Lecciones de la pandemia

La emergencia sanitaria puso en stand-by los proyectos productivos de Toks, pero les mostró nuevos caminos, más eficientes, para la interacción con las comunidades indígenas.

El grupo restaurantero tiene un proyecto productivo con los cafetaleros de la región del Tacaná.
Georgina Navarrete
Ciudad de México /

Hace pocas semanas, varios productores de café de la sierra de Chiapas llegaron muy temprano a un centro comunitario de Cacahoatán, un municipio de la Reserva de la Biósfera del Volcán Tacaná, muy cerca de la frontera con Guatemala. Cada uno en una mesa distinta, se conectaron vía remota con el equipo de Toks para hablar de avances y pendientes en sus proyectos, y de las necesidades en las comunidades que representan.

No era la primera vez que hacían una reunión de negocios, pero sí la primera junta virtual en su vida. Todos hablaban, opinaban, proponían y preguntaban desde un equipo diferente en la misma sala, pero separados para mantener la sana distancia. La reunión fue un éxito, dice Gustavo Pérez Berlanga, director de Responsabilidad Social del grupo restaurantero.

Pero no solo porque se cumplió la orden del día, sino porque esa reunión abrió la puerta a un cambio importante y definitivo en la manera en que Toks trabajará de aquí en más con sus comunidades asociadas en zonas rurales de Chiapas, Veracruz, Oaxaca, Guerrero y el Estado de México. Ahora estarán más cerca, de manera constante.

Una vez al año, al menos, el equipo encargado de los proyectos productivos de esta cadena de restaurantes viaja a las diversas comunidades integradas a su cadena de valor. Este año, la pandemia los obligó a cambiar los aviones por el internet de banda ancha y el resultado fue tan bueno, “que ahora lo haremos cada dos meses. En vez de 20 viajes al año, solo haremos la mitad, ahorraremos y seremos más productivos”, comenta Pérez Berlanga.

La crisis. Nuevos retos

Existen infinidad de causas para la filantropía y el grupo restaurantero ha trabajado en su responsabilidad social corporativa desde 2003 por varias de ellas; como resultado, hoy su operación está alineada con 16 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) planteados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para poner fin a la pobreza, luchar contra la desigualdad y la injusticia, y hacer frente al cambio climático sin que nadie quede atrás para el 2030.

Sin embargo, de todas sus iniciativas, “la que nos ha dado mayor visibilidad, entre varias joyas de la corona, es la de los proyectos productivos, con los que integramos a nuestra cadena de valor a comunidades indígenas”, de donde la empresa se provee de café, chocolate, granola, mermelada, miel de abeja, nuez caramelizada y mole, entre otros insumos tradicionales de la gastronomía nacional para servir en sus restaurantes.

Este éxito particular se debe justo a que la interacción dejó fuera a la filantropía para abrazar un modelo económico de negocio ganar-ganar que, además, no solo plantea una relación de empresa-proveedor que genera rentabilidad para las comunidades, sino que impacta en la vida cotidiana de los productores, con temas de infraestructura, emprendedurismo, y sociales como la salud, la educación y el paro a la migració,n entre otros.

La llegada del covid-19 a México detuvo una gran cantidad de actividades. "No podemos seguir con el mismo plan que planteamos en enero, pero desde luego seguimos trabajando. Sin duda hay un antes, un durante y un después de la contingencia. Tenemos una visión a corto plazo para salir bien parados cuando esto toque su fin, y otra a largo plazo, para seguir trabajando en nuestro enfoque alineado con los ODS”.

Así, en lo que va de la contingencia, por ejemplo, la empresa ha procurado estar cerca; “nos mantenemos en contacto permanente con reuniones virtuales cuando se puede, o telefónicas cuando no, para entender su situación de salud y sus necesidades más apremiantes en estos momentos de crisis, para luego actuar en consecuencia”, comenta Pérez Berlanga.

Con sus actividades productivas paradas, lo primordial fue entregar despensas a las comunidades en las sierras de Guerrero, Chiapas y Oaxaca, para aligerar la situación, mientras se hace una buena planeación “para retomar los proyectos paulatinamente en donde sea posible, conforme pase la emergencia sanitaria”.

Toks no consume la totalidad de la producción de estos proyectos comunitarios, pero apoya a sus asociados para vender los excedentes --algunos incluso al público en general, con los restaurantes como tienda; además de capacitarlos para llevar a cabo proyectos alternos de reciclaje y reutilización de residuos.

Asimismo, la empresa se ha asociado con otras comunidades y asociaciones para ejecutar proyectos productivos no alimentarios, para atender a otros grupos de interés en fechas específicas como Navidad, el Día de la Madre o el Día de la Tierra, en el que regaló abejitas de peluche elaboradas por El taller de la Colmena, un espacio productivo donde laboran personas con condiciones de vulnerabilidad, en Nezahualcóyotl, Estados de México.

De la crisis sanitaria, Toks saldrá con un nuevo proyecto productivo, esta vez de la mano de Cántaro Azul, una fundación en San Cristóbal de las casas, Chiapas, dedicada a buscar proveer de agua segura a las comunidades vulnerables. En este tema de higiene, en cuanto reabra sus restaurantes, Toks pondrá a la venta gel antibacterial para generar recursos a la asociación.

Más que palabras

No solo Toks debió adaptarse en la crisis. Las comunidades con las que trabaja también han aprobado varias lecciones en temas que no estaban explícitas en la agenda. La capacidad y disposición para realizar las juntas virtuales es solo una muestra de su evolución como emprendedores sociales.

“Cuando haya pasado la pandemia, podremos certificar si hubo cambios en las comunidades posteriores al covid-19. Pensamos que ellos serán más resilientes que como podrían haber sido antes. Y no lo diremos nosotros”, explica Gustavo Pérez.

Y es que desde hace meses la cadena de restaurantes tiene en marcha un proyecto con la Universidad de Siracusa, para determinar el cambio positivo que ha impulsado en las comunidades con las que trabaja. “Este asunto de la emergencia sanitaria nos obligó a posponer la presentación de resultados, pero ellos encontraron cosas que ni Toks sabía, cambios muy interesantes en las comunidades".

“Cuando la gente crece en la pobreza cree que así es la vida, que así será siempre; cuando ven una alternativa y se dan cuenta que pueden hacer mucho más, cambia completamente su dinámica de autoestima. Creemos que serán más resilientes al pasar la pandemia”.

srgs

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