Bunny era una pequeña cachorrita pitbull cuando fue diagnosticada con tétanos. Su dueña tuvo que dejarla en el veterinario y renunciar a ella pues no iba a ser capaz de pagar su tratamiento, por lo que los médicos estaban buscando a una persona amorosa, comprometida y responsable que estuviera dispuesta a darle un hogar temporal para que tuviera una segunda oportunidad e intentar que se recuperara, en lugar de sacrificarla.
Eso no iba a ser algo fácil, pues Bonny estaba completamente paralizada, no podía mover ninguna parte de su cuerpo más allá de su hocico y ojos e iba a necesitar atención especializada y muchas muchas horas de rehabilitación, por lo que la persona que la cuidara tendría que dedicarle la mayor parte de su tiempo.
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Por suerte, Ali Thompson una amante de los perros, fue contactada y se enamoró inmediatamente de la pequeña pitbull cuando la vio y decidió que debía hacer todo lo posible por ayudarla a superar la enfermedad, que puede llegar a ser mortal.
Así, Ali tomó a Bunny, la metió en su carro y la llevó a casa en donde, con ayuda de su esposo le dio todos los cuidados especiales a la pitbull.
Rehabilitación para que volviera a moverse, alimentarla a base de papillas con geringas, cambiarle los medicamentos intravenosos, darle baños calientitos y sacarla cargando a disfrutar del pasto formaba parte de la rutina, que poco a poco fue rindiendo frutos.
Ali relatí a The Dodo que la primera señal de esperanza fue hermosa, pues como siempre, se acercó a Bunny para acariciarla un poco y ella, después de no poder moverse ni un poco, comenzó a menear su cola en señal de felicidad por la cercanía de su nueva mamá humana. Después de eso, todo fueron avances.
Poco a poco, Bonny comenzó a mover la cabeza y el cuello y pronto dejó de parecerse más a una cachorro real que a una estatua. El proceso fue lento y difícil, por lo que el día que Ali llegó del trabajo, y su esposo sacó a la cachorra al jardín y ella se paró en sus cuatro patas y fue corriendo hacia ella, la orgullosa mamá no pudo contener las lágrimas de emoción.
Poco a poco, todos los músculos de la pequeña Bonny comenzaron a funcionar de nuevo y ahora es una cachorra de lo más feliz que, además fue adoptada oficialmente por sus salvadores quienes, después de pasar todo lo que pasaron junto a ella, simplemente no pudieron dejarla ir.
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