De acuerdo con el último reporte de la Organización Mundial de Turismo, México ocupa el lugar número seis en la lista de los países más visitados del mundo. El porqué de ello es muy simple: el país posee todas las razones que impulsan a un viajero a visitar un sitio determinado.
1. Turismo arqueológico y cultural
Alfredo Hernández, director general de la empresa Lógica Terrestre Agua Nueva, se dedica desde hace siete años a transportar a grupos de turistas que visitan los estados de Quintana Roo y Yucatán, con la intención de conocer algunos de los sitios más insignes de la cultura maya.
“Trabajamos con tres turoperadoras que ofrecen a sus clientes el concepto de turismo arqueológico”, dice Hernández. “Una de ellas atrae exclusivamente a viajeros alemanes; otra más, a italianos.
La última no tiene un nicho específico y lo mismo reúne turismo nacional, estadounidense, canadiense o europeo. En cualquier caso vienen a conocer las ruinas de Cobá, Tulum y Chichén Itzá, esa es su motivación principal”, añade el directivo.
El turismo arqueológico en México se focaliza principalmente en el centro y el sureste. El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) tiene catalogadas 50,000 zonas, aunque solo 189 están abiertas al público.
Dentro de este rubro también habría que incluir las fiestas y celebraciones nacionales que han trascendido las fronteras de México. Entre estas, la más popular en años recientes es la celebración del Día de Muertos, incluida por la UNESCO en la lista del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, y convertida en un fenómeno cultural mundial a partir de la filmación de las películas Spectre y Coco.
2. Turismo de playa
La ventaja de estar rodeado por dos océanos y formar parte de la franja, al menos en la región sur, de los trópicos, dotó a México de un patrimonio extraordinario en cuestión de playas. No en vano, de acuerdo con datos de la Sectur, representa 64.6% del turismo del país.
Desde aquellas que forman parte de la península de Baja California y cuya máxima expresión está escenificada en la zona de Los Cabos, hasta las que bordean los estados de Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán Guerrero y Oaxaca, en el Pacífico.
En el lado del Atlántico, sobresalen las de Veracruz, Campeche, Quintana Roo y Yucatán. Pese a esta diversidad de destinos, el turismo conocido como de sol y playa se ha concentrado en Los Cabos, Puerto Vallarta, Nuevo Vallarta, Acapulco, Ixtapa, Cancún y Riviera Maya.
3. Turismo gastronómico
En el año 2010, la gastronomía de México fue inscrita en la lista representativa del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO. Antes de recibir tal distinción, ya era un secreto a voces que la tradición culinaria del país se había instalado en el panorama internacional como una de las más exquisitas y sofisticadas del mundo. El reconocimiento, sin embargo, atrajo las miradas de los más renombrados chefs nacionales e internacionales.
El estadounidense Anthony Bourdain, quien murió el año pasado, alguna vez se refirió en su blog a la cocina mexicana así: “Y por mucho que pensemos que la conocemos y amamos, apenas hemos rasguñado la superficie de lo que realmente significa la comida mexicana.
No es queso derretido sobre una tortilla. No es simple ni fácil”. También atrajo a investigadores destacados como Colibrí Jiménez, quien se define a sí misma como “cocinera, investigadora y aventurera gourmet”. Además, es fundadora de la empresa Aventura Gastronómica, asimismo, participó en el programa The Final Table de Netflix representando a México, y publicó el año pasado Aventura Gastronómica un libro que narra rutas culinarias por nueve regiones del país.
Pese a ello, el turismo gastronómico en México está en evolución y a la espera de detonar su potencial, ya que actualmente solo 9% de los empleos del ámbito turístico tiene que ver con alimentos y bebidas.
4. Turismo religioso
Si bien de menor envergadura en términos comerciales, el turismo con propósitos de índole religiosa está presente en México como un nicho en desarrollo.
Tan solo la Basílica de Guadalupe, en la Ciudad de México, recibe anualmente a cerca de 20 millones de visitantes, cerca de la mitad de ellos acude al recinto durante diciembre. Adicional a este punto turístico religioso, el país cuenta con 84 catedrales, 196 iglesias, conventos y exconventos.
No es, sin embargo, el único destino nacional con peregrinaciones anuales que concentran a miles de feligreses y turistas: el Santuario del Señor de Chalma en el Estado de México; el Santuario del Santo Niño de Atocha en Zacatecas; la Catedral de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos en Jalisco, y el Cristo de la Montaña en Silao, Guanajuato, son también referencias infaltables al referirse al turismo religioso. Anualmente, estos cinco sitios concentran una cifra cercana a 30 millones de visitantes.
5. Ecoturismo
El concepto de turismo ecológico, basado en la idea de interactuar con el entorno y la naturaleza de forma responsable, dispone en México de una infraestructura natural a la que paulatinamente se le ha ido sumando la protección, organización y cuidados que requiere.
Los parques nacionales de Cabo Pulmo, en Baja California Sur; el Nevado de Toluca, en el Estado de México; la Reserva Ría Lagartos, en Yucatán, sumados al Santuario de la Mariposa Monarca en Michoacán y el Estado de México; la Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an, en Quintana Roo; la Huasteca Potosina, y los arrecifes de la isla de Cozumel, son solo algunos ejemplos de los activos naturales más importantes que ofrece el país.
Un caso singular en el que confluyen la naturaleza y la infraestructura tecnológica, es el recorrido que realiza el tren turístico conocido como El Chepe, cuya ruta va de Chihuahua a la ciudad de Los Mochis. Durante el viaje puedes contemplar las Barrancas del Cobre y la Sierra Tarahumara, así como practicar campismo, ciclismo de montaña, pesca y alpinismo, en algunos sitios intermedios del camino. El tren transporta alrededor de 100,000 turistas cada año.
6. Turismo médico
La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos (EU) y sus continuos embates contra las políticas de Barack Obama, en específico contra el programa de salud Obamacare, abrieron un nicho de mercado en México: el turismo médico. Actualmente el país ocupa el segundo lugar a nivel mundial en este segmento, valuado por la Medical Tourism Association entre los 50,000 y los 70,000 mdd.
La oferta de servicios de alta calidad a bajo costo, en comparación con los precios que ofrecen el Texas Medical Center o el Boston Children’s Hospital, por mencionar a dos de los centros más reputados de EU, propiciaron la creación de una serie de clusters en México. De estos desarrollos, el New City Medical Plaza, en la ciudad de Tijuana, es el que más expectativas ha creado, pues se espera que reciba cerca de un millón de visitantes anuales.
En la actualidad existen alrededor de una veintena de clusters médicos en el país, la mayoría de los cuales, por obvias razones, se ubica en los estados fronterizos. Tan solo Tijuana recibió en 2017 a 1.5 millones de visitantes con fines médico. Estados como Jalisco, Puebla, Quintana Roo, Yucatán y la Ciudad de México también se han sumado a esta tendencia que, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Turismo, generó una derrama de 5,000 millones de dólares (mdd) en 2017.