"Tenemos que hablar". "No eres tú... soy yo". "Démonos un tiempo". "Ya no te quiero". "Hasta luego, Maricarmen" [portazo]. Hay muchas maneras de romper una relación amorosa. Algunas pueden acabar con la elegancia de quien, más allá del desengaño y el dolor, quiere o puede mantener una razonable amistad con su ex. Otras, en cambio, son lo más parecido a una guerra.
En cualquiera de los casos, sobre todo si la pareja compartía casa, es un momento peliagudo y no sólo en lo sentimental.
¿Cómo te organizas para recoger tus cosas? ¿Quién se queda con el gato? ¿En qué estantería acabará ese vinilo del disco blanco de los Beatles que compraron en Londres? En un mundo en el que triunfan los organizadores de bodas, los personal shoppers y las apps de citas proliferan hasta el punto de que hay una para los amantes del bacon, ¿cómo es que nadie había inventado algo para enfrentarse al drama logístico de una ruptura?
Mika Leonard y Lindsay Meck son pioneras en la gestión de separaciones de terceros a través de Onward, servicio online y aplicación de smartphone que ayuda a sus clientes a seguir adelante en un momento difícil.
El usuario introduce sus datos en Onward y un asesor de rupturas gestiona todos los cambios en su nombre.
"Ambas pasamos por sendas rupturas en dos grandes ciudades de Estados Unidos con una diferencia de seis meses", afirman por correo electrónico sobre el origen de su empresa.
"Nos dimos cuenta de que, además de estar tristes, con el corazón roto y sintiendo una gran pérdida de identidad y comunidad, de repente tuvimos que hacer frente a una avalancha logística abrumadora: encontrar un nuevo hogar, empaquetar nuestras pertenencias, mudarnos, amueblar un nuevo departamento, cambiar todas las direcciones, separar las redes sociales... También era como si tuviéramos que acordarnos de forma consciente de cuidar de nosotras mismas. ¡Las rupturas pueden ser muy duras para el cuerpo!
"Al navegar juntas por nuestras separaciones, desarrollamos un plan de trabajo que incluso incluía la compra de los mismos muebles", narran.
O cómo reencontrar la felicidad comprando una cama de Ikea. En la última década, según Mika y Lindsay, en Estados Unidos ha aumentado un 200 por ciento el número de parejas que deciden cohabitar antes de casarse... si es que llegan al altar.
En eso intervienen decisivamente trabajos cada vez peor remunerados y alquileres al alza hasta niveles absurdos, que hacen casi imposible vivir solo en un espacio mayor de 20 metros cuadrados.
A través de diferentes planes (10 días, un mes o tres meses) y servicios, desde buscarte un nuevo piso hasta darte de baja de Netflix, los breakup concierges [asesores para la ruptura] de Onward se ponen a tu disposición para echarte un cable en un momento tan delicado.
Operan en Nueva York desde el Día de San Valentín. "El mayor desafío que nos plantean es pasar de un hogar de doble ingreso a otro de uno solo en una ciudad donde la vivienda es tan cara. Es una de las razones por las que las personas permanecen en relaciones insalubres e infelices, porque tienen miedo o se sienten intimidadas por el coste y la logística de mudarse y seguir adelante", explican.
"También hay quienes tienen mascotas o niños en común o situaciones familiares que pueden ser difíciles. Son habituales los problemas que plantean el seguro de salud compartido y los planes familiares de telefonía".
Hasta ahí el apartado logístico, porque Onward pretende ser también de ayuda en la recuperación emocional. Si lo único que te apetece es atiborrarte de helado en el sillón y lamerte las heridas, ellos están ahí para suplir a Paulo Coelho. Eso incluye servicios a la carta, desde buscar psicólogo o abogado hasta recomendar planes sociales y culturales para salir de la cueva.
Vista la gran demanda, Onward se plantea ofrecer sus servicios en otras ciudades estadunidenses.
Aunque la compañía sabe que cada ruptura es un mundo, sí tiene unos consejos básicos para cualquiera que tenga que enfrentarse al abismo.
"Recomendamos que la gente se escuche y sea amable consigo misma, reconociendo que esto no es un fracaso, ni un momento vergonzoso de la vida, sino una oportunidad de reorientarse, recalibrar y dar un nuevo paso emocionante y positivo".