La religiosa utilizaba su posición para entrar sin complicaciones a los centros penitenciarios.

La mujer vendió diversos objetos de valor donados por fieles y transfirió el dinero al extranjero. Las autoridades lograron asegurar algunas piezas.

Pese a los intentos de diálogo del arzobispo, la agrupación continua renuente y deciden ser excomulgadas.

Medios de prensa afirmaron que las mujeres no pertenecían a una congregación religiosa formal, sino que eran “laicas consagradas” que aspiraban a vivir una vida de claustro.

La energía y el entusiasmo de las 180 personas disfrazadas de monjas crearon un ambiente festivo y único en la ciudad costera.

Las autoridades de ese país también investigan el delito de explotación laboral en perjuicio de personas.

Las religiosas fueron capturadas la semana pasada e incluso el papa Francisco urgió su liberación.

Tomás Cam estaba en un seminario y su ahora novia, Massiel Pereyra, en un convento.

Según un reportaje de la agencia Reuters, las monjas venden en una tienda falsa en una zona metropolitana del país.

Con una gran sonrisa, esta joven originaria de Mérida, Yucatán lució sus hábitos dentro de la popular caja rosa.