La pandemia de coronavirus ha golpeado a muchas comunidades indígenas que tenían en el comercio una forma de subsistir; al estar cerrados mercados, plazas y sitios turísticos donde estos grupos ofrecían sus productos, la situación se tornó más complicada.
Pero una muñeca de trapo de carita alegre y coloridos listones adornando su cabello, se consagra como la mejor embajadora de la etnia otomí en México. Gracias a su encanto, artesanos indígenas la canjean por víveres para subsistir en medio de la crisis sanitaria.
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Sobre dos mesas improvisadas como mostradores en una avenida de la colonia Roma Norte, en la Ciudad de México, decenas de muñecas Lele -bebé en otomí- aguardan quietas por quien desee adoptarlas.
Solo hace falta intercambiarlas por alimentos, pañales o productos de limpieza, urgentes para decenas de familias de esta comunidad afincadas en la capital.
"Nos juntamos varias familias para organizar esto y poder cambiar nuestro producto, las muñecas, por despensa. Ahora nuestros maridos se quedaron sin trabajar", dice Marisela Pérez, artesana de 30 años y mamá de tres niños.
Con sus compañeras, Pérez salía a la calle a vender las Lele, una de las variantes de muñeca tradicional del municipio Amealco, en el estado de Querétaro, a precios entre 50 y mil 500 pesos.
Pero el confinamiento para evitar la propagación del virus convirtió en desiertos grandes sectores de la ciudad, la más afectada por la epidemia, dejándolas sin ingresos. Por eso decidieron realizar el intercambio de sus creaciones por productos básicos.
yhc