Debido a la pandemia por coronavirus, covid-19, hay muchas personas que se han quedado sin trabajo. Sin embargo, de una u otra forma buscan salir adelante. Tal es el caso de un hombre de la tercera edad que se volvió viral en las redes sociales al anunciar en las calles de la Ciudad de México, con un letrero, sus servicios como profesor de matemáticas. Te contamos la historia de este abuelito que ha enternecido a los internautas.
Fue a través de Facebook en donde esta historia se volvió viral. La usuaria Marte Martte subió a su cuenta una imagen en donde aparece el señor ofreciendo su servicio como profesor de matemáticas.
En el letrero, el hombre explicó que daba clases de cálculo diferencial e integral, geometría analítica, trigonometría y álgebra. Además, colocó su número telefónico con el fin de que lo contacten.
De acuerdo a la publicación viral de la mujer, el profesor estaba ofreciendo sus servicios cerca del Foro Sol, al oriente de la Ciudad de México. Así que decidió pedirle permiso para tomarle una foto y contar un poco de su historia.
Asimismo, reveló que el abuelito también da clases de regularización de Física y Química para alumnos de secundaría y bachillerato:
"Hola les quiero pedir que me ayuden a COMPARTIR me encontré a este señor cerca del FORO SOL .... le pedí si le podía tomar una foto y muy rápidamente se acercó a darme un papelito con sus datos .... tiene MUCHAS GANAS DE TRABAJAR Y ENSEÑAR .... COMPARTANN esperando a alguien le pueda servir #HoyPorELL !!!! Ayúdenloo".
La publicación de inmediato se volvió viral con múltiples comentarios y likes. Aquí te la dejamos:
La historia real detrás de esta publicación
La desesperación, orilló a Don Guillermo a salir a la calle con una lona anunciando sus servicios como profesor de Matemáticas, Cálculo, Física y Química.
La edad, el desempleo, la pandemia y encima complicaciones de salud, lo pusieron enmedio de una situación caótica.
A sus 80 años, el profesor Guillermo Trujillo, tiene hambre de conocimiento infinita, pues continúa preparándose de manera autodidacta para mantenerse actualizado en sus temas.
"Yo muchas veces le he dicho que le tengo celos a los libros porque los acaricia más a ellos que a mí", cuenta con admiración su esposa Silvia.
La vida para él, no ha sido fácil, pues por su situación económica familiar, no pudo terminar la primaria hasta que fue mayor de edad y consiguió los medios necesarios para hacerlo:
"La primaria la terminé como empleado, como trabajador en la nocturna a los 18 años que realicé mi servicio militar, a esa edad recibí mi certificado de primaria", recuerda.
Después, logró estudiar Ingeniería Electrónica, pero no pudo terminar porque tuvo que dedicarse a trabajar para sostener económicamente a sus hijos y esposa. Fue hasta los 40 años, que comenzó a dedicarse a la docencia y descubrió que era su pasión.
"Cada vez que le enseño algo a los jóvenes, yo aprendo, aprendo a expresarme y aprendo a razonar en diferentes formas y los jóvenes a veces están muy perdidos porque no tienen una orientación correcta en la escuela y desechan la escuela, la abandonan y eso no me gusta porque yo la abandoné precisamente por no tener medios económicos", dice el profesor.
Su historia de vida lo hizo empático para apoyar a quienes menos tienen: "Mucha gente de aquí son pobres, más pobres que nosotros y yo les pedía una cuota con dinero que no podían pagarme. Actualmente me dan un refresco porque no pueden pagarme".
Ahora, la vida lo ha puesto del otro lado, pues él es quien decidió salir a la calle a pedir ayuda. La foto que le tomó una joven y se viralizó, lo ayudó a tener a su primera alumna de preparatoria, que llegó con su madre para solicitar clases de Química y aclarar las dudas que quedan tras tomar clases en línea a causa de la pandemia:
"En línea me hago más bolas, me revuelvo más y en las presenciales aclaras tus dudas y el profesor ya me las resolvió", platica Ariadna, estudiante de preparatoria, mientras que su madre dijo estar satisfecha por haber acudido al profesor octagenario para que apoyara a su hija a resolver sus dudas.
Don Guillermo la recibió feliz en su domicilio, ubicado en la alcaldía Iztacalco, en donde montó su propio salón de clases con mesas, bancas y un pizarrón en donde con gran entusiasmo, le explicó pacientemente a Ariadna. Para él, ya no resulta sencillo acudir a otro lugar por su situación de salud y tampoco puede dar clases en línea porque además de que no cuenta con equipo tecnológico para hacerlo, comenta que se le dificulta su uso.
"Me superé, estudié mucho, aprendí mucho y después aprendí a darle explicaciones claras a los jóvenes", dice Don Guillermo.
Mientras tanto, desea que lleguen más estudiantes para poderse ayudar mutuamente, pues no cuenta con seguro médico y requiere de atención y medicamentos para algunos padecimientos que sufre actualmente, además de los gastos habituales. Por esto, pone a disposición su número telefónico para quien requiera de sus servicios como profesor: 5555585758.
Su mayor satisfacción es dejar su conocimiento como legado para las nuevas generaciones.
Con información de Paola Betancourt
grb