Por coronavirus, perro entrega despensas a domicilio en Colombia

Para mantener la sana distancia en Medellín, Eros, un perro de raza labrador, realiza las entregas de suministros a varios clientes de una tienda.

La mascota usa una canasta para llevar los mandados (AP).
Medellín /

La pandemia de coronavirus ha provocado que varios animales destaquen, ya sea por su aparición en lugares inusuales ante la ausencia de personas en las calles o por la forma en que ayudan y acompañan a la gente que lo necesita durante esta crisis sanitaria

En esta última categoría entra Eros, un perro labrador de 8 años que, gracias a una cesta de paja, entrega despensas de verduras, frutas y comida empacada a los clientes del mercado El Porvenir, en Medellín, Colombia. 

Nos ayuda con lo del distanciamiento social”, señaló su dueña, María Natividad Botero. “Y a la gente le gusta mucho cuando le mandamos el perro”.

Hace años, Botero aceptó a regañadientes que el can se quedara en la familia tras la insistencia de su hijo para adoptar un perro, pero muy pronto se enamoró del cachorro. Y cuando abrieron el mercado hace cuatro años en el barrio de Tulipanes, Eros comenzó a acompañar a Botero y sus hijos a hacer entregas de abastecimientos.

El can de 8 años recibe comida y caricias como recompensa por su trabajo (AP).

Eros no conoce las direcciones, pero recuerda los nombres de los clientes que previamente lo han recompensado. Y con paciencia, ha aprendido a ir a las casas por su cuenta.

“Se sabe los nombres de cinco o seis clientes (...) Yo mando el mercado en la canasta con un recibo y me pagan por transferencia bancaria”, dijo su dueña.

Con los casos de coronavirus llegando a más de 3 mil nuevas infecciones por día en Colombia, los gobiernos municipales están imponiendo medidas de distanciamiento y limitando el número de días por semana en que las personas pueden ir de compras. Eso ha tornado a los trabajadores de entregas en una parte cada vez más importante de la economía.

Eros no sabe que se ha vuelto un trabajador esencial, pero está feliz de poder ayudar a sus dueños y colectar su paga diaria, que consiste en meriendas y masajes en su peluda cabeza. “Es un glotón a la hora de comer”, dice Botero. “No se va de la casa hasta que le den su mecato (merienda)”.

yhc

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