España es una tierra de vinos. De entre las 70 Denominaciones de Origen con que cuenta el país, Ribera del Duero, que se creó hace 40 años (21 de julio de 1982) y por la alta calidad de sus productos, es una de las denominaciones más reconocidas a nivel mundial.
Pero no solo por la perfección de sus vinos, sino porque siguiendo el cauce del río Duero, sus tierras son altas y frías, airosas y de poca lluvia, condiciones climáticas que contribuyen al crecimiento de uvas muy especiales, pues estas tierras donde se cultiva la especie Tempranillo, característica de la denominación –o Tinto Fino, como también se le conoce–, pone al límite la maduración del fruto.
Y si, además, se añade que muchas de las cepas de esta zona son antiguas, y que los procesos de selección de la uva son estrictos, al final se tiene una baja producción de materia prima, pero de enorme calidad. No por nada fue considerada la Mejor Región Vitícola del Mundo en 2012, según el jurado de los Wine Star Awards.
Hace unos días, en el marco del cuarenta aniversario, invitados por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Ribera del Duero, viajamos a Valladolid, Burgos y Soria, provincias que conforman esta región vitivinícola en la que visitamos bodegas, platicamos con su gente, recorrimos sus viñedos, paseamos por sus bodegas e instalaciones, y probamos sus vinos, muchos de ellos premiados, y algunos muy originales y atrevidos para el estilo de la denominación, pero que conservan su sello.
Esta región la integran más de 300 bodegas y más del 80% de sus vendimias son hechas a mano, por lo que es muy complicado hacer una selección, así que en esta ocasión compartimos algunas de las emblemáticas, que, sin duda, debes de conocer en tu primera visita:
Protos. Creada en 1927 en Peñafiel, es una de las bodegas más antiguas de la denominación (se encontró la presencia de residuos de elaboración de vino de hace más de 2 500 años). Y una de las más prolíficas, pues produce aproximadamente 8 millones de botellas al año. Según la consultora Wine Intelligence, Protos fue la marca de vino más poderosa en 2021. Además de sus antiguas bodegas bajo las laderas del castillo de Peñafiel, en 2008 construyó una moderna bodega diseñada por los despachos Rogers Stirk Harbour y Alonso Balaguer.
Lleiroso. Fundada en 2001 en Valbuena de Duero, en plena “Milla de Oro” de la denominación, es una bodega artesanal que se distingue por producir vinos de alta gama con los procesos tradicionales. Cuenta con cepas de hasta 80 años de edad, en 25 hectáreas de viñedo propio, una producción muy mimada que permite crear vinos originales. Desde hace más de diez años la bodega trabaja con un reducido número de familias de viticultores con los que mano a mano seleccionan cuidadosamente la uva que garantizará la mejor materia prima. Uno de sus vinos, Lleiroso Reserva 2016, obtuvo recientemente Medalla de Oro y Best of Show Ribera del Duero Reserva.
Vega Sicilia. Es otra las bodegas más antiguas: se fundó en 1864 en Valbuena de Duero, a partir de la importación de cepas francesas de diversas vides. Tiene una parcela madre con 22 variedades diferentes de vides viejas, de las que genéticamente reproducen algunas cepas. La finca cuenta en la actualidad con mil hectáreas de terreno, de las cuales se cosechan solo 210. Esta bodega que en toda su línea de producción se caracteriza por su alta tecnología, y un estricto control de calidad y selección de la uva, se distingue por las largas y muy cuidadas crianzas de sus vinos, y por su proyecto de gestión ecológica en la viña. De hecho, están muy cerca de obtener el certificado de agricultura ecológica que otorga la comunidad autónoma de Castilla y León.
Arzuaga Navarro. Es una bodega familiar creada en 1987 en Quintanilla de Onésimo, es también una de las más antiguas. Su proyecto enológico combina la producción de vino, el hospedaje y la gastronomía. Además de sus vinos, se puede visitar El Taller, innovador restaurante que cuenta con una estrella Michelín, y la finca La Planta, nombre dado por un prodigioso árbol de encino a cuyo alrededor se encuentran los viñedos, y criaderos de venados y jabalíes, animales representativos de la zona.
Dominio de Pingus. Creada en 1995 en Quintanilla de Onésimo, el crítico Robert Parker la convirtió en un culto pues a su primera añada (1995), creada casi en condiciones clandestinas, le otorgó 100 puntos, el límite más alto de su clasificación. Otras añadas de Pingus también tienen este puntaje. Cuenta con 36 hectáreas de viñedo que se conducen por agricultura biodinámica, otras de las peculiaridades de estas etiquetas de autor.
Dominio de Atauta. Fundada en el año 2000 en Atauta, cultivan sus uvas en el Valle de Atauta, hondonada de 4 km de extensión en el que se encuentran restos de bodegas históricas, cavadas en montículos de tierra, que datan de los siglos XIX y XX. Cultivo limítrofe pues esta zona soriana es la más fría de la denominación, estudian y producen sus vinos de acuerdo con los dos tipos de suelo con que cuenta cada parcela: arenas o arcillas. La bodega tiene 50 hectáreas de viñas viejas, prefiloxéricas, de entre 120 y 185 años de edad, las más antiguas de la denominación.
Estas son algunas de las opciones que te recomendamos visitar este año para celebrar, junto con la Denominación de Origen Ribera del Duero, sus primeros cuarenta años.
El dato:8,000 viticultores
300 bodegas
23,360 hectáreas
720-1,100 m de altitud
80% vendimia hecha a mano
23% viñedos de más de 50 años
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