En poco más de 35 años, ‘la señora de los perros’ ha rescatado a más de 400 lomitos

Historia. Cuando ‘Lobo’ la salvo de morir reafirmó su labor en la vida como rescatista, ellos también le dan fortaleza para continuar en momentos difíciles.

Con sus 3 inseparables ángeles: Rufo, Neni y Jacob, rescatados y agradecidos. (Alejandro Evaristo)
Alejandro Evaristo
Mineral de la Reforma /

Silvia habla con las palomas cada mañana. Les llama mientras esparce en el suelo del estacionamiento avena molida y migajas.

Mientras las aves llegan, saca de una bolsa de plástico restos de comida y agua que coloca en los recipientes que ha atado al poste de energía para que animales callejeros, perros y gatos, tengan algo qué comer y beber. Aunque parezca increíble alguien se los ha robado con anterioridad.


En su auto esperan sus tres inseparables ángeles: Rufo, Neni y Jacob, agradecidos canes rescatados quienes atienden y observan con paciencia el ritual de todos los días.

A unos 100 metros del lugar un gato negro baja del rincón en la barda del fraccionamiento que ha sido su hogar desde hace meses. La mujer camina hacia allá con un pequeño recipiente y sí, también le lleva alimento. Gracias a ello el felino ha dejado en paz a las aves y ya no las ataca, aunque el instinto sigue latente y ocasionalmente intenta rondarles pero ella lo evita.

A sus 61 años se ha dedicado a rescatar animales y su pasado como asistente de personajes como Luis Donaldo Colosio o incluso del ex gobernador Adolfo Lugo Verduzco no es importante.

En aquel entonces era otra persona, con otra vida y llena de soberbia –recuerda-, pero eso es pasado y ahora lo que interesa es que por fortuna no concretó un intento de suicidio, que ha encontrado en los animales todo el amor de una familia que no tiene y que gracias a ello está en un proceso de aprendizaje para sobrellevar su reciente viudez.

Surgir del abismo

Silvia recuerda una terrible época y no puede evitar que sus ojos se llenen de lágrimas. Cuenta que había perdido las ganas de seguir adelante y estaba decidida a terminar con su vida. Se sentía, abrumada, agobiada, perdida. Ya lo había planeado.

Esa madrugada caminó hacia una de las elevaciones terrestres cercanas a su casa y en la cima lloró angustiada y con el rastro de fe que quedaba en ella oró y pidió a Dios perdón y una señal que le ayudara a encontrar el camino.

Cuenta que al empezar el descenso para concretar su plan, un perro blanco se le acercó, se cruzó en su camino y desde entonces se volvieron inseparables. Lobo vivió con ella más de una década, hasta que murió, y fue gracias a él que siguió con esta gran labor.



Desde hace 35 años ha rescatado a centenares de animales, maltratados, abandonados, golpeados. Al menos han sido 400 y va por más.

Cuenta que una vez en Río de las Avenidas estaba un perro malherido pero no se dejaba atrapar y aunque acudió personal de Protección Civil y Bomberos no concretaban el rescate. Le avisaron y fue hasta el sitio y estaba angustiada porque en cualquier momento podían atropellar al animal y los elementos tenían que irse porque había otras emergencias por atender. Pasaron angustiantes minutos, pero ella lo consiguió y salvó la vida del can, presume sonriendo. Esa ha sido su mayor felicidad.

Otro de sus peores recuerdos y mayor orgullo fue el haber rescatado a una perrita que estaba en fatales condiciones físicas porque el inhumano dueño la violaba y sus órganos sexuales internos estaban expuestos. La salvó.

Incertidumbre

Con la pandemia pensó que su labor se vería afectada.

Cuenta con su pensión, pero el ingreso resultaba insuficiente para todo lo que aun restaba por hacer, para cumplir con lo que para ella es su trabajo divino. Sin embargo no fue así.

A su domicilio empezaron a llegar y dejar sobres con algo de dinero, despensa, comida para los animales. Nunca supo quién o quiénes fueron los ángeles que le ayudaron, pero ese apoyo sirvió para continuar y seguir como lo ha hecho desde hace 35 años, rescatando del olvido, el dolor y la maldad del hombre a esos seres que lo único que tienen para dar es amor.

Antes se autodenominaba rescatista extrema, no importaba el terreno, las condiciones ni los hechos, si había que rescatar a algún animal ella estaba ahí.

El tiempo ha pasado y con él llegaron las limitantes y ya no puede correr los mismos riesgos, así que hoy ha habilitado espacios en su hogar para cumplir con su nueva labor como nana canina y ofrecer servicios de guardería para mascotas, aunque con cupo limitado a 10 animalitos porque así asegura poder brindarles la atención que merecen.

Comenta que le han ofrecido crear franquicias pero rechazó tal planteamiento porque ya no sería lo mismo, perdería su objetivo: brindar amor y cuidados a quienes le han ayudado…

Apoyo

La labor de Silvia continúa. Si usted desea apoyar su causa o contratar sus servicios, no dude en comunicarse al teléfono 771 201 6001 o envíele un mensaje en

facebook.com/silvie.pool

Ella sabe que los animales le rescatan todos los días con su amor y agradecimiento y por eso está convencida que seguirá haciéndolo. La comunidad le conoce como “la señora de los perros”.

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