Olga Morales coloca en repisar y de a poco los atuendos especiales para las figuras de Niño Dios que diseñó su hermano y coció para la venta que han realizado por más de 30 años, tradición que inició su mamá, pero del cual, ahora ella y su hermano se hacen cargo.
En esta ocasión, y para este Día de la Candelaria, el ayuntamiento de Pachuca le dio la oportunidad de colocarse sobre la calle de Ocampo, así como en otros sitios para poder vender estos productos.
Durante los dos años de pandemia no les permitieron colocarse y, el año pasado pudieron regresar a Plaza Constitución, pero este año no pudieron lograrlo, aun así agradecen poder vender sus productos.
“Nos dieron los lugares un poco tarde y estamos vendiendo desde el día 26 de enero y concluiremos para este jueves hasta las 20:00 horas, pero antes nos ponían en Plaza Constitución en donde habíamos vendido desde hace 30 años, y yo desde hace 18 años, por lo que sí nos perjudicó un poco que nos hayan pasado de este lado, pero bueno, queremos vender y seguir trabajando.
Todos los que nos dedicamos a esto estamos repartidos por todos lados, unos están en el mercado Benito Juárez, otros en el Portal Constitución y otros acá en Ocampo, por donde quiera andamos, pero nos permitieron trabaja y eso es lo primordial”, indica Olga.
Señala que las ventas están bajas en comparación con el año pasado por lo que vienen arrastrando una situación complicada porque no pudieron vender los dos años de pandemia “y a penas este año estamos reiniciando, pero vamos bien porque estamos todo lo que teníamos guardado, por lo que no pudimos resurtir debido a la situación económica.
“Además, el precio de la tela y algunos insumos para realizar los vestidos subieron hasta en un 40 por ciento y todo está muy caro, pero lo importante es seguir empujando el negocio”, dijo.
Platicó que su mamá inició este trabajo realizando la ropa para su propio Niño Dios y después, su familia y vecinas comenzaron a pedirle más atuendos y así empezó este proyecto.
“Amelia Mondragón es el nombre de mi mamá que inició este trabajo y lleva más de 28 años trabajando esto, porque es muy religiosa y tiene sus creencias muy arraigadas por lo que ha sido un trabajo muy bendecido para mi mamá y nosotros continuamos con su legado, porque ella ya tiene tres años que no puede trabajar, porque ya está delicada de salud”, expuso.
Ahora su hermano se dedica a confeccionar y a cocer los atuendos y Olga se dedica a venderlos “continuaremos realizando este trabajo porque es una tradición que lleva alma y corazón, además de que nos ayuda a sacar los gastos y estamos contentos por ello”, concluyó.