Calaveras de azúcar y dulces de figura de almidón 'no mueren' y en esta temporada de muertos lucen en las ofrendas de los hogares poblanos, por lo que vendedores esperan un repunte en sus ventas el 70 por ciento y mayor parte de su producción ya fue exportada a Estados Unidos.
En entrevista con MILENIO Puebla, Cecilia Reyes Mendiola destacó que 10 mil piezas de calaveras ya están en el extranjero como es Chicago y San Francisco, las cuales van decoradas con los colores de Estados Unidos.
Ante esto, compartió que la fabricación de estos dulces de temporada comenzó en el mes de junio para que estuvieran en el vecino país en el mes de septiembre, esto para que se pudieran comercializar a tiempo.
“Nosotros empezamos a entregar desde septiembre, pero son las que se van al extranjero y acá la venta está un poco baja, por ello esperamos que repunten las ventas en los próximos días”, enfatizó la dueña del negocio.
Asimismo, destacó que actualmente realizan cuatro tamaños de calaveras; la grande la denominan “el papá”, la que le sigue es "la mamá”, los otros dos tamaños son los hijos, e incluso cuentan con una más pequeña la cual la nombró como "el bebé".
Resaltó que el tamaño que más se vende es la grande. A la par refirió que los poblanos no pierden el interés de comprar este dulce típico para adornar las ofrendas, así como un regalo para los vivos.
La vendedora de dulces típicos compartió que en el caso del dulce de almidón es un proceso rápido, pero es un poco laborioso, ya que se tiene que tostar este ingrediente para después extenderlo en charolas de madera y con los moldes que cuentan se marquen las figuras.
Asimismo, comentó que posterior a este proceso se tiene que sacudir y quitarles el almidón para dar el toque final que es la decoración, por tanto están listos para su comercialización y la gente los puede comprar tres piezas por diez pesos.
En el caso de las calaveras, los precios son variados y las personas las encontrarán en 10, 15, 30 y de 50 pesos, esta última es la más vendida.
De igual forma, refirió que este negocio es familiar, pues su esposo Emilio Quintana adquirió los conocimientos para elaborar la calavera, donde el papel de estaño sigue siendo uno de los principales elementos.
Para concluir, indicó que ya son la cuarta generación elaborando este dulce y buscan que no se pierda, por ello, han impartido clases en escuelas para enseñar a niños y jóvenes el elaborar las calaveras.
AFM