Se dice que el ser humano conoce más el espacio exterior que el fondo de los mares en el mundo, esto suele ser comprensible ya que es más sencillo mirar el cielo y preguntar qué hay más allá, que sumergirse a las aguas profundas de cualquier cuerpo de agua, donde eventualmente habrá cero visibilidad.
A lo largo de la historia las antiguas civilizaciones demostraron su interés por conocer los astros y estrellas que rodean nuestro planeta, aunque en la actualidad es más difícil observar la cartografía del espacio que heredaron nuestros ancestros como son nebulosas y constelaciones a simple vista, por el efecto de la contaminación lumínica, aún existen lugares para deleitarse con este tipo de paisajes.
Pese a ser muy temprano en la mañana, el Parque Ecológico Cubitos tuvo la visita de estrellas este 15 de abril, esto a través de una muestra fotográfica y el uso de un planetario móvil, el cual incluso atrajo a pequeños astronautas directamente de la Agencia Espacial de Estados Unidos (NASA), porque quién no soñó en algún momento con recorrer el universo después de ver a Yuri Gagarin ir más allá de la atmósfera terrestre o a Neil Armstrong pisar la Luna.
La afluencia es poca, pero los presentes parecen disfrutar de las imágenes que nos regala el cielo cada noche, aunque no siempre se puede apreciar por la cantidad de luces artificiales encendidas o por el clima nublado, pero las estrellas están ahí, como una fotografía que viajó miles de años luz para que al alzar la mirada podamos verlas, ya sea para guiarnos en una travesía nocturna, o simplemente para disfrutar de una cena romántica o un tiempo de reflexión.
Recuperar el cielo nocturno, parece una tarea difícil, ya se intentó en algunos momentos con campañas de diversos gobiernos que pedían apagar las luces por completo para disfrutar este paisaje celestial, pero sí alguna ves recorrió una carretera en la noche lector o lectora, conoce la belleza de un cielo despejado y estrellado, además de los efectos de la contaminación lumínica, la cual resalta a kilómetros de una ciudad como un gran domo que apaga el brillo de los astros nocturnos, por lo cual valdría la pena hacer un intento más en esta labor.