tipo de problemas, no se han portado mal conmigo, al contrario.
Uniformado con la vestimenta azul de la policía estatal Joan no tiene problema en decir que es una persona transexual. Inició su transición de mujer a hombre a los 35 años. Su familia se opuso hasta que finalmente lo aceptaron.
Para él era frustrante verse como mujer porque no era lo que quería. El miedo abrazó su cuerpo al iniciar la transición y al paso del tiempo comenzó a notar los cambios: su voz dejó de ser la misma, le salió barba, se le ensanchó la espalada y Joan se sintió libre. Feliz. Un hombre.
Dice que no inició su transición más joven por la falta de información, que tomar una decisión así es difícil, un proceso muy largo. Habló con una psicóloga y fue ahí donde se convenció de dar ese paso en su vida.
-¿Fue difícil la transición?
-No.
-¿Cómo ves la diferencia?
-Le tengo respeto a quien fui pero estoy feliz como estoy ahora, realmente no me arrepiento de nada, creo que todo llegó en su momento.
-¿No cuestionabas a Dios por estar en un cuerpo de mujer?
-No, creo que al fin de cuentas hay veces en que uno sí se pregunta el por qué, pero todo tiene un por qué en esta vida, entonces creo que tengo la capacidad, la mentalidad de entender las situaciones y saber en qué momento tengo que dar los pasos.
Joan hizo su cambio de identidad en la Ciudad de México. Desde hace 12 años vive en Hidalgo, en Mineral de la Reforma. Se ha sometido a un proceso de testosterona para verse como se ve ahora: un hombre. La única intervención quirúrgica que le hará a su cuerpo es la mastectomía para retirarse los senos. No más.
Se sincera. Dice que en muchos lugares sí hay discriminación y que cuesta encontrar trabajo. Antes de ingresar a la policía estatal tocó varias puertas en las policías municipales pero todo se complicaba por su identidad, no tenía aún sus documentos en regla. Seguía siendo Itzel. Tardó un año en llamarse Joan Nadir.
-¿Cómo era tu vida cuando todo mundo te veía como mujer?
-Pues normal.
-¿Qué hacías?
-Trabajar, salir con amigos, en eso no había tanto problema.
-¿Y tus amigos lo aceptaron?
-Sin problema.
-¿A lo largo de estos tres años de transición cómo te has sentido?
-Bien, genial.
-¿Disfrutas más tus actividades, tu trabajo?
-Bastante.
-¿Cómo te ves a futuro.
-Pues realizado, pleno.
-¿Tienes planes?
-Crecer aquí en la Agencia de Seguridad que es uno de los puntos más importantes y si todo sale bien igual hasta casarme.
-¿Tienes pareja?
-Sí.
-¿Por qué escogiste llamarte Joan?
-Bueno Joan me gustaba mucho ese nombre, se escucha muy varonil. Ríe.
-¿Y Nadir?
-Se me hizo raro pero congeniaba mucho con el nombre.