La paradoja de las Organizaciones de la Sociedad Civil.

Gerardo Gaya es activista y emprendedor social. Fundador y presidente de Iluminemos de Azul A.C., que trabaja para educar sobre el autismo.

El fin último de estas entidades sin fines de lucro es dejar de ser necesarias;mientras tanto, seguirán trabajando por los más vulnerables.

Fundaciones seguirán trabajando para los mas vulnerables.
Gerardo Gaya
Ciudad de México /

Nunca me ha gustado la palabra “Fundación” por la connotación asistencialista que conlleva, me gusta más el término Emprendimiento Social u Organización sin fines de lucro que suena “más atractivo”. Podrían ser lo mismo, pero no lo son.

La realidad, es que ambas en lo general dependen en un mayor o menor grado, según su capacidad de tener modelos sustentables, de la generosidad. Nosotros, las organizaciones, estamos en el mercado de la generosidad y en la industria del impacto social. De la transformación de realidades atendiendo problemáticas sociales.

Alguna vez me preguntaron cual sería mi utopía con Iluminemos de Azul, y respondí tajantemente: “Qué no exista”, porque significaría que no hace falta concientizar a la sociedad respecto a la inclusión, por que las familias ya tienen las respuestas y la intervención a temprana edad; los niños con alguna condición de vida tendrían acceso a la educación o educación especial según sus necesidades de apoyo, los adultos tendrían trabajo y no tendríamos que hacer ningún esfuerzo colaborativo ni impulsar leyes ni políticas públicas ni programas de gobierno. Vamos, de ayudar a elaborar protocolos de atención a personas con autismo o con discapacidad para el covid-19, ni hablamos.

Sin embargo, todo eso tenemos que impulsar. Y nosotros estamos enfocados en el autismo y la inclusión. Pero somos miles de Organizaciones o Fundaciones que atendemos diferentes necesidades en apoyo a grupos de población prioritarios, minoritarios o vulnerables, como cada quien los quiera clasificar. La necesidad es abrumadora.

Es impresionante ver como, ante las circunstancias actuales, el tercer sector se activa como ningún otro. Se organiza, se coordina y actúa. Lo vivimos con el terremoto, y lo estamos viviendo a una escala inimaginable para todos. Y este sector se está viendo sumamente afectado. Si batallamos por que muchas veces no tenemos (o no los conseguimos por los modelos de filantropía establecidos) los recursos para ser como debemos ser de profesionales, cumplir con nuestras obligaciones y normatividades fiscales y de transparencia, de institucionalidad y un largo etcétera., no dimensionamos cómo operamos. Si algo somos es resilientes y resistentes. Deberían de contratarnos las grandes empresas para hablar de eficiencia operativa y de cómo por cada peso que recibimos, operamos como si tuviéramos dos.

La realidad es que nosotros como organizaciones también pagamos sueldos. Generamos empleos con propósito. No creo conocer a alguien que trabaje en una organización o una fundación que no sea feliz por que su trabajo cambia o muchas veces salva vidas.

Pero hoy, resulta que también somos un sector en riesgo. Somos vulnerables dentro de los sectores vulnerables, atendiendo a grupos vulnerables. Pura vulnerabilidad a nuestro alrededor. Pero con plena satisfacción, eso sí. Trabajar para causar un impacto positivo en la vida de los demás, tiene satisfacciones, pero también un precio y un riesgo muy altos.

La paradoja está en que, siendo el sector que hoy reacciona, que ante estas circunstancias actúa como ninguno y cuando más se nos necesita, es cuando menos apoyo recibimos nosotros, porque el foco está en sobrevivir. En contener todo, mantener nuestras circunstancias si es que podemos, pero de donar o apoyar algunas causas para que continúen su trabajo, ni se te ocurra, no vayas a pecar de imprudente.

Hoy son muchísimas las organizaciones que están en una situación de riesgo y de no poder continuar con su trabajo en beneficio de los demás. Pero como somos un sector acostumbrado a reinventarse, el pasado 5 de mayo, en el marco de #UnDiaParaDar (un día que celebró la generosidad y que normalmente es en noviembre, pero está claro que hoy ya no hablamos de normalidades) y que se adelantó por las circunstancias que estamos viviendo, lanzamos la iniciativa #AyudaDesdeCasa y una Carrera Virtual para el 24 de mayo. Se trata de una campaña, a través de un evento deportivo virtual, en la que podremos apoyar a más de 100 organizaciones, que generamos más de 2 mil empleos en nuestro país.

Todos se pueden inscribir, pueden donar o pueden incluso vivir la experiencia máxima de la generosidad procurando fondos para la organización con la que más simpaticen. Entrando a www.carreravirtual.org cualquier persona puede ayudar a quienes siempre han ayudado: Las organizaciones. Nosotros como sector cambiamos y salvamos vidas, espero que muchos, hoy que la necesidad está invertida, hagan algo por rescatarnos a nosotros.

srgs

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