En la actualidad, Huawei conecta a más de tres mil millones de personas en más de 170 países. En el año 2019 se ubicó como el segundo vendedor más grande de teléfonos inteligentes y se calcula que su capital operativo es al menos de 100 mil millones de dólares. Llegar a esas cifras, no fue tarea sencilla.
En 1987, Huawei comenzó muy, muy pequeña. Ren Zhengfei, fundador y CEO, inició la historia de la empresa en un apartamento en la ciudad de Shenzhen. “Cuando fundé Huawei a los 44 años, no tenía nada de experiencia”, relató Ren.
Los primeros años: “En realidad, yo no tenía idea de cómo era el mundo”
Ren Zhengfei vivió en su infancia y juventud los momentos más difíciles de la historia china, incluyendo la hambruna y la Revolución Cultural. Según él mismo relata, creció en un pueblo pequeño donde la gente era extremadamente pobre. “Las condiciones de mi familia eran ligeramente mejores porque mis padres eran profesores, teníamos mejores condiciones porque podíamos agregar sal a nuestra comida en casa”, comentó. “En realidad, yo no tenía idea de cómo era el mundo”, agregó.
Ren se unió al ejército como ingeniero en 1974. En el laboratorio, la gente lo llamaba por su apodo, Ren-Tech. En esa época tomó la decisión de desarrollar una balanza de presión atmosférica. Pese a no tener referentes, ni planos o modelos anteriores. Al final logró desarrollarla.
Los soldados retirados dejaban de tener relación con las fuerzas armadas y tenían grandes dificultades para adaptarse a la economía de mercado. “Estábamos muy acostumbrados al modelo de la economía planificada donde ni siquiera pensábamos en que podíamos ganar un centavo”, relata Ren, quien dejó su puesto de director adjunto sin rango militar en 1983.
El nacimiento de Huawei: “Luchamos por sobrevivir”
Ren recurrió a varias personas para recaudar fondos y fundar Huawei, pero al final terminaron retirándose. No recibieron ni un centavo del Gobierno. En esa época, Ren y sus pocos empleados eran revendedores de switches fabricados por una compañía con sede en Hong Kong. La empresa de Hong Kong dejó de suministrar los equipos justo cuando las ventas de Huawei mejoraron; esto los obligó a desarrollar sus propios equipos de comunicaciones.
“Durante los primeros diez años de Huawei, luchamos por sobrevivir y aprovechar cualquier oportunidad que se presentara sin importar si era grande o pequeña. En aquel entonces, no teníamos otra opción. No pensamos en lo que sucedería si fracasábamos”, relata Ren.
Lyu Ke, presidente del Comité Asesor Corporativo de Huawei, recuerda: “Trabajábamos día y noche. Si te sentías cansado, podías ir a dormir un rato tomar una ducha y después regresar al trabajo. Prácticamente no salíamos de la oficina durante un mes entero”.
Xu Wenwei, presidente del Instituto de Investigaciones Estratégicas de Huawei, recuerda hoy claramente cuando Ren se dirigía a sus empleados en aquella época: “nos hablaba en el laboratorio, siempre con una taza grande de té en la mano. Recuerdo claramente la visión que nos compartió de convertirnos en una de las tres empresas más importantes del sector. En aquel entonces, como nuestra empresa todavía era muy pequeña solo lo escuchábamos sin tomarlo muy en serio”.
Los años 90: el momento de aprender
En la década de los 90 el CEO de Huawei entendía que para no morir en el competitivo mundo de la empresa privada, y más aún para crecer en el campo de las telecomunicaciones, era imprescindible innovar, tanto como lo es aprender. Ren unía a su visionaria decisión un pragmatismo a toda prueba centrado en el bienestar de sus clientes como eje fundamental de su trabajo.
Ren estaba convencido de que para estar preparados para el futuro tenía que aprender de otros. Visitó los laboratorios Bell en Estados Unidos y allí vio cómo trabajaban los ingenieros para crear belleza, esta belleza lo capturó y lo motivó a aprender más de los conocimientos y experiencias exitosas de otros.
Muchos empleados y directivos de aquella época se oponían a la intervención de cualquier empresa extranjera, pero Ren dijo: “Tenemos caos y necesitamos estructura. Necesitamos cambiar nuestros sistemas e incorporar el conocimiento que no tenemos”. Ren acertó nuevamente; en el camino, Huawei fue aprendiendo de las empresas occidentales y lo aprovechó al máximo.
“El ideal de Huawei es servir a la humanidad y no simplemente ganar dinero”
En el año 2000, bloqueado por las barreras tecnológicas en el mercado nacional, Huawei buscó crecer en el extranjero. “Cuando nos quedamos sin oportunidades en aquella época en el mercado chino salimos a buscarlas”, relató Ren.
Durante los últimos 10 a 15 años, Huawei se ha centrado en las áreas “menos deseadas”, por decirlo de algún modo. “Así es como hemos logrado crecer enormemente. Hemos ganado el mercado europeo gracias a la innovación científica y tecnológica, más que a los precios bajos.
“Cuando la tecnología 5G se despliegue en todo el mundo, los precios de los servicios de información bajarán. Esto permitirá que los niños con más carencias y aquellos que vivan en áreas rurales tengan acceso al mundo exterior por medio de Internet. Este hecho mejorará su educación, lo cual, a su vez, mejorará su capacidad para traer prosperidad a la humanidad”, declaró el empresario de 75 años.